Este próximo 16 de junio, no están celebrando sino exigiendo justicia laboral para las trabajadoras domésticas. Nueve años después de que la OIT instó a los Estados a adoptar medidas para proteger a las trabajadoras domésticas, Honduras sigue estando rezagada.
Por: Redacción CRITERIO.HN
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Tegucigalpa.- El 16 de junio de 2011, La Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el Convenio 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos – en el marco de promover el trabajo decente para toda persona trabajadora. Desde entonces, el estado de Honduras ha denegado responder a este llamado a garantizar los derechos a pesar de las continuas demandas de las trabajadoras afectadas.
Hoy, en conmemoración de los avances internacionales para reconocer la importancia del trabajo doméstico, las organizaciones nacionales e internacionales abajo firmantes, instan al Estado hondureño – principalmente a la Secretaría de Trabajo y al Consejo Económico y Social a que ratifique inmediatamente el Convenio 189 de la OIT.
Junto con los llamamientos de la sociedad y de las trabajadoras domésticas organizadas, recuerdan al Estado que el grupo de personas expertas del Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la cuestión de la discriminación contra la mujer en la legislación y en la práctica alentó al Estado a ratificar el tratado tras su visita a Honduras en noviembre de 2018.
También, en 2016 el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales recomendó al Estado de Honduras que ratificará el C-189. Lamentablemente, no ha habido respuesta. En un país como Honduras donde hay históricamente escasa oportunidad de empleo formal, las trabajadoras domésticas constituyen una proporción importante de la mano de obra y dan aportes económicos y sociales que merecen ser reconocidos.
La contribución significativa de las trabajadoras domésticas a la economía mundial es clara. Sólo en Honduras hay 139.000 trabajadoras domésticas- mujeres, jóvenes y niñas – quienes constituyen el 70% del sector informal, sosteniendo desde los cuidados la economía y la vida que permite que innumerables sectores de empleo también realicen su trabajo diario. Según la OIT, esto incluye el aumento de las posibilidades de empleo remunerado para personas con responsabilidades familiares, el incremento de la capacidad de cuidado de las personas de edad avanzada, los niños y niñas y las personas con discapacidad, lo que representa un aporte sustancial a las transferencias de ingreso dentro y entre países.
Lamentablemente, a pesar de su indispensable trabajo y su enorme contribución económica y social, el trabajo doméstico sigue siendo infravalorado e invisible. Ello se debe principalmente a que las trabajadoras domésticas proceden en su mayoría de zonas marginadas de todo el país, tanto de comunidades rurales como indígenas que han sido históricamente oprimidas y despojadas de sus tierras y de las oportunidades de generar sus medios de vida según sus costumbres, así como de barrios urbanos marginales, desfavorecidos y abandonados. En ambos casos, el racismo y la opresión de género y clase hacen que se subestime el trabajo doméstico. Como consecuencia, las mujeres y niñas trabajadoras domésticas son particularmente vulnerables a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, así como a otros abusos de los derechos humanos.
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Ahora, en medio de la crisis sanitaria, nunca ha sido más urgente ratificar el convenio y proteger los derechos de las trabajadoras domésticas. En su Nota con orientaciones: CEDAW y COVID-19, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer recordó a los Estados parte de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer (CEDAW) que tienen la obligación de asegurar que las medidas que adopten para hacer frente al COVID-19 no discriminen directa o indirectamente a las mujeres y niñas.
Señalan que les preocupa que estas directrices no se hayan adoptado a pesar de que Honduras adoptó la convención hace cuarenta años.
Es responsabilidad del Estado hondureño poner fin a la histórica exclusión legal y social del trabajo doméstico. A medida que las sociedades progresan, existe la obligación de responder tanto en las prácticas discriminatorias legales como en las sociales. La ratificación del Convenio 189 de la OIT es un paso importante y necesario hacia la equidad de género y de clase, el derecho al trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades y derecho a la educación cómo se obligan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Este próximo 16 de junio, no están celebrando sino exigiendo justicia laboral para las trabajadoras domésticas. Nueve años después de que la OIT instó a los Estados a adoptar medidas para proteger a las trabajadoras domésticas, Honduras sigue estando rezagada. Es hora que la Secretaría de Trabajo y al Consejo Económico y Social tomen acciones urgentes para ratificar el convenio 189 de la OIT y que el Congreso Nacional adopten disposiciones concretas, como la aprobación de una ley especial sobre trabajo doméstico plenamente consultada con las trabajadoras afectadas, para garantizar su plena aplicación. En este año 2020, que la OIT ha pedido a Honduras informe, es un momento idóneo para avanzar hacia una justicia integral para las trabajadoras domésticas remuneradas.
Si usted apoya esta exigencia firme la carta aquí: https://docs.google.com/forms/u/0/d/e/1FAIpQLSe7NUrND6UghxeO1EMkiImOyBxELz8jTGKUCQiphZWnN3MZEA/formResponse
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas