Por: Redacción CRITERIO
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Tegucigalpa. Son muchas las ideas negativas las que en mundo circulan alrededor de Honduras, advertencias de un peligro inminente, pero la gente “como tentando a la suerte” tiene la osadía de venir al país minimizando el riesgo y con solo llegar se comienzan a dar cuenta de la cruel verdad, y no es para menos.
Al solo llegar al país e indistintamente por el sitio por el cual se ingrese, el visitante será víctima del asedio de la gente, personas interesadas en atenderle, personas que con alegría que contagia muestran una sonrisa y destilan calor humano.
Un país multiétnico y multicultural donde gente de todos los orígenes viven en armonía, multitudes de personas dispuestas a compartir lo que tienen, a compartir sus historias y leyendas, y si se puede una taza de café.
“Esa amabilidad natural del hondureño te hará lamentarte no pasar más tiempo compartiendo”.
Usted tendrá serios problemas para decidir si visitar las playas del Pacifico o del Caribe los que se encuentran a 6 horas de camino, o de ir a conocer docenas de lagunas o cataratas, o de navegar en ríos caudalosos o en mansas aguas, o de ser abrazado por aguas termales o de visitar el único lago del país donde se sentirá muy solo ya que solamente le acompañarán más de 500 especies de aves.
En el occidente del país existe una variedad de sitios con aguas termales con poderes curativos que son también una atracción para propios y extraños.
Enorme riesgo de que el tiempo no sea suficiente para conocer las Islas de la Bahía, las que están rodeadas por las aguas más cristalinas del mundo y están ubicadas sobre el arrecife más grande de América y segundo en todo el planeta, pero la máxima incertidumbre será pensar si visitar Roatán sería prudente, una isla catalogada como la tercer mejor isla del mundo para vacacionar intimida a cualquiera…
Lugares rústicos que no tienen autopistas y solo hay calles de piedra, donde pensar en un mall es una utopía y donde los pobladores para divertirse tienen que conformarse con salir a los jardines y montañas verdes que le rodean, escuchando la bulla incesante de cientos de aves o corriendo el riesgo de toparse con un leopardo o grupos de monos, aburrimiento total.
Pero lo que quizá nunca le han dicho es que al llegar a Honduras se “morirá por una baleada”.
Se morirá del deseo de comerse uno de los platos preferidos por los hondureños, una delicia envuelta en tortillas de harina y donde cada bocado será un exquisita delicia para el paladar.
Problema serio a la hora de comer, verse tentado por una enorme variedad de suculentos platillos los que varían en su preparación conforme se recorre el país, estar en un momento comiendo derivados del maíz producto de la cultura indígena ancestral para que en un par de horas se enfrente a la cocina Garífuna donde los mariscos, el coco y la yuca le harán delirar.
Hay tantas cosas que advertirle y no queremos convertir este artículo en testamento, pero como dicen que un video vale más que un millón de palabras, les dejamos con evidencia de una parte de lo que se arriesgará en conocer en Honduras, un lugar donde millones de víctimas dan fe de ello…
En Honduras encontrará cuevas como las Cuevas de Talgua, ubicadas en Catacamas, Olancho, en el municipio de Catacamas, también conocidas como «Las Cuevas de las Calaveras brillantes» debido a la forma en que la luz se refleja de los depósitos de calcita que se encuentran en los restos óseos depositados allí.
El sitio ha ganado el interés de los arqueólogos que estudian los entierros en cuevas de Centroamérica y de Mesoamérica como uno de los principios más amplios del Preclásico medio (1000-900 antes de cristo). Ofrece muchas pistas valiosas sobre cómo los habitantes de la Cueva de Talgua pudieron haber formado un importante vínculo entre la Mesoamérica precolombina y las partes más al sur y el este de América Central, e inclusive extenderse a las sociedades en el norte de América del Sur y los Andes.
Además hay muchos lugares con cuevas interesantes como Las Cuevas de Taulabé en Comayagua, las de Comunayaca en Juticalpa, en San Juancito, Francisco Morazán y otras tantas en diversas partes del país.
En Copán Ruinas la cuna de la civilización Maya. Es un sitio arqueológico de la antigua civilización maya ubicado en el departamento de Copán al occidente de Honduras, a poca distancia de la frontera con Guatemala. Del siglo v al siglo ix fue la capital de un importante reino del periodo Clásico. La ciudad estaba situada en el extremo sureste de la región cultural Mesoamericana, en la frontera con la región cultural istmo-colombiana, en una zona habitada por pueblos que no pertenecían a la etnia maya.
La ciudad cuenta con un registro histórico que cubre la mayor parte del período clásico y que ha sido reconstruido en detalle por arqueólogos y epigrafistas. Copán, originalmente probablemente llamado Oxwitik por los mayas, era una poderosa ciudad-estado, gobernando un vasto reino en el sur de la región maya.
Bueno ahora ya conoces los riesgos y peligros de visitar este bello paraje natural llamado Honduras, ¿te tomas el riesgo? (Honduras is Great y redacción CRITERIO).