reformas electorales Honduras

Lecciones de la historia de las últimas 12 elecciones

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Frente a las elecciones inminentes, los posicionamientos varían desde el optimismo que supone que un triunfo le resolvería a JOH su problema de gobernabilidad o le entregaría a la oposición la solución ideal de los problemas del país. Hasta en el otro extremo del espectro, el fatalismo nihilista que asegura que las elecciones son inútiles porque no reflejaran la opinión popular, porque el régimen tiene todo controlado, porque la gente se vende, porque los militares, porque los gringos, porque los medios controlados, porque no hay por donde pasar. La historia no sabe nada del futuro, jamás predice nada, solamente permite poner las cosas en contextos. Pero aunque uno tiene claro –oteándola- que la de las elecciones no es una historia feliz, tampoco hay razón histórica para desesperar de los defectos del proceso actual.

 La historia de las elecciones debe dividirse en un previo, el periodo reformista de 1865 a 1903, el post Reformista, de 1903 a 1949 y el contemporáneo, de 1954 a la actualidad. Este último es el pertinente para comparar con la actual coyuntura. Deberían haberse dado en este lapso 15 elecciones generales cuatrianuales, se han dado 12, incluyendo dos constituyentes.

 Hubo elecciones en que se derrotó al pueblo, unas mejores que otras. Ratificaron un beneplácito en el 82, 85, 97. Pero en 1957, 1981, 1990, 1993, 2001 y 2005, seis es decir en la mitad de esas elecciones, a pesar de que el partido del gobierno disfrutaba de grandes ventajas y tenía bajo control virtual las instituciones y la fuerza pública, los electores aprovecharon su voto para sacar al partido gobernante del poder, optando por el voto castigo contra coacciones, corruptelas y prepotencias. Sorpresivamente.

 En cada uno de esos casos, los gobiernos entrantes interpretaron ese mandato para aplicar reformas quizás no todas exitosas. Pero siempre importantes. Reformó al Estado la Constituyente del 57, como constituyente de 1981, cambio el orden legal Callejas en 1990. Reformó a los mismos militares Reina en 1994. En 2002, Ricardo Maduro extremó las medidas neoliberales detenidas por Reina y Manuel Zelaya lanzó una democratización radical en 2006. El único cambio importante en la historia política contemporánea, que no estuvo vinculado a un ascenso de la oposición fue efectuado por los militares luego del golpe de 1972.

 Aunque se ha vuelto cliché hablar de Elecciones estilo Honduras,  en las que los militares interfieren en los procesos electorales para coaccionar a los electores. Solo hicieron eso en 1965. En el 2009, atentaron contra medios alternativos, y reprimieron descontentos pero no impidieron votar y no arrearon electores a las urnas. Nadie los tuvo –nunca- en su bolsillo. ¿Los tiene JOH?

 Los militares hondureños han dado seis golpes de estado en los últimos sesenta años, pero dos de esos golpes fueron contra otros militares y solo uno de los cuatro golpes restantes se dio propiamente hablando en un contexto electoral, específicamente cuatro meses antes de la elección de 1963, de la que se suponía ganador a Modesto Rodas, quien los había agredido. Los golpes de 56, 72 y 09 se dieron un tiempo prudencial, antes o después de las elecciones en contextos de clara disfuncionalidad del gobierno

 Se ha dicho asimismo y repetido que las elecciones se deciden en el extranjero, porque es el estadounidense quien determina al ganador. Esa es una hipérbole. Los EUA ejercido hegemonía en Centroamérica desde hace 110 años. En Honduras la desempeñan inmediatamente después de las elecciones para sancionar los resultados que dicen haber corroborado. A veces de manera dudosa. Recién el amigo Lorenz, declaró  que las elecciones de 2009 fueron las más libres y concurridas de la historia, cuando sabemos que hubo fraude para inflar los resultados por común acuerdo biparidista. Y la Sra. Kubiske  sancionó sin seriedad las elecciones de que se declaró ganador a Juan Hernández en 2013. Pero estaban contra la pared y no indujeron resultados electorales, calibraron los que se dieron por ausencia o ineficacia opositora. Los agentes de la Fundación Arcadia (que representan una derecha internacional casi fringe) son otra cosa. Interfirieron activamente antes del golpe de 2009 como hoy. Son una peste.

 Pero nunca se ha visto que los diplomáticos estadounidenses se inmiscuyan en asuntos propiamente electorales antes de las elecciones. No aprueban cambios en las reglas electorales desde el poder y no han estorbado históricamente la toma del poder por la oposición cuando triunfa contundentemente.

 Tampoco es cierto que los medios de comunicación masiva dentro y fuera determinen los resultados electorales. Aunque desde Junio del 2009, la derecha golpista parecía haber consolidado un cerco mediático local, Canal 11 se les rebeló en el principio y un par de estaciones comunitarias con audiencia departamental. Al 11 lo neutralizó. Otros fueron asaltados. Pero hoy hay varios poderosos medios en manos de opositores (Radio Globo y Radio Progreso, UNETV) y las redes devastaron el cerco.

Nota relacionada En tiempos de elecciones y de criminales

Afuera hay una cantidad de medios que se alinean lógicamente con la derecha local, Pero también otra gran cantidad de medios liberales y amigos, y una gran diversidad de autores que tienen su propia línea. Y entonces los reportajes tienden a neutralizarse. 

Ha habido variadas campañas negativas de eficacia moderada. En los 1960s los nacionalistas jinetearon la cresta de la paranoia  de La Guerra Fría acusando a los liberales, incluyendo a sus partidarios más conservadores de comunistas. La acusación de corrupción ha sido una constantes desde los 90s, desde La Revolución Moral de C.R. Reina. A Callejas se les tildó de homosexual, de turco a Flores Facussé  y de panameño a Maduro, sin que en ningún caso esos prejuicios prevalecieran en la elección final. Aunque la percepción de corrupción de Callejas si afectó a Nora de Melgar. Y la de JOH lo afectará, mientras que los nacionalistas han vuelto hoy a recurrir a la acusación de blandos con el crimen e inventaron el chavismo radical. Todas esas acusaciones parecieran haber perdido fuerza en nuestro momento. La voluntad de elector es un secreto poderoso. ¿Está ahí todavía? Hay condiciones adversas, pero han cambiado las mentalidades. Para bien o mal ya casi nadie tiene miedo del diablo, de los venezolanos ni de la diversidad sexual.

 

 

 

 

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

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