Permisos de construcción sin medidas de mitigación

Permisos de construcción sin medidas de mitigación y corrupción provocan la ruina de urbanizaciones

 

Redacción: Viena Hernández

Tegucigalpa. – Se deben evitar los permisos de construcción en zonas donde los suelos no son los aptos para urbanizar, las medidas de mitigación y un plan de emergencia integral serían la mejor forma de evitar la destrucción de colonias por lluvias, evitando la costumbre de los gobiernos de solo apalear la situación de manera momentánea.

No debería esperarse ni siquiera el próximo año (2023) para comenzar a hacer estudios, pues estos nos indican cómo se comporta cada fenómeno en nuestro territorio para poderlo afrontar, señaló a Criterio.hn el geólogo Maynor Ruíz.

Maynor Ruiz, Geólogo de la UNAH

“Quizás muchas secretarías están llenas de estudios, pero nadie los aplica, lo primero es controlar la situación con quienes están en albergues y paralelo ir trabajando en planes estructurados, con Copeco, las municipalidades, hacer trabajos integrales”, expresó Ruíz.

Es necesario contar con lugares adecuados para reubicar a las personas, aplicar los reglamentos de construcción y normas territoriales, siendo esto en realidad tareas básicas.

El reordenamiento territorial debe ser pensando para ser funcional para los próximos 30 años, como mínimo, además, debería ser actualizado dentro de cinco años.

Hay mucho trabajo y la ausencia de profesionales está asociada a un color político, pero pensando en el país es necesario resolver la problemática, apuntó el geólogo.

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CASOS EMBLEMÁTICOS DE URBANIZACIONES FALLIDAS

En Honduras existen casos emblemáticos de zonas urbanizadas fracasadas, como la colonia Guillén, la cual actualmente cedió por la saturación de agua provocada por lluvias; Ciudad del Ángel, que cedió por ser erigida en zona inestable y Ciudad Mateo, el rostro de la corrupción, plasmado durante el gobierno de Rafael Leonardo Callejas (1990-1994).

Cada caso tiene sus particularidades, por ejemplo, al analizar la situación que dejó en el abandono a Ciudad Mateo, es que pese a estar en una zona geológica estable, sobre una capa rocosa, sin problemas de inundaciones ni deslizamientos de tierra, está ubicada aguas arriba de la represa de Los Laureles, dijo a Criterio.hn el geógrafo Carlos Sabillón.

Aunque se construyera una planta de tratamiento de las aguas de Ciudad Mateo, las aguas lluvias y las aguas negras siempre caerían y contaminarían la represa, aumentando la contaminación que recibe de Mateo, Las Tapias y otras urbanizaciones aledañas.

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“El problema de Ciudad Mateo es que la localización no es la mejor, fue una mala decisión haber urbanizado allí, fue una decisión arbitraria. Hay un proyecto desde muchos años de construir la represa Guacerique II, que, si se construye, Ciudad Mateo quedaría inundada”, explicó Sabillón.

El Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (Injupemp), perdió unos 275 millones de lempiras en el fallido proyecto de Ciudad Mateo, un monumento a la corrupción.

Sabillón, destacó que, en el caso de Ciudad del Ángel, La Ulloa y de colonias ubicadas cercanas, el principal problema, es que Loma del Pedregal es un volcán, toda la materia que la constituye es lava volcánica arcillosa y no está consolidada, es decir, no se ha convertido en piedra y absorbe mucha humedad.

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Debido a que esa zona aún se compone de lava volcánica arcillosa, las viviendas de colonias como La Guillén se caracterizaron por paredes agrietadas, estructuras hendidas, muros que han cedido, como sucedió en Ciudad del Ángel.

El fenómeno que destruyó a La Guillén, además de lo anterior, es que estaba construida en un plano de falla, con bastante inclinación y con mucha arcilla de origen volcánico, a la cual se le quitó la cubierta vegetal para construir casas.

Además, en La Guillén, no hay alcantarillado pluvial, ni sanitario, en su lugar, las personas han construido letrinas, pero las aguas se filtran en el suelo, produciendo los deslizamientos que llevaron a la destrucción actual.

En Tegucigalpa, según Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), hay entre 17 y 18 fallas geológicas, no obstante, ese no es el problema actual porque no se han movido, estas se activan cuando ocurre un temblor o un sismo en una de ellas.

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