La batalla por la justicia

País en riesgo, la ZEDE y el derecho de la gente

 

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

    a  Froylan Turcios y a Octavio, ahora al final

No se termina de entender bien ¿por qué estarían tan ansiosos de tener su propio gobierno (que presumiblemente les significará un costo adicional) la maquila y el turismo, los sectores que, aparte de la banca, han sido los más privilegiados por la política neoliberal? ¿Será que van a ahorrar suficiente exención para costear un gobierno completo? ¿Anticipan el fin? ¿Será que -como socios- andan buscando quedarse con un rincón de lo que pierdan?

Prospera, la primera Zona de Empleo y Desarrollo, ZEDE ha izado su pabellón en Crawfish Rock, Roatán, isla capitana del bayman. Epicentro de la industria turística, que ha jugado un papel estratégico en los últimos treinta años. Nada tímida, pregona su derecho a expropiar lo que no les vendan o alquilen de buena gana los vecinos. Ayer se publicó el inicio de obras de la nueva ZEDE Morazán, en la vecindad de Choloma, eje de la maquila, en la cual una cadena farmacéutica instalará sus fábricas y construirá vivienda en forma masiva, con su gobierno, pero aprovechando súper carretera, puerto, aeropuerto internacional, conexión eléctrica y telefónica sin más costo.

Y ¿por qué justo ahora? ¿Será para que dejemos de preguntar dónde está el dinero? Digo, el de la contribución política por supuesto. ¿Para qué nos olvidemos de la segunda vuelta y reformas reales y nos contentemos con los transitorios? Es tan escandaloso que no se vaciló.

No sé si quieren, con otro escándalo más fresco, cuyo impacto subestiman, distraer del verdadero problema. Que es la pandemia mortífera y el peligro del continuismo de un régimen de atrocidades y corruptelas, en que se han esfumado miles de millones y que pretende seguirle cobrando anticipos de impuesto a una economía quebrada, para seguir robando, cuando se esfumaron los fondos externos. Mientras se asesina a ambientalistas y periodistas, para aterrorizar al que se deje. No me llamo a engaño. Cuentan con la manipulación, la ignorancia y la desidia en que tan cuidadosamente han mantenido a gran parte de la población. Si no los toca en lo personal, muchos ignaros ni entienden ni se van a inquietar. Algunos seguirán aplaudiendo.

Diré poco más sobre el tema legal, porque los especialistas en materia jurídica -hondureños y extranjeros- han publicado ya sendos documentos definitivos. El asunto si bien es jurídico primero, al final del día es político.

Hay formas más sencillas y más complejas de definir la soberanía, como hace ver el análisis de coyuntura publicado el viernes por el Partido LIBRE, y titulado Las Zedes y el nacionalismo vendepatria[1]. Históricamente, el nacionalismo hondureño fue otro hijo natural de Manuel Bonilla, que lo engendró vendiendo la patria por pedazos a los bananeros que financiaban sus revoluciones. Por desgracia, el liberalismo del último siglo también fue un entusiasta rematador de concesiones de tierras, mares y cielos. La concesión es pecado original.

Aquí les gusta, y son muy hábiles para esconder las esencias de las cosas en una palabrería que en vez de explicar distrae, oculta o encubre. Con distintas argucias se ha querido negar que la ZEDE comporta una cesión de soberanía. Pero es un nuevo tipo de concesión, más perfecto que sus antecesores.[2] La definición clásica del libro de texto de soberanía dice que es la calidad o propiedad del Estado que tiene: 1. Autoridad o jurisdicción 2. Control material de un territorio 3. Control de la población (que entra y sale de él) y 4. Control exclusivo del uso de la fuerza para hacer efectivo lo anterior. Si la ZEDE goza de estas atribuciones, y por supuesto goza de ellas, tiene soberanía.

Que rige la Constitución aseguran. Pero la ZEDE sustituye a los poderes del estado en sus atribuciones, que concede a un particular.  Suplanta al Ejecutivo en la representación externa, en la gobernación y justicia interior, en la provisión de seguridad, educación y salud. El Legislativo le delega su función de emitir leyes y de decretar impuestos y al Judicial la ZEDE lo desplaza en la función de fallar justicia, determinar culpa o inocencia, penas y otros procedimientos. ¿Extradiciones también?

Mejor no entremos a una discusión esencialista, porque -en la práctica- uno podría discutir si Honduras ha tenido esa clase de soberanía. ¿Tiene jurisdicción real una nación que solamente procesa un 4% de los crímenes más graves, los homicidios que se cometen en su territorio? ¿Tiene Honduras control de su territorio insular o de la Costa Oriental, de donde entran y salen a su libre arbitrio, géneros, vehículos y personas ajenas? Si supone un monopolio de la fuerza, ¿tiene control exclusivo de la fuerza una nación en que hay más guardias de seguridad privados, y más delincuentes armados que agentes del orden público, incapaces de asegurar esa condición en la práctica, aunque sirven eficazmente al propósito de la represión? No soy dogmático. Pregunto. Como en aquella ocasión pregunté y ¿por qué no mejor hacemos un país modelo?

  1. Romer el teórico original me explicó. No puedes cambiar las constituciones y las cúpulas. Pero si lo que impide el desarrollo y estanca el crecimiento es una casta que se auto gratifica con privilegios y monopolios, y una perversa jurisprudencia, arbitraria, compras la concesión en una circunscripción limitada, establecer reglas claras y generas una nueva dinámica, como la de las antiguas ciudades renacentistas o colonias europeas en Asia, ¿a inicios del s. XX?

Bueno, le bromeo, consígueme el abasto de leche fresca ahí ¡y te apoyo! Porque si atiendes al sentido común, el chárter, la concesión, es un privilegio que se reproduce en vez de cancelarse, qué es lo que urge.

Ahora, cuando inicialmente se planteó la ocurrencia, se dijo que estarían en zonas yermas despobladas. Pensé por un segundo que sí, en efecto, había aspectos y geografías en que la soberanía hondureña era tan eminentemente deficiente, ¿las jurisdicciones modelos podrían ser recursos para, justamente -mediante su cesión temporal y teórica- reivindicar al menos en forma intermediada una posesión que hoy solo es una entelequia, y animar un desarrollo inteligente de lo amenazado?

A saber, si ubicas una Zede, obligada a asumir los compromisos internacionales del estado concesionario en todas las materias, lo ubicas en por ejemplo El Cisne, hoy abandonado, o incluso en Barbereta, que ya es ajena, o entre Guaimoreto y Santa Rosa de Aguán, o en un pantano recóndito sin manglar en una desembocadura al Sureste de Monjarás. O allá, donde estaban en los 80’s las bases de la contra de Reagan sobre la frontera riverina…no afectarían a nadie ¿Qué cosa se podía perder? ¿Y pudiera ser interesante? ¿Cubrir el flanco?

Pero claro ahí, en esa clase de despoblado, de verdad habría que invertir, al menos en saneamiento y mitigación medioambiental, infraestructura de comunicación y transporte, puertos y aeropuertos nuevos y en sistemas de servicios. Y luego en sueldos y amenidades para atraer y arraigar a futuros colonos, generando espacios de convivencia. Pero es que resulta más fácil agarrarlos inconfesos estableciendo la concesión sobre los terrenos, poblaciones, propiedades y hogares ancestrales. Comunicados por tierra y por mar, con muelles y faros y servicios instalados. ¡Es más rentable aprovechar la infraestructura construida con préstamos que no terminamos de pagar y que no ayuda a amortizar la maquila!  Rápidamente, les arrebatas su patrimonio y proclamas que es inversión. ¡Si son sinvergüenzas estos majes! ¡Sí nos desprecian!

Ha habido ya antes pruebas históricas para los diputados y los magistrados hondureños, pero creo que ha llegado la más obvia, la más sencilla, para los partidos de oposición y sus líderes, para todas las organizaciones. En Roatán la gente indignada se organiza en una mesa de resistencia y reclama la solidaridad.

Me ha conmovido su sentimiento y su disposición valiente a la lucha. Los isleños que hace décadas le dan el triunfo -en la municipalidad y en el congreso- al Partido Nacional, van a saber muy pronto quién los vendió. En otro tiempo, LIBRE proponía derogar la ley de las Zedes y su aliado Nasralla lo suscribió igual. ¿Pero hoy? No veo aún el posicionamiento de los candidatos, dos semanas después de que el nuevo escándalo irrumpió y trascendió hasta en medios vendidos.

El PINU ha hablado. Pero no he visto en la red un posicionamiento de ese liderazgo tan locuaz, que de tanta infamia se ocupa, cuando se comete alta traición a la patria. ¿Qué pasó con la U.D. descendiente del otrora combativo Partido Comunista? ¿Con la Democracia Cristiana que fundó un Hernán Corrales?

No he escuchado una protesta ni siquiera insinuada de parte de los defensores del territorio patrio, designados por la Constitución de la República. ¿Dónde están tus soldados Honduras? ¿Qué se hicieron los nacionalistas de verdad? ¿Los patriotas? ¿Qué dicen ahora los que se desgañitan defendiendo al señor presidente y al partido de la estrella solitaria? ¡Tan solita la patria de esa estrella! ¡Tan apagada esa luz! Será que el pueblo organizado, ¿también se va a quedar quieto y callado, mientras empalado, le quitan el país por pedazos, como en la antigua tortura del sándalo a vista y paciencia de todos y de una comunidad mundial que se ríe? ¿Dónde estás juventud, que ya no crees? Pero en cambio sí he escuchado a los inversionistas de Prospera anunciando su intención de apoderarse de todo el país y he leído la visión de Massimo Mazzone de hacer desaparecer el estado nación, sustituido por una miríada de circunscripciones privadas. ¿Acaso es esto lo que pronosticaba Yuval Noah Harari, el célebre historiador y antropólogo hebreo, que hace casi diez años predijo que Honduras desaparecería antes del 2050?

[1] Gerardo Torres Zelaya, Las Zedes y el nacionalismo vendepatria, LIBRE

[2] Y las zonas industriales, A lo largo del siglo XX las concesiones que nunca se habían practicado en EUA, conformaron la política estadounidense en América Latina.

 

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
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