Por: Mario Cooper
El término outsider no precisa una definición universal y absoluta, el concepto que encierra quiere significar que se trata de una persona que no ha trascendido en la política, sin pasado en esa actividad, que viene de afuera, que incursiona como un personaje nuevo, refrescante, alternativo y generalmente pertenece a un sector diferente donde se ha ganado su reconocimiento, ya sea el arte, academia, deporte, farándula, etc.
Si echamos un vistazo a nuestra región en el curso del nuevo milenio han aparecido diferentes líderes políticos outsiders como Danilo Medina, Collor de Mello, Bucaram, Caldera, Toledo, Ollanta Humala, entre otros, que explotando su carisma y aprovechándose de la crisis partidista, económica, política y social surgieron como la promesa de salvar a un empobrecido y débil Estado.
Este fenómeno en política también se conoce como el Voto de Castigo y es una de las explicaciones por las que llegan los outsiders al poder, es decir, novatos que nunca han ocupado un cargo público.
Por lo general, los outsiders brotan en sociedades políticas con instituciones débiles, desacreditadas y donde la ciudadanía desconfía de los partidos políticos y sus líderes. El sentimiento de malestar que experimentan los ciudadanos es el caldo de cultivo para que germinen personajes que encarnan la anti política, que desde afuera de esta, se autodenominan reformadores en un sistema político corrupto.
En el caso de Honduras, desde el Golpe de Estado, puede decirse que los candidatos outsiders están en ascenso como lo fue Salvador Nasralla en el 2013 y Luis Zelaya en el 2017, quien hoy ostenta la presidencia del Partido Liberal de Honduras.
Recientemente se ha lanzado la precandidatura presidencial del defensor de derechos humanos, Wilfredo Méndez González en el Partido Libertad y Refundación (Libre) y se habla de las posible candidaturas de la presidenta del Colegio Médico de Honduras, Suyapa Figueroa y del periodista Renato Álvarez, ambos por el Partido Liberal, aunque ninguno se ha manifestado al respecto.
En el caso de los Estados Unidos, Donald Trump es un ejemplo de outsider. Pese a ser conocido por su enorme fortuna y su personalidad de showman, antes de llegar a la presidencia nunca había ocupado cargos públicos. Sin embargo, movía sus hilos del poder como uno de los grandes contribuyentes de campañas políticas, tanto de republicanos como demócratas. Un caso similar fue el del ex presidente de Perú, Fujimori. Antes de convertirse en mandatario, fue anfitrión de un programa televisivo y se desempeñó como profesor y rector de la Universidad Nacional Agraria.
Según Melisa Echeverri de Monudual, el gran valor de estos personajes es que se salen del marco del político tradicional, una imagen con la que los ciudadanos ya tienen un sesgo, pues asocian a los políticos tradicionales con corrupción y deshonestidad. Por lo tanto, los outsiders aparecen como una renovación a ese sistema político viciado y esa es una gran oportunidad para comunicar a los ciudadanos. Cuando el outsider es una persona común, se valora su empatía y se genera identificación con sus experiencias y cuando es un empresario, se admira su capacidad para liderar y producir rentabilidad en una empresa.
Sin embargo, por más que se renieguen de los partidos, la realidad es que sus estructuras siguen siendo imprescindibles para llegar al poder y aún más para gobernar.
Así mismo, para Jerónimo Giorgio de El Observador, el primer y mayor de los riesgos de un outsider es la inexperiencia y desconocimiento de estos personajes en liderar un país y conformar gobiernos sólidos. El segundo, es la posibilidad de que estos personajes, sobre todos los surgidos de la televisión, como el expresidente Jimmy Morales de Guatemala, desarrollen campañas con objetivos autos promocionales y terminen de banalizar la actividad política. Otro riesgo es la erosión que provocan en los sistemas debido a que fraccionan y polarizan la política, lo que lleva a la conformación de parlamentos híper fragmentados y gobiernos débiles que giran en torno al líder. Y por último es el sobredimensionamiento del personalismo, populismo, improvisación y demagogia durante su gestión.
Por lo tanto, este tipo de debate es uno de muchos más, que puede analizarse desde la perspectiva del poder, del partido gobernante, de la oposición, de las tradiciones institucionales del país y de los ciudadanos con elementos que debemos considerar, junto con las ventajas y desventajas, siendo una forma que le permite a las personas calificar en las urnas el trabajo de quienes los representan. No se duda de sus bondades, pero también hay que considerar el otro lado de la moneda y ponderar sus beneficios.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
7 respuestas
Señores, que pena!!! En este momento urge solucionar las necesidades inmediatas: salud y economía familiar, no digamos la del mundo!!! Esas candidaturas lejos de aportar solución, vienen a formar enorme DISTRACCIÓN para que no veamos objetivamente lo que nos debe importar. Recuerden que este termino se acuna como la «caja china», pan y circo según los romanos, entretener a los incautos. Joh y su gabinete manda sondas para desviar la atención, igual cuando contrató (sin que ellas lo supieran) a las hermanas Eva y Lorelay Fernández para que sus credenciales electorales, las usaran sus partidarios y eliminaran a Papaito (niño del caramelo) Ricalva.
Excelente análisis Sr. Cooper. Buen amarre en la historia.
En lo personal considero que el abogado Wilfredo Méndez puede ser una opción política muy interesante. Su trayectoria como fiscal del Ministerio público con su postura Anticorrupción que lo llevó a enfrentar a sus propios colegas dentro de la fiscalía en la huelga de los fiscales como se conoció en esos momentos y que marco una ruta de lucha social en demanda de esclarecer grandes actos de corrupción e impunidad y que el abogado Méndez tuvo el valor moral y ético de ser parte de esos fiscales valientes y honestos que realmente querían justicia en la sociedad hondureña.
A lo mejor no cuenta con carrera política de trayectoria, pero si lo mueve el espíritu de justicia y solidaridad.
No es ingenuo y sabe el terreno en el que está parado, sabra definir estrategias y consolidar un equipo humano bien capacitado y de loables perfiles que le podrán asesorar y ayudar a dirigir los destinos del país por las sendas de la justicia y solidaridad social.
Wilfredo nunca ha sido fiscal, en el momento de la huelga de fiscales el era director del Pinu Sd, está confundiendolo, debería de investigar más sobre el y las denuncias de acoso sexual que tiene.
Hola. La persona que el señor Alberto describe es el abogado Victor Fernández, litigante de casos en favor de comunidades afectadas por el extractivismo, acompañante cercano de las luchas del pueblo indígena Tolupan, ex Fiscal del Ministerio Público que lideró la huelda de hambre de fiscales contra la corrupción, apoderado legal por Copinh en el caso de Berta Cáceres y una extensa hoja de vida de lucha. Ojalá una persona como Víctor Fernández fuese candidato presidencial, pero por ahora es uno de los más insignes luchadores sociales de nuestro país.
Buen análisis Mario Cooper, necesario para contribuir a la formación de conciencia y de masa crítica que nos ocupa y necesitamos. El empirismo, no importa de donde venga siempre nos mantendrá en el desastre. Un abrazo a la distancia
Muy buenas opiniones
Por ahí viene otro outsider; Roberto Contreras, de Power Chicken. A estas alturas ya es muy prematuro para El ostentar una posición legítima en el gobierno debido a la crisis planetaria que vivimos actualmente. Sin embargo, el pueblo necesitará alimentos y por ahí El deberá comenzar a hacer política, para ganar popularidad. Asi funcionan las cosas en nuestro amado pais; triste realidad.
Te felicito por el artículo, muy minucioso en tus comentarios. Sigue adelante, nunca te detengas. Saludos cordiales. Frank Canales.