Por: Redacción CRITERIO.HN
redaccion@criterio.hn
Para el economista e investigador del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), Alejandro Kafati, el índice de inflación del Banco Central de Honduras (BCH) no es confiable para utilizarlo como referente del contexto real que viven los hogares hondureños, porque el indicador que utiliza en su medición data de 1999 y sólo muestra una parte de la realidad.
“Tiene un desfase y la información que proporciona parcialmente correcta y no es confiable al 100% en el 2020”, indicó Kafati.
Indicó, que el Banco Central mantiene información relacionada con las zonas de oriente y occidente del país con una disminución significativa del precio de los bienes y servicios que componen de la canasta básica, medición que reporta una inflación negativa de enero a septiembre, en comparación con el mismo periodo del año 2019.
Sin embargo, adujo que el tema a discutir no es cuánto disminuyó el precio de la canasta básica, sino, si los hondureños cuentan con los ingresos necesarios para poderla comprar.
De acuerdo a datos proporcionados por las centrales obreras y el gremio empresarial, durante la pandemia del Covid-19, al menos 600 mil trabajadores de todo país quedaron desempleados, como producto de las medidas de prevención dictadas por el gobierno de Juan Hernández. Sólo del sector formal, 250 mil obreros fueron suspendidos y despedidos de sus puestos de trabajo en la industria textilera y otras empresas.
El resto de hondureños que permanecen sin percibir ingresos son pequeños comerciantes de los mercados y vendedores ambulantes, que por mandato de las autoridades no han tenido la oportunidad de trabajar. En marzo pasado, el Presidente, Juan Hernández, en Consejo de Ministros, aprobó el Decreto Ejecutivo, PCM-21-2020 declarando emergencia nacional, dictando además, suspensión de garantías constitucionales, incluido el cierre de las labores del sector público y privado
A lo anterior se suma que según Kafati el 55% de las medianas y pequeñas empresas están cerradas. “Entonces, muy probablemente aunque la canasta básica haya disminuido sigue siendo imposible comprarla por gran parte de los hogares hondureños y más cuando sabemos que el 70% de los habitantes viven en condición de pobreza y pobreza extrema”, expresó el economista.
Agregó, que en la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que es el indicador del cálculo de la inflación, el Banco Central registra que ha caído en 1 por ciento en comparación con el año pasado, pero que ese se puede explicar con la falta de dinamismo económico que ha habido en el país. No obstante, explica que eso de nada sirve si los hogares hondureños no cuentan con los ingresos para comprar los alimentos.
En tal sentido reveló, que el FOSDEH, en un ejercicio realizado a inicios de este año calculó, que la canasta básica completa para los hogares hondureños oscilaba en los 15 mil lempiras, pero el salario mínimo al finalizar el año 2019 estaba en un promedio en 9,400 lempiras, una situación que para él, devela un desbalance, que con la llegada de la pandemia que se profundizó más por la pérdida de los empleos y la paralización económica.
Kafati agregó, que el Banco Central tampoco ha tomado en cuenta en su medición, los gastos que se han agregado a la canasta básica, con el uso de las mascarillas, gel antibacterial, el jabón, el cloro y otros productos necesarios en la protección personal.
Pero vale mencionar, que en las negociaciones del salario mínimo, que próximamente iniciarán entre los representantes de las centrales obreras, el gobierno y los empresarios, ese índice de inflación que elabora el Banco Central, será la herramienta principal para determinar si hay o no incremento al salario de los trabajadores.
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas