El mano derecha de Juan Jiménez Mayor reclama a la población hondureña por haber dejado sola a la Misión
Por: Redacción CRITERIO
Tegucigalpa.-Tras anunciar su salida de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) Julio Arbizu, advirtió que tarde o temprano se sabrá quiénes son los corruptos que atacan a esta instancia de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Noticia Relacionada: Director de Transparencia Internacional se pregunta qué intereses hay detrás de Almagro para debilitar la MACCIH
El oficial de seguimiento y mano derecha del exvocero de la MACCIH, Juan Jiménez Mayor, dijo a través de su cuenta de Twitter que “cuando emprendes una cruzada anticorrupción y te atacan los corruptos es comprensible. Cuando el que te ataca es quien debe respaldarte, es porque el río trae piedras. Y eso, más temprano que tarde, se va a saber. Honduras no merecía esto”.
Cuando emprendes una cruzada anticorrupción y te atacan los corruptos es comprensible. Cuando el que te ataca es quien debe respaldarte, es porque el río trae piedras. Y eso, más temprano que tarde, se va a saber. Honduras no merecía esto.
— julioarbizu (@julioarbizu) February 16, 2018
Arbizu, al igual que el juez internacional de origen chileno, Daniel Urutia, acompañó en su renuncia a la MACCIH a Juan Jiménez Mayor, quien ayer jueves denunció que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, le dio la espalda para combatir la corrupción y la impunidad en Honduras.
El oficial de seguimiento, publicó además en la red social que le duele dejar Honduras y que se va guardándole cariño al país y a su gente y que su compromiso va más allá de un proyecto en el que “nos dejaron solos”.
Uno aprende a querer al país en que vive. Pero con Honduras me pasó de inmediato. A los pocos meses ya la extrañaba cada vez que me iba. Por eso me duele ahora. Por eso mi compromiso con el país y con su gente va más allá de un proyecto en el que nos dejaron solos.
— julioarbizu (@julioarbizu) February 17, 2018
7 comentarios
Háganlo público porque ya no sabemos a quien creerle