Nahún Cálix, dos décadas en la alcaldía de Marcovia: ¿resistencia o resignación en el pueblo?

El alcalde más joven de la historia de Marcovia suma casi dos décadas en el poder y admite que el municipio “está estancado”, pero culpa al sectarismo político de obstaculizar el apoyo estatal que impulse las grandes obras.

Entre acusaciones de clientelismo, manipulación política y la ausencia de proyectos estructurales, se mantiene una pregunta clave: ¿por qué sigue ganando las elecciones un alcalde al que muchos dicen no querer?

Esta publicación corresponde al especial “Caciques de la Comarca” producido por Criterio.hn y difundido por Radio Progreso en el marco de una alianza de colaboración.

Texto: Breidy Hernández
Edición: Emy Padilla

Fotos: Jorge Burgos

Tegucigalpa, Honduras. – En Marcovia, un municipio pesquero del sur de Honduras, se libra una silenciosa contradicción política: mientras su alcalde, Nahún Calix, admite que la localidad “está estancada”, busca un sexto periodo consecutivo al frente de la municipalidad y asegura que este será su último mandato. 

Tras veinte años en el poder, atribuye la falta de grandes obras a la ausencia de apoyo estatal producto del sectarismo político. Sin embargo, en las comunidades la narrativa es muy distinta: vecinos de Guapinol, Villanueva, Monjarás y Cedeño hablan de abandono, colapso de servicios básicos y promesas que, dicen, solo regresan en época electoral.

Nahún Cálix
Nahún Cálix asegura que estas serán las últimas elecciones en las que participará. (Foto: Criterio.hn-Jorge Burgos).

Calix, quien ganó su primer periodo en las elecciones de 2005 con 6,127 votos, convirtiéndose, en enero de 2006, en el alcalde más joven de Honduras, con 28 años, reconoce que el desgaste es «natural» en cualquier administración prolongada. «Gracias a Dios con la continuidad hemos logrado mucho en nuestro municipio», afirma, citando como principales avances la electrificación del 98% de la zona y la mejora en servicios de agua potable, aunque admite que «el municipio se ha estancado» y que las grandes obras siguen sin concretarse por falta de apoyo del gobierno central.

Entonces, ¿cómo ha logrado sostenerse veinte años pese al visible malestar social y la falta de resultados? Para dar respuesta a esta pregunta, Criterio.hn visitó el municipio de Marcovia, a 150 kilómetros de Tegucigalpa. La respuesta tiene matices políticos, sociales y culturales, los que fueron expuestos tras contrastar su versión con los testimonios de los pobladores.

Criterio.hn inicialmente insistió para concretar la entrevista con el alcalde, incluyendo una visita a la municipalidad, pero el edil se encontraba de viaje en China en gestiones relacionadas, según explicó, con una nueva cooperación internacional. Posteriormente, la entrevista se logró de manera virtual. 

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EL DISCURSO DEL ESTANCAMIENTO Y LA CULPA EXTERNA

En la entrevista con Criterio.hn, Nahún Calix sostuvo que las principales obras están fuera del alcance de la municipalidad por restricciones presupuestarias y por la falta de apoyo del gobierno central. “Hay obras que ya no están bajo la capacidad financiera de nosotros y se necesita y urge el acompañamiento del gobierno y me ha tocado estar en el gobierno no de mi partido, y lastimosamente aquí en el país aún se ve el sectarismo político, y no hay el apoyo en obras que necesita el municipio, el acompañamiento de los gobiernos, de todo, no solo de este, de todos los gobiernos que han pasado”, afirma. 

Cálix asumió la jefatura municipal de Marcovia en 2006 durante la administración liberal de Manuel Zelaya Rosales, de su mismo partido, y ha continuado en el cargo, transitando por el gobierno de facto de Roberto Micheletti (28 de junio 2009 al 27 de enero de 2010). Luego siguió con los tres gobiernos del Partido Nacional (2010 al 2022) y en la actualidad con la administración de Xiomara Castro del Partido Libertad y Refundación (Libre) (2022-2026).

Nahún Cálix

El edil busca nuevamente la reelección, con la esperanza de conseguir finalmente el respaldo necesario para proyectos clave como carreteras, infraestructura turística y servicios básicos. Cree que encontrará nuevamente el apoyo de la población, porque su candidato, Salvador Nasralla [del Partido Liberal], será el próximo presidente.

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Nahún Cálix expresa su confianza en que Salvador Nasralla triunfará en las elecciones de noviembre, una victoria que, según afirma, marcaría un antes y un después en su sexto mandato como alcalde de Marcovia. (Foto: Criterio.hn-Jorge Burgos).

“Hoy usted me puede preguntar a mí, ya después de 20 años, prácticamente, yo se lo voy a hablar con honestidad, siento que el municipio se ha estancado porque hay obras que ya no están bajo la capacidad financiera de nosotros”: Nahún Cálix, alcalde de Marcovia, Choluteca.

LA MIRADA DE LA COMUNIDAD: PROMESAS Y ABANDONO

Sin embargo, este relato oficial dista mucho del sentir en los barrios, aldeas y caseríos. Un ejemplo del malestar son los habitantes de la comunidad de Guapinol, a unos cuatro kilómetros de Monjarás, la zona de mayor auge económico de Marcovia. El camino hacia esta aldea pesquera es de tierra, en el trayecto está una hacienda propiedad del alcalde, cañeras, meloneras y principalmente camaroneras. En esta localidad, denuncian que el alcalde solo aparece «en campaña política» y señalan la precariedad en servicios básicos y las reparaciones de las calles corren por cuenta de los empresarios que tienen sus camaroneras y plantaciones de caña. 

Nahún  Cálix
Entrada a la hacienda del alcalde, Nahún Cálix, camino a la comunidad de Guapinol. (Foto: Criterio.hn-Jorge Burgos).

“Usted mira esta calle ahora así (arreglada) es porque un empresario la ha mandado a arreglar, pero por parte del alcalde que se frieguen (arruinen) los carros”, relata Wilson Flores, mientras nos dirigíamos a Guapinol. Criterio.hn estuvo en la zona a finales de enero de 2025 y el deterioro de la calle era evidente. Pero, en una nueva visita a finales de julio, las condiciones de la carretera habían mejorado, tras la intervención de las empresas agroindustriales que operan en la zona.

En el caserío de Villanueva, cercano a la aldea Guapinol, la pobreza salta a la vista. Las viviendas, improvisadas, construidas con ramas secas y lonas de plástico, son prueba palpable del abandono. Aquí hay 46 casas, sin acceso a servicios básicos: no hay letrinas, ni sistema de energía eléctrica que ilumine sus noches.

Los pobladores aprovechan todo tipo de material para contrarrestar el aire o la lluvia. (Foto: Criterio.hn-Jorge Burgos).

Alva Peralta, vecina del lugar, describe un panorama de carencias agravado por la indiferencia de las autoridades municipales. Recuerda que, desde la pandemia de la covid 19, solicitaron un proyecto de electrificación que aún no ha recibido respuesta.

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 En su mayoría, las viviendas de este caserío están forradas con pedazos de plástico.  (Foto: Criterio.hn-Jorge Burgos)

Más de 200 personas —distribuidas en las 46 viviendas que hay en la comunidad, muchas compartidas por varias familias— continúan viviendo a oscuras. Nosotros no tenemos un proyecto de letrina –que es muy necesario, no tenemos un proyecto de vivienda. No tenemos un proyecto, aunque sea de techo, de piso, no lo tenemos. O sea, aquí es un no. ¿Me entiende? No tenemos respuesta, lamenta la mujer de 48 años, y quien se dedica a la extracción de curiles, una especie de moluscos bivalvos.

Alva asegura que el alcalde Nahún Cálix solo visita la comunidad en tiempos de campaña y que, una vez obtenido el voto, las promesas se desvanecen.

Las familias del caserío de Villanueva cuentan con agua en sus casas, pero aún no está potabilizada, solo es que el líquido llega por tuberías, como ocurre en la mayoría de los hogares de Honduras. Tampoco cuentan con energía eléctrica. 

Alba comenta que Nahún Cálix al igual que los demás políticos llegan a la zona en búsqueda de los votos en tiempos de campaña electoral. Pero, ella no entiende a qué llega, pues no puede seguir prometiendo lo que nunca ha cumplido. Con 15 años de residir en el lugar, afirma no haber recibido un beneficio municipal y califica al edil como ausente y desconectado de la población: “La pobreza es porque él no se hace presente. Él no dice, «aquí estoy para mi pueblo, entonces eso duele mucho”, lamenta la mujer, jefa de familia.

En el corazón comercial de Marcovia, Monjarás, la comerciante Kadis Moreno dice haber visto la misma rutina durante 20 años. “Pues mire, aquí en Monjarás solo en tiempo de elecciones mira que tal vez ya andan poniendo una lamparita, que andan medio raspando las calles, pero yo no le miro mejoría”, señala. 

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Kadis Moreno (izquierda) comenta a la periodista Breidy Hernández (derecha) que, pese a cumplir con el pago anual de impuestos, no percibe avances en el desarrollo de Monjarás.  (Foto: Criterio.hn -Jorge Burgos)

Añade que las promesas recurrentes de mejora nunca se cumplen, y que la pobreza sigue marcando la vida local.

En la entrevista que Criterio.hn tuvo con Calix, se le señaló el malestar y las peticiones de la ciudadanía, pero él atribuye estas percepciones de las poblaciones a “motivaciones políticas”. Es que depende con quién platique, todas las comunidades de este municipio tienen por lo menos una, dos, tres obras de este servidor”. Sostiene que, si se consulta a representantes comunitarios, sí se evidenciarían los proyectos ejecutados. Sin embargo, los mismos pobladores señalan que los patronatos trabajan a favor del alcalde e incluso que influyen para restarle responsabilidad cuando la población exige respuestas.

El docente, Wilson Flores, refiere que representaciones patronales como la de Guapinol y Monjarás se han perpetuado en el poder, igual que Nahún Calix. Sin acusar a nadie, el profesor dice que los cargos en los patronatos sirven para que algunas personas se lucren personalmente utilizando a las comunidades.

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El círculo de la permanencia: ¿política clientelar y manipulación?

Kadis Moreno no comprende cómo Nahúm Calix ha logrado mantenerse casi 20 años en el poder. Asegura que su permanencia no se explica por la compra de votos, sino por la manipulación política ejercida desde la estructura municipal. Cada empleado tiene que conseguirle votos. Y Nahuncito, Nahún tiene muchos empleados. Él tiene muchos empleados. Los líderes, los líderes de las comunidades, ellos manipulan a la gente”, sostiene.

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 Monjarás destaca como una de las aldeas con mayor inversión privada y movimiento comercial en la región, consolidándose como centro financiero de Marcovia.  (Foto: Criterio.hn -Jorge Burgos).

Moreno afirma que, más allá de los discursos oficiales, no ve mejoras tangibles en su comunidad. Monjarás enfrenta una serie de problemas estructurales que afectan directamente la calidad de vida de sus habitantes y comerciantes. 

Entre las principales problemáticas destacan la falta de agua potable, que obliga a muchos a comprar botellones, mientras familias vulnerables dependen de pozos inseguros; los cortes constantes de energía eléctrica, que además encarecen el servicio y dañan los productos de quienes tienen negocios; y la falta de mantenimiento en espacios públicos como la plaza cívica, que permanece abandonada, sin juegos ni infraestructura adecuada y se inunda cada vez que llueve. 

A estos problemas se suma la insuficiencia de alcantarillado y la percepción generalizada de que, pese a ser la zona que más impuestos genera en Marcovia, las obras y mejoras solo llegan de manera superficial y casi siempre en tiempos de campaña electoral. 

Pese a la precariedad y a que, según ella, “en cualquier comunidad abundan comentarios de que no lo quieren”, Calix sigue ganando las elecciones. “Él (Calix) promete todo eso y no lo cumple. No sé qué está prometiendo en estos cuatro años que va religiéndose, porque realmente no sé qué está prometiendo porque para mí ya todo lo prometió y no lo cumplió. Yo no entiendo por qué la ciudadanía sigue en lo mismo”. Moreno se pregunta si esto se debe a la venta de votos o a la manipulación en el conteo. 

De cara a las elecciones generales, Kadis Moreno, al igual que los demás entrevistados, espera un cambio. Yo espero que haya un cambio, porque sí lo necesitamos, necesitamos un cambio”. Criterio.hn también visitó otras aldeas, como Cedeño, un sitio pesquero ubicado a orillas del Golfo de Fonseca, dentro del municipio de Marcovia. Su economía y su vida diaria están ligadas a la pesca artesanal y a un turismo que, pese a la degradación ambiental, sigue llegando a sus playas.

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 Los escombros de lo que hace unos años atrás eran casas permanecen en la playa, la última marejada fue en junio y con ello el mar avanzó. (Foto: Criterio.hn-Jorge Burgos).

En las últimas décadas esta comunidad se ha convertido en un símbolo nacional del impacto del cambio climático, la erosión costera acelerada y el desplazamiento forzado por factores ambientales. En esta aldea dialogamos con pescadores quienes señalan que la permanencia de Nahún Cálix en la municipalidad se debe a la compra de votos y al clientelismo político, evidenciado con las ayudas selectivas. Ninguno de los pobladores que dialogó con Criterio.hn quiso ser identificado por temor a represalias.

Cuando se le consultó directamente sobre las denuncias de compra de votos, Nahún Calix negó tajantemente que esa práctica forme parte de sus campañas y aseguró que es un señalamiento reiterado de sus adversarios políticos. Contó que incluso el día de las elecciones, él visita los centros de votación y se le han acercado personas ofreciéndole el voto a cambio de dinero. 

“Cuando alguien se me acerca y me dice le compre el voto, como que me pega un golpe a mí”, dice, al asegurar que rechaza ese tipo de tratos porque, ese tipo de acuerdos genera compromisos indebidos y no garantiza apoyo real. Según refiere, si él compra un voto hoy, mañana esa persona irá a pedirle un proyecto o una ayuda y él tendría que recordarle que ya pagó. “No va conmigo eso”, dijo, cuestionando además que de dónde saldrían los recursos para comprar los casi 7,000 votos con los que ganó su última elección.

Rumores y acusaciones de compra de votos y reparto de pequeños favores —que el propio Calix niega— forman parte del folclore de cada elección. Pero la principal explicación social parece ser la falta de opciones viables y una cultura política que asume la continuidad como “normal”, incluso entre quienes reconocen carencias.

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Rendición parcial de cuentas 

Nahúm Calix alega avances puntuales —electrificación del 98%, mejoras en educación y salud, acceso gestionado a programas sociales—, pero admite que la pobreza “tal vez no ha aumentado, pero tampoco ha bajado, como quisiera”.

Los informes de las auditorías han señalado, durante sus gobiernos, exceso de gastos de funcionamiento, deficiente control interno y episodios de compras indebidas, como la adquisición de llantas para su vehículo personal con fondos municipales, asunto por el que debió reintegrar los recursos.

El jefe municipal se escuda en la transparencia de los portales municipales y la existencia de cabildos abiertos, aunque reconoce que siempre habrá “un sector de la población que nunca estará contento” e insiste en que parte de las críticas son políticas.

Aunque Calix sostiene que su gestión ha sido positiva, Criterio.hn, en el marco de esta investigación, solicitó al Ministerio Público información sobre posibles denuncias en su contra o contra la municipalidad de Marcovia. La respuesta oficial confirmó la existencia de cuatro, tres contra la alcaldía, entre 2014 y 2017, por presuntos delitos de abuso de autoridad y violaciones de los deberes de los funcionarios. Uno de estos tres casos, con fecha 11 de mayo de 2017, se estableció para “investigar”. El cuarto caso, del 25 de enero de 2022, es en contra la de la corporación municipal por abuso de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios. Este caso ha sido delegado a la Fiscalía de Lucha Contra la Corrupción. 

En una posterior entrevista con Criterio.hn, Nahún Cálix, reaccionó ante las denuncias registradas en el Ministerio Público, señalando que oficialmente no tiene conocimiento de ningún proceso abierto en su contra ni en contra de la corporación municipal, aunque reconoció haber recibido solicitudes de información y visitas de parte del ente acusador y de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC).

Explicó que en varias ocasiones han entregado documentación sobre distintos temas, incluso de forma reiterada, y que en 2022 se les exigió entregar información en un plazo de 24 horas, lo cual consideró inusual.

Cálix sostuvo que hasta ahora no ha sido notificado de forma directa sobre investigaciones en curso, sino que el papel de la municipalidad se ha limitado a proporcionar la información requerida por las autoridades, reiterando que desconoce de qué procesos específicos se trata.

En la práctica, los pobladores repiten que solo ven resultados dispersos o selectivos, rara vez algo estructural que impacte de manera real a las comunidades. Así, la permanencia de Cálix parece responder más a la debilidad de los contrapesos políticos y a una inercia institucional que al convencimiento de la ciudadanía sobre su gestión. “Ya basta, suficiente con 20 años, que se ponga la conciencia Nahún, porque sinceramente siento que no hizo nada. No hizo en estos 20 años, ¿cómo va a venir a hacer en cuatro años”, resume Kadis Moreno, expresando el sentir de muchos.

De cara a las elecciones del 30 de noviembre, Marcovia permanece congelada entre promesas repetidas y resultados que no llegan y un alcalde que justifica el estancamiento en la falta de recursos y apoyo estatal. Mientras la población atribuye el atraso a la falta de liderazgo y compromiso municipal.

En conclusión, el “ciclo” que el propio Nahún Cálix dice estar por cerrar,  parece, volver a abrirse cada campaña. Y mientras la alternancia siga siendo una aspiración lejana y no una certeza democrática, Marcovia seguirá preguntándose si veinte años de lo mismo no han sido ya demasiado.

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