Texto: Asael Barahona
Fotos: Fernando Destephen
Corinto, Omoa, Cortés.-Miles de hondureños están siendo deportados desde Estados Unidos hacia Honduras en horas de la madrugada y son abandonados a su suerte en la frontera de Corinto, en Omoa, departamento de Cortés, zona norte, sin recibir atención integral por parte de las autoridades migratorias.
El equipo de Criterio.hn documentó los testimonios de algunos migrantes hondureños que, sin conocer su situación migratoria, son deportados bajo engaños por parte de las autoridades de Estados Unidos, México y Guatemala sin respetar los tratados internacionales del derecho a migrar.
Ana Zúniga, entre lágrimas, narró su desgarradora experiencia de emprender la peligrosa travesía rumbo a la nación del norte, una pesadilla para ella y para su hijo de seis años.
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“Decidí emprender por la necesidad que se vive en el país, desde la pandemia me quedé sin trabajo, anduve buscando trabajo, no pude encontrar. Tengo dos hijos que mantener, una niña enferma que cada receta que el doctor me da no baja de 5,000 lempiras, no tengo un empleo, eso me llevó porque no tengo donde vivir tampoco”, expresó llena del dolor y la angustia que le embarga.
Ana vendió todas sus pertenencias en Honduras para comenzar su travesía hacia Estados Unidos sin saber que un mes después sería deportada. Su sueño era comprar una casa y ayudarle a su hija que padece de una enfermedad que no quiso revelar.
Al agotarse sus recursos, consiguió jalón (viajar gratis) en transporte colectivo y carros particulares en los que asegura fueron víctimas de violencia por parte de miembros de la seguridad de México, quienes los capturaron luego de haberles disparado “Miré la muerte con mi hijo, ahí nos agarró migración y nos tuvieron siete días encerrados”, detalló.
Una vez liberada intentó ingresar a Estados Unidos, objetivo que logró, sin embargo, se entregó a las autoridades migratorias de ese país para solicitar asilo y sin decirle de su situación migratoria la deportaron con engaños hasta Corinto donde fue dejada a su suerte sin ayuda alguna, “estoy en peores condiciones de las que estaba antes”, manifestó externando su dolor.
“Las autoridades de Honduras deberían tomar cartas en el asunto, pero lastimosamente tenemos autoridades que no hacen nada, he ido a poner denuncias y tampoco me hacen caso”, cuestionó.
Cabe indicar que dos de sus hijos, menores de edad, partieron en caravana migrante y lograron entrar a Estados Unidos siendo recibidos por un tío.
HUYEN DE LA VIOLENCIA
También se tuvo acceso al impactante testimonio de un hondureño a quien, para salvaguardar su seguridad, llamaremos Manuel Jiménez.
Manuel relató que huyó de Honduras luego de recibir amenazas por parte de la Mara Salvatrucha (MS-13) y, con solo 500 lempiras en su bolsillo, junto a su esposa y su hijo de cuatro años, partió a Estados Unidos.
Vivían en la colonia Rivera Hernández, una de las zonas más peligrosas de la norteña ciudad de San Pedro Sula. Su hermano se introdujo en la Pandilla 18 por lo que rivales de la MS-13 le dieron un plazo de una semana para que lo entregara, de lo contrario, lo asesinarían.
Logró llegar a la frontera entre México y Estados Unidos donde logró tramitar la solicitud de asilo. El abogado que llevaba el caso falleció a causa de la COVID-19 y su trámite está detenido desde hace seis meses.
Su esposa está a punto de dar a luz por lo que se vio obligado a regresar a Honduras, sin embargo, aseguró que, en enero de 2022, volverá a intentar el viaje ahora con sus dos hijos y su esposa.
VOLVER A INTENTARLO
Cesar Evelio Santos, emprendió la ruta migratoria con su hijo de seis años. Es originario de Olancho y pagó 165,000 lempiras (unos USD 7,000) a un “coyote”.
El cobro que hacen los “coyotes” por llevar a una persona desde Honduras a Estados Unidos anda entre 12,000 a 14,000 dólares (290,000 a 350,000 lempiras). Para Santos, el viaje costó 50 % menos porque recibió el apoyo de otros migrantes que se unieron para hacer aportes y ayudarlo.
Lograron ingresar a Estados Unidos, sin embargo, con falsas promesas de asilo, fueron detenidos y expulsados hacia México en un vuelo en horas de la madrugada sin haber ingresado ninguna solicitud.
“Nos sacaron claramente como perros, no nos sacan en el amanecer, nos sacan empezando la noche, toda la noche sin dormir, desvelados. Nadie trae dinero, vamos a ver cómo le hacemos para llegar”, declaró.
Migró a causa del desempleo y, resignado a no encontrar uno Honduras, afirma que volverá a intentarlo porque “la idea mía es entrar a Estados Unidos”.
De igual manera es el pensar de Jonathan Méndez, quien viajó solo con su bebé menor al año de nacido. Tardó más de dos meses en llegar a Estados Unidos recibiendo ayudas de personas, durante su trayecto, para poder alimentar a su hijo.
En enero próximo, volverá a intentarlo con la finalidad de darle una mejor vida a su familia.
Esta problemática está siendo invisibilizada por las autoridades de migración, debido a que los migrantes ahora son deportados en horas de la madrugada sin tener un registro o control, abandonados en la frontera y con más problemas que los que tenían cuando salieron de Honduras.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas