Chile: El velo de la ignorancia

El fantasma de la inflación

“En días graves le he pedido, masajes para mi espalda…”

© Pedro Morazán, 26.06.2022

Hoy en día un fantasma recorre el mundo, el fantasma de la inflación. “Todo está más caro”, dice la gente para confirmar una y otra vez lo que en psicología se conoce como “aversión a la pérdida”, que es mayor mientras menos se tiene. Sin embargo, como veremos adelante, la aversión a la perdida, no es un fenómeno puramente psicológico, sino que, de una u otra manera, está vinculado más de lo que pensamos a la supervivencia. Pero, ¿Qué es la inflación y cómo se mide?

¿Qué es la inflación y cómo se mide?

La inflación se define de manera muy general, como el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios. Esto significa, por antonomasia, que el valor del dinero se reduce con la inflación. A mayor inflación menos valor tiene el dinero. Es bueno hacer notar que no todo aumento de los precios puede ser definido como inflación. Es decir, no podemos hablar de inflación si solo aumentó el precio de los aguacates, mientras que los precios de todos los otros bienes se mantienen constantes. Tampoco los aumentos generalizados de precios provenientes de calamidades pasajeras, como la pérdida de cosechas o una huelga general, pueden ser definidas como inflación. En resumen, para poder hablar de inflación, el aumento de los precios tiene que ser generalizado y durable en el tiempo.

El indicador más conocido para medir la inflación es el índice de precios al consumidor (IPC). Es importante hacer notar que el IPC no es el único índice de precios relevante para la macroeconomía. En países como Honduras, no deja de ser pertinente medir el índice de precios de los alimentos y compararlo con el IPC. Podríamos comparar el IPC con el termómetro con el que el Banco Central de un país mide la temperatura de la economía a través de los precios.

¿Cuáles son las causas de la inflación? La causa más común de la inflación radica en el aumento de la demanda de bienes y servicios. Eso se conoce como inflación por demanda. Pero también la oferta limitada puede ser una causa de inflación, lo que se conoce como inflación por costos. La inflación por demanda puede resultar, a su vez, por un aumento de la base monetaria, es decir, cuando la cantidad de dinero puesto en circulación por el banco central de un país hace crecer la demanda más allá de la oferta. Como podrá notarse a la luz de los acontecimientos actuales, hay ocasiones en las que no es fácil determinar la causa principal de la inflación.

¿Cuál es el nivel de precios óptimo? No existe un consenso en torno a la respuesta a dicha pregunta. Y aunque parezca lógico, tampoco la cifra “0 inflación” puede considerarse una situación óptima. En los países de la Unión Europea el límite tolerable para el Banco Central Europeo era, hasta hace unos meses, entre el 2-3% de inflación. En países de menores ingresos, como Honduras dicho limite puede ser más alto. Una inflación moderada de entre el 4-5%, por ejemplo, puede ser un buen estímulo a la producción. En 1958 el economista neozelandés William Phillips logró establecer una relación gráfica entre el nivel de desempleo y el nivel de inflación, constatando que a mayor desempleo menor inflación y viceversa. Es decir, combatir furiosamente la inflación puede conducir a lanzar a mucha gente a la calle por culpa del desempleo.

Como es de imaginarse, la curva de Phillip es un instrumento poderoso de política económica. Es bueno hacer notar que existe también la deflación, es decir, una reducción generalizada y continua de los precios. Aunque no lo parezca, la deflación puede ser tanto o más negativa que la inflación. Cuando los productores se ven confrontados con una reducción de los precios de mercado optan por no producir más los que hace aumentar el paro y la desocupación. “Prefiero 5% de inflación que 5% de paro”, expresaba en su ya legendaria frase el ex canciller alemán Helmut Schmidt en 1972, cuando Alemania se abocaba a una fuerte estanflación proveniente de la crisis de los precios del petróleo. Con ello describía de manera plástica uno de los dilemas más importantes de la política económica.

¿Por qué es mala la inflación?

Medida en el período de un año la inflación tiene efectos negativos fuertes para el funcionamiento de la economía. La inflación alta (entre el 5 y 10%), la inflación galopante (entre el 10 y 100%) y la hiperinflación (más del 100% anual) afectan especialmente a la población de menores ingresos.  La respuesta a esta pregunta es más que intuitiva, en vista de que la experiencia reciente de América Latina muestra casos en los que los gobiernos populistas intentaron ignorar o subestimar los impactos letales de la inflación (Venezuela o Argentina), es esencial resistir tentaciones cortoplacistas.

Evidentemente que la base monetaria o lo que se conoce como la “masa monetaria” puede tener una fuerte influencia en el nivel de precios. Esto de hecho resulta intuitivo. En un mundo (irreal) donde el mercado está compuesto solamente por bienes y servicios o consumidores y productores, parece lógico que un aumento de la masa monetaria conduce a un aumento de la demanda agregada de bienes que vaya más allá de la oferta agregada, provocando automáticamente al aumento de los precios. Pero como bien se sabe ese mundo no existe en la realidad, no solo porque existen mercados financieros independientes y poderosos sino porque el dinero no solamente es medio de pago sino también medio de atesoramiento. Por eso Keynes hablaba en este contexto de la llamada trampa de la liquidez. En vista de ello, no es muy recomendable exagerar el papel de la masa monetaria a la hora de combatir la inflación. No nos vamos a remontar aquí a John Locke o David Hume, los verdaderos precursores de la teoría cuantitativa del dinero. Mucha agua ha corrido desde entonces por los ríos que inundan las crisis monetarias con corrientes turbulentas. Ni siquiera los geniales economistas liberales como Friedman o Hayek (quienes dicho sea de paso diferían en el tema), pueden sacarnos hoy de ese “falso dilema” que tuvo su expresión más contundente con la crisis financiera de 2008, surgido de la quiebra estruendosa del Lehman Brothers.

El contexto global

Esto no significa, sin embargo, que haya que hacerse los desentendidos y hacer funcionar la maquina impresora de dinero, como lo ordenaron Hugo Chávez y Maduro en Venezuela en su apogeo populista. Se trata de ver las causas y las características del actual proceso de inflación y sobre todo la crisis de crecimiento económico que enfrenta la economía mundial ya desde antes de la mencionada crisis financiera. En un informe reciente la CEPAL hace hincapié en que la economía mundial se enfrenta ya desde hace más de dos décadas a choques externos como la crisis financiera internacional de 2008-2009, las tensiones económicas entre los Estados Unidos y Europa, por una parte, y China, por otra, a partir de 2017, la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), a partir de 2020, y posteriormente la invasión imperialista rusa de Ucrania.

Los choques más directos para la economía hondureña tienen que ver con la situación de la economía norteamericana. Los Estados Unidos tienen quizás la inflación más alta de las economías avanzadas. La Reserva Federal (fed), es decir el Banco Central estadounidense, publicó hace algunos días una carta informe (FRBSF Economic Letter 2022-07), en la que hace un interesante análisis de las causas y posibles remedios de la inflación actual. En dicho documento se argumenta que las considerables medidas de apoyo fiscal destinadas a contrarrestar el colapso económico provocado por la pandemia de COVID 19 explicarían por lo menos un 3% de la inflación, que actualmente alcanza un 8.6% en ese país. En marzo de 2020 se promulgó la Ley de Ayuda, Socorro y Seguridad Económica (CARES). Ese mismo mes, la Reserva Federal redujo el rango objetivo del tipo de interés de los fondos federales al 0-¼% e introdujo medidas adicionales para aliviar la liquidez. Sin embargo, afirman los autores del documento, sin estas medidas de gasto, la economía podría haber entrado en deflación y en un crecimiento económico más lento, cuyas consecuencias habrían sido más difíciles de gestionar.

Las consecuencias no se han hecho esperar. Los responsables de la política monetaria subieron los tipos de interés en 75 puntos básicos hace unos días -el mayor movimiento desde 1994- y Jerome Powell, jefe de la fed, señaló que se estaba considerando otro aumento de la misma magnitud o de 50 puntos básicos para julio. El plan de la Reserva Federal de situar rápidamente su tipo de interés de referencia entre el 3,5% y el 4% “debería generar un endurecimiento inicial de las condiciones financieras” que devuelva rápidamente la inflación a su objetivo original del 2% como máximo. Estará por verse hasta qué punto dichas medidas de reducción de la masa monetaria podrán lograr dicho objetivo. En las economías avanzadas, la inflación está ahora en su nivel más alto desde 1991. Las condiciones financieras mundiales se están endureciendo, ya que se espera que los principales bancos centrales de las economías avanzadas suban los tipos de interés oficiales a un ritmo más rápido de lo previsto para contener las presiones inflacionistas.

Parece que los días de baja inflación y condiciones financieras globales fáciles ya son parte del pasado. No es nada promisoria la situación que se avecina, si tomamos en cuenta que el espacio fiscal de las economías en desarrollo es prácticamente inexistente como consecuencia de la pandemia. El aumento de la tasa de interés referencial en los Estados Unidos llevará a un aumento de los costes de los préstamos en un momento en que la mayoría de las economías emergentes afrontan serios problemas de endeudamiento externo. Como lo indica el Banco Mundial y la CEPAL, con un aumento de 8,5% en marzo de 2022, la inflación en las EMDEs ha alcanzado su nivel más alto desde 2008.

¿Qué hacer en Honduras?

“Si a la economía norteamericana le da un catarro a Mexico le da una pulmonía”, una frase que se hizo famosa hace unos años, podría convertirse ahora en cruda realidad. El Banco de Mexico Banxico acaba de subir la tasa de interés a un histórico 7.5% (75 puntos base) en un intento desesperado por detener la inflación que ha alcanzado con 7.9% ya niveles extremos. El aumento de las tasas de interés de la fed hará más atractivo invertir en dólares estadounidenses que en pesos mexicanos esto vinculado a una baja de las importaciones como consecuencia de la recesión afectará a todas las economías emergentes como México. Si a México le da pulmonía ¿qué pasará con Honduras?

Para los responsables políticos en Honduras es importante tomar en cuenta dos cosas: 1. Las presiones inflacionarias actuales son productos de los choques externos de la economía global. 2. La inflación importada no puede ser excusa para no tomar medidas prudenciales. El socio económico más importante de Honduras sigue siendo, de lejos, los Estados Unidos de Norteamérica. El aumento drástico de las tasas de interés referenciales conducirá probablemente a una reducción de la inversión y el crecimiento. Esto significa que los ingresos de los migrantes hondureños tenderán a reducirse y por ende los ingresos por remesas de la economía hondureña que son la principal fuente de divisas del país.

El índice de precios al consumidor calculado por el Banco Central de Honduras BCH para el mes de mayo de 2022 confirma los temores existentes en torno a un crecimiento acelerado de la inflación en Honduras. Para dicho mes la inflación interanual se ubicó en más del 9%, es decir casi el doble de la registrada en 2021 que fue de 4.8%. El aumento de los precios de los granos básicos como el maíz, los frijoles o el arroz, el de las papas o el de las tortillas afecta más fuertemente a las familias más pobres que invierten más de tres cuartas partes de sus ingresos en la compra de alimentos. Esto es un indicador que el índice de precios de los productos alimentarios está por encima del índice general de precios.

Una alta proporción de las familias hondureñas vive bajo la línea de la pobreza o de la pobreza extrema. Esto significa que, en condiciones normales, dichas personas tienen enormes dificultades para tener un nivel de vida digno, es decir un grado de bienestar material que permita afrontar aumentos de precios de los bienes y servicios. También para las familias de ingresos medios que dependen del uso de automóviles para desplazarse. Llenar el tanque de super, diésel o regular se ha vuelto un derrame torrencial de la billetera. Para todos por igual los precios de la energía eléctrica, del agua o el alojamiento son una preocupación constante.

En el mencionado estudio de la CEPAL se hacen algunas recomendaciones de política que podrían ser muy pertinentes para Honduras. Si bien es cierto que una política monetaria de aumento de las tasas de interés puede tener efectos para moderar la inflación, no es muy seguro que pueda atenuar los choques provenientes de la oferta global y las cadenas globales de suministro. Lo que si es cierto es que podría tener efectos no deseados en la recuperación de la actividad económica. El manejo de las reservas internacionales deberá ser una opción proactiva como un ancla de estabilidad y no como fuente de financiamiento de proyectos políticos.

Otro aspecto importante es el papel de la política fiscal para proteger a los sectores más vulnerables. Las transferencias condicionadas, al igual que los subsidios a la energía y los alimentos deben emplearse para evitar y no para estimular las presiones inflacionarias. Honduras es un país importador de energía y con niveles elevados de deuda externa, lo que implica un reducido margen de maniobra para los años venideros.

La situación no podría ser más difícil. Por eso se hace urgente elaborar una estrategia de gasto público que combine de manera adecuada las medidas de corto con las medidas de largo plazo. No hay ni tiempo ni espacio para medidas populistas. Esto no desdice la necesidad de cerrar “las brechas estructurales de desarrollo” en el campo de la salud y la educación. Es importante estimular la producción agroindustrial de granos básicos para consolidar la seguridad alimentaria en el largo plazo. Honduras tiene enormes potenciales al respecto.

Bonn, 26.06.2022

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

2 respuestas

  1. Estimado Dr. Pedro Morazán gracias por su análisis, nos ubico en contexto inmediatamente. Solo dos comentarios, uno acerce de las remesas, han sido nuestras tablas salvadores a nivel macro, se verán afectadas, las familias sentirán hambre. Dos El desempleo galopante, una masa denominada los desapleados, que no trabajan y dejaron de buscar trabajo. Esperamos el gobierno ya esté pensando en tomar algunas medidas

  2. Excelente análisis, lo mejor que he leído referente a esta inflación que está afectando a Honduras.

Contenido a tu alcance

Periodismo de calidad en tus manos

Suscríbete y se parte de nuestro newsletter