Estado genera violencia en proceso electoral

“Opción B”: una franca violación a la desnutrida democracia de Honduras

Por: Redacción CRITERIO.HN

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Tegucigalpa. – Para las elecciones generales de noviembre próximo se ha estado hablando de una posible alianza entre los partidos de oposición, y para ello Xiomara Castro de Zelaya convocó a una reunión donde solamente asistió el candidato liberal Yani Rosenthal. Los demás aspirantes se negaron a asistir argumentando que no quieren una alianza con Rosenthal porque es un exconvicto que purgó pena en los Estados Unidos por lavar dinero del grupo de narcotraficantes denominado “Los cachiros”.

Tras un par de semanas de promesas de alianza y expectativas ante el pueblo hondureño, que ve en una alianza de oposición la única esperanza de sacar al Partido Nacional del poder, no se concretó nada y ahora surge la propuesta de una “opción B” similar a la que se dio en 1985 cuando se hizo la suma de los candidatos nacionalistas y liberales y dio como resultado que el liberal, José Simón Azcona, se convirtiera en presidente para el periodo 1986-1990.  De todos los candidatos, el nacionalista y extinto expresidente, Rafael Leonado Callejas, obtuvo el mayor número de votos, pero el pacto antes descrito impidió que se alzara con el triunfo.

Arístides Mejía del equipo de campaña de Yani Rosenthal es uno de los promotores de la “opción B”, quien defiende la propuesta argumentando que Honduras vive una crisis política desde hace más de 10 años, que comenzó con el golpe de Estado a Manuel Zelaya en junio de 2009, continuó con la destitución de la Sala de lo Constitucional por parte de Juan Hernández, después los fraudes de 2013 y 2017 y finalmente con la reelección ilegal del actual mandatario.

Esa reelección ilegal hace que el mandato de Hernández se desarrolle con falta de ilegitimidad de origen lo que hace que le sea difícil gobernar a tal grado que, en este momento, el presidente tan solo es apoyado por el 8 % de la población de acuerdo con una encuesta que está en manos de la gente de Yani Rosenthal, dijo Mejía.

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La democracia es el sistema de las mayorías y son ellas quienes dicen quién quiere que gobierno o quien no quiere que gobierne, resaltó Mejía tratando de justificar su presentación de la “opción B”.

Mejía señaló que Honduras vive un momento crucial, porque a pesar de que venimos de una crisis, se ha mantenido el mismo obsoleto sistema electoral que estaba concebido para cuando existía el bipartidismo que quien ganaba, lo hacía con el 51 % o más y eso le daba legitimidad.

Luego con el surgimiento de otros partidos como Libertad y Refundación (Libre) y el Partido Salvador de Honduras, son ya cuatro las fuerzas políticas con los partidos Liberal y Nacional y se requiere de una segunda vuelta, dijo Mejía.

A raíz del fraude electoral de 2017 en Honduras se ha venido hablando de la necesidad de implementar reformas electorales para legitimar la elección en el nivel presidencial. Entre estas reformas se ha planteado la segunda vuelta electoral o balotaje y el voto electrónico, pero ninguna ha tenido eco en el Congreso Nacional, que es controlado por el oficialista Partido Nacional y tampoco se han alcanzado acuerdos entre los partidos de oposición al respecto.

LA OPCIÓN B

Ante ese panorama, dice Mejía, hay que buscarle una salida política al problema que vive Honduras, y es y debe ser una salida política porque es un problema político tal como el que se vivía en 1985 cuando fue implementada por primera vez la “opción B”.

En aquel entonces (1985) estaba por darse un golpe de Estado y se buscó un pacto nacional para darle una salida a la crisis que vivía Honduras, señaló Mejía.

Actualmente se ha distorsionado la democracia en el país y no se ve una salida viable, por esa razón hay que buscarle una salida democrática y debe ser una solución política porque es un problema político, recalcó Mejía.

La actual ley electoral es una fuente de contradicciones porque señala que se pueden dar alianzas entre los partidos políticos, pero debe ser antes de las elecciones generales y que quienes participaron en las elecciones primarias deben renunciar y dejar como inválidos los votos de quienes fueron a votar por ellos.

Otra norma dice que las alianzas pueden darse antes de las primarias, pero otra norma lo contradice al manifestar que, si una facción de un partido exige elecciones internas, entonces deben celebrarse. Entonces es falso que se pueden dar las alianzas antes de las primarias.

Esos entuertos y la falta de una nueva ley electoral que incluya la segunda vuelta o balotaje generan la crisis política que hace que Yani Rosenthal proponga la Opción B en donde habrá una alianza de dos o tres partidos que irán a elecciones y al final se contarán los votos para saber cuál de los candidatos sacó más votos y ese esa sera el presidente al sumarle los votos de los candidatos que queden en segundo y tercer lugar.

Esto es paras suplir la segunda vuelta a la que se han negado los nacionalistas obstruyendo la democracia, apuntó Mejía.

OPCIÓN B SIN ASIDERO LEGAL Y SIN APOYO POLÍTICO

Para el dirigente de Libre, Ernesto Paz Aguilar la “opción B” es improcedente y es una regresión de la democracia. Lo que debe hacerse es aprobar la nueva ley electoral que debe contener dos elementos principales: Segunda vuelta y voto electrónico.

De esa manera se resuelve el problema, sentenció Paz quien agregó que no se necesita ratificar en una segunda legislatura la reforma electoral de segunda vuelta.

Paz Aguilar dijo que la según da vuelta es algo que no tiene vuelta de hoja, debe aprobarse ahora o se hará en el 2025, pero no se puede seguir postergando su aprobación.

A juicio del abogado Fausto Cálix, directivo del Colegio de Abogados, la famosa “opción b” que plantea Yani Rosenthal no tiene fuerza jurídica, no está contemplada en la Constitución ni en ninguna otra ley hondureña, por lo tanto, no tiene asidero jurídico, lo que la convierte en una ilegalidad.

El diputado nacionalista Reynaldo Ekónomo escribió en su cuenta de Twitter «Yo siempre he estado a favor de las reformas electorales, son necesarias, el Partido Liberal anda con ideas fuera de las leyes como el «Plan B».

«Esa propuesta de la opción B no tiene ningún sustento legal y si no tiene ningún sustento legal significa que de nuevo se va a ir al Congreso Nacional a buscar regular una opción sin que las partes lo acepten», indicó la concejal del Consejo Nacional Electoral Moncada.

Moncada señaló que la figura de la opción B para las elecciones generales programadas para el 28 de noviembre de 2021 es una arbitrariedad y no descarta que el tema sea un distractor para generar caos al organismo que dirige los procesos democráticos en el país.

“La figura de la opción B para las elecciones generales es inviable desde el punto de vista jurídico legal”, apuntó de manera tajante Rixi Moncada.

El dirigente nacionalista Fernando Anduray, dijo que la ‘’opción B es una cosa que no tiene pies ni cabeza y por lo tanto no la vamos a respaldar”.

Esa es una propuesta de la oposición que lo único que demuestran es su incapacidad de organizarse y además refleja que están conscientes que no le pueden ganar al Partido Nacional y por eso andan buscando artimañas para ver cómo ganar las elecciones, puntualizó Anduray.

La candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro, ha manifestado que esa propuesta es improcedente y que no tiene asidero jurídico y tampoco tiene consenso político.

Entre tanto el expresidente y coordinador de Libre, Manuel Zelaya, manifestó en su cuenta de Twitter: “la opción B de 1985 fue producto de un consenso nacional entre fuerzas militares, políticas, sociales y económicas para resolver crisis constitucional entre los 3 poderes… La propuesta conocida como opción B no resuelve, crea crisis”.

La política en Honduras se debate en una de sus peores crisis que denota división y ambiciones personales, contrario a lo que se dice ante las cámaras, micrófonos y redes sociales, donde los políticos y hasta los refrescados outsider, hablan de la imperiosa necesidad de sacar del poder a la “narcodictadura”.

A pocos días de la convocatoria a elecciones generales por el Consejo Nacional Electoral (CNE) una alianza electoral es imposible y la “opción B”, será otra aspiración que fue bateada por los mismos políticos tradicionales, que ven esta propuesta como inconstitucional y que en vez de construir termine de hundir al país.

Los días avanzan y el oficialista Partido Nacional aventaja estrechamente a sus contendores, según una encuesta realizada entre el 26 de abril y 7 de mayo por el Centro de Estudio para la Democracia (Cespad), con un margen de error de 2.88 % de un total de 1,888 muestras de encuesta.

La encuesta ubica a Nasry Asfura del Partido Nacional con un 14.9 %, seguido de la candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre) Xiomara Castro, con 11.7 %. Mientras Salvador Nasralla del Partido Salvador de Honduras aparece con 7.9 % y Yani Rosenthal con 6.6% y el 7.6 % respondió que votará por otro candidato.

Pero lo más llamativo de este muestreo es que el 51.1 % de los consultados respondió que no sabe o no respondió. Este dato llama la atención porque concluye que más del 50 % de la población está indecisa.

En los últimos días han aparecido en el ruedo político el sociólogo y comunicador social, Milton Benítez, conocido como el “Perro Amarillo”. Benítez, quien es furor en las redes sociales por sus enfoques frontales contra el poder corrupto, se ha propuesto recoger 100 mil firmas y sobrepasar el 2 % de los votos válidos alcanzados en la última elección que exige la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas.

Asimismo, el capitán en condición de retiro, Santos Rodríguez Orellana, el militar que reveló la participación del hermano del presidente hondureño, Juan Antonio “Tony” Hernández, en el narcotráfico, también anda en busca de firmas para inscribir su candidatura bajo el Movimiento Independiente de Dignidad y Esperanza (MIDE).

 

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