Por: Arturo Rendón Pineda
“HYBRIS O HUBRIS” (EMBRIAGUEZ DE PODER). Hace referencia a las acciones crueles, vergonzosas y humillantes que un abusador comete sobre su víctima. Desmesura psicológica cuando asumen el poder que los vuelve rígidos, egocéntricos, crueles, prepotentes y en el fondo irracionales”.
Describen esta patología que afecta a políticos con responsabilidades jerárquicas de gobierno que se aferran con uñas y dientes al poder. El psiquiatra Manuel Franco explica así lo que ocurre con los líderes políticos cuando alcanzan el poder o un cargo importante. Originalmente tiene internamente un principio de duda sobre su capacidad. Surge la legión de incondicionales y lambiscones que poco a poco lo transforman al recibir halagos de todo tipo. Es entonces cuando empieza a pensar que está ahí por mérito propio que le hace entrar en la ideación megalomaníaca cuyos síntomas son la infalibilidad y el creerse insustituible capaz de realizar OBRAS FARAONICAS y planes estratégicos para perpetuarse en el poder.
La megalomanía es una enfermedad psiquiátrica en que el individuo que la padece tiene la convicción de que todo lo que dice, piensa o hace ES GRANDIOSO. La sufren individuos vanidosos con un sobre valorado ego y marcado complejo de superioridad. Es tan grande su egolatría, que se refiere sarcásticamente contra todo ser que no sea él mismo aunque en su interior es un medroso y como mecanismo de defensa agrede. En otras palabras, en su interior es acomplejado, frustrado y miedoso.
El Síndrome o mal de Hubris: lo padecen”héroes de guerra”, políticos, directivos o ejecutivos de empresas que suelen padecer lo que actualmente se denomina un trastorno paranoide descrito por el Dr. David Owen, «En el poder y en la enfermedad».-, médico neurólogo en la década de los años 70 quien incursiono en la política del Reino Unido. Como médico, el autor tuvo la ocasión de ver las tensiones de la vida política y sus consecuencias. Como político, se fijó en los dirigentes que padecen dolencias mentales y desarrollan el «síndrome de hybris» o EMBRIAGUEZ DEL PODER. Este libro estudia las enfermedades padecidas por Jefes de Estado y de Gobierno. Tienen un pensamiento caracterizado por una ideación paranoide. Owen describió en su obra “En la enfermedad y en el poder” en la que señala a aquellos que padecen esta patología “que se inicia desde una megalomanía instaurada y termina en una paranoia acentuada.”
Según las teorías psicoanalíticas, todo megalómano es narciso y para estos científicos los narcisos están enamorados de sí mismos. Los que la padecen han crecido en una vida llena de resentimientos, los complejos forman parte de su patológica personalidad y van condicionando a la agresividad como mecanismo de defensa para evitar que su miedo interno se descubra. Son individuos con mucho despliegue de actividad física (como correr o trotar).
En el síndrome de Hibris el sujeto se siente infalible e insustituible y todo aquél que se le oponga será relegado al ostracismo. Confunden la realidad con la fantasía como cosa normal. Temen enormemente perder su status y se afanan a toda costa por mantenerlo ya sea mediante el fraude o la tergiversación de los hechos sin dudar ni por un momento en adoptar actitudes amenazantes y causar daños irreparables a los que están por debajo de él. No admiten una discrepancia con los que no piensan como él y recurren a cualquier artimaña lícita o ilícita para eliminarlos.
El megalómano no admite cuestionamientos, como siempre está rodeado de estúpidos relativos o lambiscones O falsos líderes que por su fogoso temperamento arrastran a los demás. Su fuerza vital obliga a quienes los rodean a no emitir opiniones porque de lo contrario, la ira que el megalómano desarrolla contra sus enemigos se vuelve contra quienes osaron contradecirlo. Su ascendencia está basada en la falsa convicción de que son seres destinados para realizar HAZAÑAS DE GRANDEZA.
Estudios acerca del síndrome de Hybris suelen incrementar las posibilidades del desarrollo de este síndrome y que este tipo de enfermedad afecta las decisiones políticas que en la mayoría de los casos terminan siendo de resultados muy peligrosos y por demás catastróficas. Este mal se presenta bordeando la MEGALOMANIA y concluye con la paranoia, entendiendo que este trastorno psicopatológico debería estar contemplado en el Manual de diagnósticos y Estadísticas de los trastornos Mentales, conocido por sus siglas en inglés como el DSM que auspicia la Asociación de Psiquiatría Americana.
No es justo, ni ético, ni científico que los dirigentes y su «personal de confianza» no pase ningún tipo de filtro tanto de salud física y fisiológica como psíquica para ser designado previamente por su partido como candidato idóneo. Y debería estar estipulado en la Legislación Electoral un criterio de selección como en cualquier otro puesto del Estado aun confiando ese criterio a un grupo técnico definido por cada partido. Mientras esto no suceda….tendremos lo que tenemos.
«La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder» Libertador Don José de San Martín (1778- 1850).
NOTA ACLARATORIA: (Fuentes: artículos y documentos extraídos de la prensa e internet)
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
2 respuestas
¿El sindrome de Hubris? jamás había leído algo tan parecido a la descripción del «Síndrome de López Obrador»
Creo que es una radiografìa de Salvador nasralla,desde ya anda exijiendo un trato de Sr Presidente,dice que debe haber un protocolo para hablar con el, nunca se habìa visto un candidato tan narcisista como este, repugna tanta ridicules en una persona tan vieja como el