La batalla por la justicia

Entre Iowa y New Hampshire: política estadounidense en perspectiva y coyuntura

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Déjenme para evitar confusión, personalizar el tema desde el primer renglón que, si no, alguien podría reclamar. Soy un septuagenario sano y nunca creí antes, lo que muchas veces escuché, porque se viene pronosticando desde hace casi un siglo la  decadencia de EUA. (La teoría marxista clásica predecía desde el siglo antepasado, una crisis final del capitalismo que sería equivalente a la caída de EUA). Estudié su historia y varios periodos críticos antes y después. La Guerra Fría tuvo una fase de incertidumbre. Pero he visto in situ y con mis ojos quizás la tercera etapa de gran expansión de su economía 1955-2007. Atestigüé la confianza y ascendencia universal cultural, académica  y científica (1960- 2010) de ese país.  

Vi convertirse a EUA, de hecho, en la superpotencia única (1990-2010 antes del ascenso de China  -que aún hoy no alcanza la congruencia para ser un reto, y se desgasta- y de  varias potencias intermedias. He sido un observador presencial, atento y apreciativo de su sistema político en acción, desde los tiempos del Movimiento de Integración racial y de la Alianza para Progreso, pasando por la tremenda crisis de la Guerra en Vietnam hasta 1971. Vi las guerras secretas y sucias del aclamado Reagan, vi caer el Muro y erguirse el Consenso de Washington de 1990, y… aún pensé que Obama podría revertir el mal de la prepotencia. Hoy sí, vacilo. Claramente a ellos también al final, los ha puesto contra la pared, la globalización, están turbados e inseguros. Su sistema se ha vuelto dependiente, no solo de drogas peligrosas para sus ciudadanos alienados bajo presión, sino de recursos estratégicos fundamentales, repartidos naturalmente alrededor del globo, y al desempeñarse como policía del mundo, ya no puede evitar la  sobre extensión de sus  recursos.  La clase dominante estadounidense no parece estar ya a la altura de su reto, el sistema político se ha esclerotizado por profundas diferencias ideológicas, y se han perdido los aglutinantes de su tradición común. Nada se ha consumado aún, y concibo al menos la remota posibilidad de que aprovechen a nuestra gente, superen el aislamiento e integren exitosamente un bloque suficiente, tampoco nada indica que van en esa dirección.

EUA nos ha colonizado instrumentalizando a nuestras élites desarraigadas: caudillos y hombres de negocios, militares y religiosos, que nunca han tenido influencias sobre su sistema, menos aún en las elecciones estadounidenses. (Una ínfima cantidad de compatriotas tienen el derecho al voto como ciudadanos allá, y no tenemos forma de influir sobre ellos). De modo que no nos incumbe realmente su elección. A lo que estamos obligados es a ser conscientes y estar alertas a sus posibles consecuencias. Porque ya hay problemas con la política de marca demócrata. El Presidente J. Biden es un caballero, internamente débil, que solo piensa en militarizar afuera, carece de una base política motivada y del suficiente apoyo legislativo. Fuera de Israel, la administración Biden sin embargo se sujeta a la ley internacional. Procura y respeta a sus aliados mayores en el entendido de que los necesita para mantener el orden internacional, incluso a nuestros hermanos mayores de América Latina.  Aunque en Honduras su representante la Embajadora L. Dogu como han hecho históricamente los pro cónsules americanos en las repúblicas bananeras, invoca su buena voluntad para injerir en asuntos que no le competen, como la legislación fiscal, económica o la elección del fiscal, que  son asuntos internos. Ha sido respetuosa de las investiduras y probablemente lo será en el futuro, ante la próxima elección, que no le va a gustar. Y por tanto se puede trabajar con ellos, aunque no provoca mucha ilusión, porque da la impresión de que no entienden, de que es muy difícil avanzar, porque no están totalmente en control y no saben a dónde quieren ir, y que no se percatan del peligro latente, que ya parece normalizado, de inestabilidad y proliferación de conflictos. 

Notoriamente contrasta con esa inopia, del otro lado, la  política anunciada en campaña de un posible segundo y potenciado Presidente D. Trump, quien, aunque se lo pudiera excluir de las urnas en varios estados por sus condenas judiciales, según los sondeos y cálculos de conocedores, bien podría ganar las elecciones.  Y Trump es un patán, un personaje fatuo y voluble, profundamente inmoral, racista, mafioso, irrespetuoso de las leyes y las instituciones propias de EUA, no digamos de las internacionales. Ególatra empedernido y demagogo, que apela a las peores  y más bajas pasiones de su auditorio, y que deliberadamente engaña a sus seguidores con mentiras alucinantes. Un delincuente tres veces condenado por la justicia de su país. Y un violador sociópata y corruptor de sus víctimas, que, sin embargo, se yergue como el superhombre de los evangélicos radicales, amenazando los derechos de las mujeres y los migrantes. Un conman, estafador, hombre de paja y espuma. El mismo que abogaba por la prosperidad de todos los pobladores de Israel, pero removió su Embajada a Jerusalén  -ciudad sagrada para tres religiones- despojando a los palestinos de sus derechos en el Este, reconoció la soberanía judía sobre los Altos de Golán, usurpados a Siria, promovió los asentamientos de Netanyahu en tierras despojadas al vecino y el apartheid humillante, que últimamente detonaron la guerra en Gaza, con lo que ha gozado del 70% de aprobación judía.  Amigo de los nuevos fascistas europeos. El mismo que (cuando luego de fracasar la política de acoso, Corea del Norte emplazó su programa militar nuclear) previa amenaza de fuego y furia total,cruzó a la Zona Desmilitarizada para abrazar al Sr. Kim Jong-un, a quien había llamado Little Rocket Man. (Replicándole Kim, Viejo Chocho Trastornado.) Lo abrazóy exclamó que se habían enamorado mutuamente en una luna de miel en Singapur. Sin desactivar esa amenaza, que solo se resolverá con la cooperación de Japón, Corea del Sur y China. Cuando Trump se ha proclamado el paladín de la política contra China, a la que considera enemiga letal, en vez de solo un competidor, y ha manifestado su desprecio por los demás. La misma persona que, según testigos, a sabiendas, autorizó -en la Oficina Oval- el reconocimiento de las elecciones fraudulentas del JOH, como Presidente del país letrina, llamado Honduras. Cuya única política prometida hacia América Latina es cerrar la frontera y deportar un millón de personas en la primera semana luego de tomar el poder.  Un predicador de la impunidad presidencial total y de la política unilateral de América First, con la que sacó a EUA del Acuerdo del Pacífico, ostentando igual desprecio por  la OTAN (me importa una mierda). Quien tendría su dedo en el gatillo nuclear por cuatro años sin el freno, que detesta, del Capitolio.

Trump identifica correctamente el lastre de  la sobretensión. Claro que los Estados Unidos tiene problemas muy serios y que se puede decir que ha comenzado a decaer. Con razón están necesitados de que alguien les agite la bandera y les cante los viejos himnos de la nostalgia. Increíble que se haya convertido en el país de las matanzas irracionales al azar, desde una costa a la otra y hiervan los resentimientos de sus etnias viejas y nuevas, satanizadas por el vetusto nazionalismo, la más pobre y falsa de todas las ideologías y abrace la política de acomodarse a la conveniencia y afirmarse contra, en vez de alinearse con los demás. Ha dejado de ser el abanderado de un ideal de solidaridad, justicia y valores universales, que predicaba con el ejemplo de la cooperación internacional para para el mutuo beneficio y la paz: en Europa, Japón y Corea. Porque se desliza de ser el policía del mundo al depredador del globo. Casi sin duda tienen más fuerza militar que ningún otro país o asociación militar foránea pero ya no tienen disposición para enfrascarse en guerras de atrición. Aunque sigan estando ahí muchas de las mejores universidades y captan cerebros y concentran mucho desarrollo tecnológico, los resultados de las pruebas internacionales Pisa muestran que EUA tiene más bajos rendimientos escolares que una veintena de países nórdicos, bálticos, orientales y europeos.

Sin duda, ha retrocedido en términos relativos cuando tiene tasas de mortalidad infantil análogas a las de Argentina, Cuba y Costa Rica, pero el doble de las que priman en los países europeos y en el Asia Pacífico con mejores sistemas de salud.  Aunque controlaron la inflación, se han sobre gastado sin hacer las inversiones que precisa para impulsar su desarrollo y actualizar su infraestructura. Pero simultáneamente ha puesto en precario su moneda cuando su deuda nacional asciende a 30 mil millones de millones de dólares, imposible de pagar, no para mejorar sus servicios, si no para sostener un aparato ineficaz. Cuando sus soldados se sienten odiados y están desmoralizados, como sus maestros y sus líderes espirituales. De repente, ya no es EUA el país indispensable, que Biden aun invoca en el escenario global, y mucho menos el primero de todos como quisiera Trump que fuera o vuelva a ser. Para nosotros es inevitable.

Va a seguir estando ahí, más allá de la desafortunada coyuntura o su deriva, por muchas décadas. Quizás le tome a esa decadencia otro siglo, para corroerlo a un punto de inflexión. Y, como el dinosaurio en el cuento de A. Monterroso, cuando despierte, la hegemonía todavía estará ahí, y nosotros a su sombra. EUA sigue siendo la masa más densa en torno a la cual no podemos dejar de orbitar. Unos pocos Brics podrían escapar juntos ¿a dónde?, no los países débiles de América Latina. En Honduras esa ascendencia podría incrementarse, si se materializa para beneficio mutuo cierto escenario probable. No escaparemos a esa fuerza, en nuestra guardia. Es mejor que vayamos entendiéndolo.

Porque la otra cosa  que me queda clara es que la oficialidad estadounidense, sin importar el partido, nos desprecia a todos, pero más a sus paniaguados, incapaces de verlos de frente y hablarles con claridad, o a los que más bien suplican descaradamente que intervenga. Honduras, Centroamérica y América Latina no deben entrar en una confrontación contra EUA, aun si llega un Trump al poder como es muy posible, y después otros de sus secuaces, genuinas bestias políticas, como varios de los gobernadores rivales. No nos conviene ni nos sirve de nada,  en absoluto, la retórica del antiamericanismo que luce, la mayoría de las veces, infantil y siempre es perfectamente estéril. Mucho menos debemos aliarnos con verdaderos enemigos (porque también los paranoicos tienen enemigos verdaderos) suyos. Sería suicida proteger terrorismos. No solo es ingenuo sino incluso un poco tonto esperar que los EUA dejen de procurar sus propios intereses, y más aún que abanderen los nuestros como suyos, y que renuncien a la hegemonía que creen que es casi natural y hasta indispensable. Como muchas veces, muchos han dicho, las relaciones entre nuestros países son profundas y complejas, tienen una trayectoria más que centenaria, trascienden de cualquier gobierno aquí o allá, de cualquier signo o impronta partidaria, no digamos de las figuras que transitoriamente ocupan los cargos públicos, allá o acá. Pero podemos y debemos afirmar y representar los intereses de nuestra América y de nuestros pueblos y países, defender nuestra cultura e identidad, exigir justicia en el comercio y reparación cuando hagan daño, respeto a los migrantes que tanto ayudan también a su economía, y negociar a cada paso, día con día, una relación oficial inevitablemente asimétrica, pero respetuosa, y digna. 

Seúl 20 de enero de 2024.

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3 comentarios

  1. Quizas ya mencionado a veces, pero da la impresion de que el comportamiento de muchos compatriotas (incluidos no pocos de nuestros lideres politicos) y de otras latitudes, ven a Estados unidos con la mentalidad que se describe en el libro de Pedagogia del Oprimido de P Freire: «la dialectica del amo y el esclavo», intuiciones ya elaboradas por Hegel.
    Al final el oprimidor toma el rol del opresor, por las razones desarrolladas en el estudio de P. Freire. Por mucho predicador cristiano que hable de hacer lo contrario (ni oprimido ni opresor).
    Saludos desde Honduras

  2. Hoy le felicito, es claro, sincero y conciso.

    Lo leere tres veces para hacer mis observaciones.

    Gracias