Cuarenta años buscando la verdad

El secreto de la tasa

 

Por: Thelma Mejía

Tegucigalpa. La más reciente publicación de un medio periodístico escrito en el cual destapa la discrecionalidad con que las fuerzas armadas usaron recursos de la tasa de seguridad para conformar nueve bandas marciales y 24 bandas de guerras, a precios sobrevalorados y otorgado el contrato a una empresa que sin haberse constituido legalmente, ganó la licitación, es sólo uno de los muchos escándalos de indignación que se ciernen tras la ley de secretos oficiales, uno de los mayores pactos de impunidad del siglo XXI.

Al amparo de esta discrecionalidad, el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad otorga a diestra y siniestra recursos quién sabe para qué o para quiénes, resulta que ahora los instrumentos de una banda musical son secretos, no importa si éstas se conforman o no, o sirven para el solaz esparcimiento que busca encantar a los jóvenes, como justificó un militar en retiro que no ve nada oscuro en la oscuridad.

Diario El Heraldo, ha destapado una de las muchas acciones que se han hecho al amparo de la ley de secretos, donde la víspera indica que esos fondos del tasón de seguridad huelen más a peligro que a acciones orientadas a prevenir o garantizar la seguridad. Los militares dicen que  estos instrumentos sirven para acompañar cada inauguración de cancha deportiva u otro tipo de actividades que encierra la “Vida Mejor”.

Aducen que están dispuestos a rendir cuentas, pero en la publicación del diario se indica que al parecer están aprietos porque las cuentas no les cuadran. En algún momento cuadrarán y la Secretaría de Finanzas nos informará de otro mecanismo de transparencia dentro de la política de Gobierno Abierto.

No es malo que las gloriosas tengan sus bandas marciales y que las tengan bien equipadas. Eso no es malo, lo turbio es la forma, lo turbio es que no fueron en su mayoría conformado, lo turbio es que hagan esas compras millonarias (41 millones de lempiras según la publicación) al amparo de le ley de secretos y los fondos de la tasa de seguridad, un impuesto que pagan todos los hondureños con cuentas de ahorro y tarjetas de crédito. Lo turbio es que las autoridades que dirigen el tasón de seguridad lo aprueben y se queden callados.

Nota relacionada Cohep pide que se auditen los fondos de la Tasa de Seguridad

No es casual que de un tiempo a acá los empresarios pidan cuentas del uso de los fondos de la tasa de seguridad, nadie sabe, por ejemplo, cuánto de ese 40 por ciento de los fondos del tasón han sido destinados para Educación y Salud, como se prometió en un momento.

La tasa de seguridad no solo está blindada por la ley de secretos, que por cierto, carece de un reglamento, es protegida también por un fallo de la sala constitucional que amparó al Estado en la figura de la Tasa de Seguridad Poblacional para que nadie sepa en qué se gastan los fondos públicos alegando razones de seguridad nacional.

Ese fallo de la sala constitucional será un caso interesante para la Comisión y posterior Corte Interamericana de Derechos Humanos pues se declaró la secretividad invocando dos artículos de la Ley de Inteligencia. Y lo más curioso aún, cambió la garantía constitucional de amparo, que hasta ahora, se invoca para amparar a personas naturales y personas jurídicas, pero no para amparar al Estado.

Por eso las gloriosas, a quienes el ejecutivo les está cediendo el poder, se amparan en la secretividad para clasificar como no apto al público hasta las golosinas que degustan, seguramente. Por eso se envalentonan cuando el Ministerio Público les toca las puertas para que den información sobre los crímenes post electorales y ahora dicen que no temen a ninguna auditoría sobre la forma en qué gastaron 41 millones de lempiras para instrumentos musicales.

En medio del agite político que vive el país, los alcances de la ley de secretos oficiales empiezan a salir de a poco, mientras la presión por su derogación sigue aumentando, en un país donde la indignación sube de tono, la reacción hacia la autoprotección y el autoritarismo puede ser imprevisible y la justicia de la diosa temis sigue tan lenta como las manecillas del segundero del reloj, hasta cuándo…nadie lo sabe.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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7 comentarios

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  3. Esa Ley de Secretos y el decreto de la taza de seguridad deben ser derogados de inmediato, si en Honduras hubiera un poder judicial independiente, un poder legislativo independiente y un Ministerio Publico Independiente, esos dos decretos ya se hubiesen derogados, pero en las dictaduras como la nuestra, todos los poderes públicos bailan al son del dictador, lo que falta es quien manda en Honduras que es el pueblo, reasuma el poder, ya sea por la vía legal o por la fuerza, porque en Honduras, nada se logra por voluntad propia de nuestros gobernantes, quienes tienen la obligación de gobernar para el pueblo y no para si mismo, porque estos sicarios ya hechos gobierno asumen de manera absoluta el poder del pueblo para su propio beneficio personal y de sus soldaditos de troya.

  4. Karla Ferguson para que vea ! Es por doquier! A estos ( FAHH) los tiene a piquito que queres! Para que lo resguarden.
    Estan no a sus ordenes sino a sus pies por no decir una groseria