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Tegucigalpa.- La América Latina enfrenta una nueva oleada de gobiernos de izquierda esta vez bajo la bandera del “progresismo” que asume el poder con la promesa de cambiar la devastación de gobiernos de extrema derecha permeados por la corrupción.
En total, de los países que conforman América Latina, Honduras, México, Perú, Colombia, Chile, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Venezuela y Cuba son gobiernos considerados de izquierda; El Salvador, Costa Rica, Panamá y República Dominicana de centro y Guatemala, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Brasil de derecha, este último se vaticina pasará a un gobierno de izquierda con el retorno de Lula da Silva.
A criterio del dirigente del Partido Libertad y Refundación (Libre), Gilberto Ríos, la oleada de gobiernos de izquierda ya no abanderan las políticas de comunismo sino de un progresismo bajo el fracaso del modelo neoliberal.
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“No se está implantando un socialismo, evidentemente no hay una expropiación de medios de producción de lo que ha acumulado por la oligarquía, hay una visión reformista porque hay un agotamiento del modelo neoliberal que no resolvió los problemas de la sociedad latinoamericana, concentró la riqueza, detuvo el desarrollo de las fuerzas productivas, nos hizo más subdesarrollados y creó una nueva élite”, expuso.
Ríos detalla que se instituyeron composiciones de sectores sociales con partidos políticos de izquierda y parte de la burguesía que fue desplazada por el neoliberalismo logrando llegar al poder con coaliciones como la del Partido Libre con el Partido Salvador de Honduras (PSH) que llevó a la presidencia a Xiomara Castro, primera mujer en ejercer el cargo y que puso fin al bipartidismo.
Añadió que existen ciclos de izquierda como Cuba en 1959, en especial con gobiernos y partidos de izquierda que asumieron el poder entre 1999 a 2010 que concluye con defenestración de presidentes y persecución política.
Además resalta que en estos procesos de reforma el denominador común es el control de Estados Unidos sobre la región, en esta ocasión coyuntural no existe una campaña de comunismo sino de un modelo para recuperar los sectores sociales.
Para el sociólogo y catedrático universitario, Armando Orellana, el militarismo, la política represiva, la corrupción y la narcoactividad en algunos gobiernos de derecha radical permitieron que el progresismo, que abandera la izquierda, concluya con ese “fantasma del comunismo” y asuma el poder.
“Se muta a coaliciones políticas y nuevos esquemas que enarbolan discursos mucho más amplios que tradicionalmente plantearon, es una oleada mucho más duradera. Ese fantasma que se creó del comunismo, comienza a cambiar en el ideario de los pueblos de América Latina”, declaró.
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Asimismo, destaca que se marca un hito histórico y un giro geopolítico que provocará un cambio en el continente.
“Nosotros como sociedad tenemos nexos de carácter histórico y económico, habrá cambios en esta dinámica geopolítica. Se trata de observar con esperanza y expectativa la integración de América Latina”, afirmó.
Ese cambio geopolítico asegura repercute en la crisis social que enfrenta Ecuador en el que un levantamiento popular busca recuperar sus garantías, sin embargo, las medidas de represión se imponen por parte del gobierno conservador.
A juicio de Lester Ramírez, director de democracia y transparencia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), “nunca en la historia había tantos gobiernos de izquierda”, los gobiernos de derecha considera fueron víctimas del mal manejo de la pandemia del SARS-CoV-2, actos de corrupción, el aumento desmedido de la pobreza y la desigualdad.
Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), indica que los niveles de pobreza en la región, en 2014 incrementaron de 7,8% a 14,9% en 2022 mientras que los niveles de extrema pobreza aumentó de 14,8% 33,7.
“La nueva ola de gobiernos de izquierda promete una distribución equitativa de la riqueza, más derechos y redes de seguridad social, pero los nuevos líderes se enfrentan a limitaciones económicas, una oposición legislativa y de conservadores que no comulgan con la agenda progresista”, manifestó Ramírez.
Sin embargo, afirma que los nuevos gobiernos de izquierda tienen la responsabilidad histórica de ser una “verdadera alternativa de gobierno” con miras a producir “prosperidad y no solamente una opción electoral”.
Según Ramírez, el reto que asume “el progresismo de izquierda” es demostrar una buena administración pública, incluir y desarrollas derechos sociales que no se contradigan con el crecimiento económico.
Cabe indicar que Cuba, Venezuela y Nicaragua son consideradas naciones bajo regímenes dictatoriales de izquierda extrema, violadores de derechos humanos y autocracias. Recientemente, Estados Unidos los excluyó de la novena Cumbre de las Américas, no obstante, varios países con mandatarios de izquierda progresista como Honduras y México desistieron acudir a la convención en rechazo a la exclusión.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas