El campeón mundial Teófimo López

El campeón mundial Teófimo López retrata a un Estado de Honduras incapaz de apoyar el deporte

Su nombre comenzó a tener popularidad y tuvo la oportunidad de representar a Honduras en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Por: Redacción CRITERIO.HN

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Foto portada: laopinión.com

El Progreso, Yoro.- El campeón más joven de la historia del boxeo en poseer cuatro cinturones es el “gringo catracho”, como se autodenomina el propio Teófimo López, quien posee la doble nacionalidad como estadounidense-hondureño. Anoche se convirtió en el nuevo campeón del peso ligero tras vencer por decisión unánime en doce rounds al ucraniano Vasiliy Lomachenko.

Su victoria también demostró la enorme habilidad de los hondureños para ganar títulos, medallas y trofeos, pero también retrató que esto solo ocurre cuando un Estado brinda los espacios recreativos e institucionales para practicar las distintas disciplinas deportivas.

Teófimo, quien fue entrenado en EE. UU por su padre, combatió ayer por la unificación del título. La fama mundial le llegó a sus escasos 23 años. Millones de personas lo vieron anoche llevarse la victoria en el MGM Grand Conference Center ubicado en Las Vegas, EE. UU. Lomachenko, su contrincante, sabía que sus títulos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) estaban en riesgo y terminó perdiendo la pelea por decisión de los jueces.

Criterio.hn hace un contraste entre las oportunidades que ha tenido Teófimo López en los Estados Unidos y las que tienen los deportistas en Honduras. Él, siendo el hijo de inmigrantes hondureños, profesa patriotismo y amor por Honduras a pesar de que sus padres tuvieron que huir en busca de mejores oportunidades.

La nacionalidad y las oportunidades de Teófimo López

En EE. UU te conviertes en estadounidense con el solo hecho de nacer en ese país, ya que la ciudadanía se concede bajo el principio del ‘ius soli’, que en latín significa ‘derecho del suelo’. Existen varios países en el mundo que lo otorgan de esa forma, sin embargo, hace algunos años Donald Trump, presidente norteamericano, quiso eliminarla.

Pero en Honduras se otorga la nacionalidad aceptando tanto el principio del Ius Solis como el Ius sanguinis, es decir, que, incluso naciendo en otro país, pero cuando se tiene sangre hondureña, se adquiere la nacionalidad hondureña desde el nacimiento.

Nos contactamos con el ingeniero Salvador Nasralla, el cronista de mayor renombre en la historia del país, quien cree que Teófimo es Catracho, 100 %, porque el lugar donde uno nace es indiferente. Y en este, según él, “es hijo de una muchacha sampedrana y un muchacho sampedrano que hace 24 años emigraron a Estados Unidos porque en Honduras no había oportunidades para ellos”.

“Teófimo nació en Brooklyn (perteneciente a Nueva York). Y si hubiera nacido en San Pedro Sula, al norte de Honduras, sería exactamente el mismo. Porque tiene padre y madre hondureña. Yo no le recomendaría llamarse El Gringo Catracho, simplemente debería decirse El Catracho”, explica Nasralla.

Agrega que Teófimo, con su triunfo, ha demostrado que el hondureño tiene problemas de no estar apoyado en sus habilidades para tener una mejor calidad de vida. ¿Qué es la calidad de vida?, es la educación a la que se tiene acceso. La salud a la que se tiene acceso. Las oportunidades a las que se tiene acceso. Y por eso es, por ejemplo, el caso de Andy Nájar (estrella del fútbol de Honduras) quien fue mal alimentado cuando era niño, escapó siendo un niño, llegó “mojado” a los Estados Unidos y por eso hoy en día a cada rato se lesiona. Porque en el país donde creció no tuvo la alimentación adecuada.

“¿Qué sería Teófimo si no hubiera crecido en EE. UU?, dependería de la formación de su hogar. Si hubiera crecido en San Pedro Sula, bajo la vigilancia de su padre y su madre, seguramente le hubieran inculcado valores. Pero hubiera sido un muchacho común y corriente. No hubiera tenido acceso al deporte de alto rendimiento, que es la llave para tener acceso a nivel mundial y seguir destacando él. Porque uno puede ser un boxeador del montón, un futbolista del montón, pero ya la excelencia es otra cosa. Y en ese nivel fue preparado él y en este caso también tenemos que darle mucho mérito a su padre. Probablemente uno de los mejores motivadores que yo he conocido. Nunca le oí hablar de derrota y el principal motor que tiene es Honduras”, explicó Nasralla.

El papel del Estado de Honduras en apoyo al deporte en contraste de países como Cuba

Nasralla cuestiona la falta de apoyo al deporte nacional y manifiesta que impulsar las distintas disciplinas deportivas nunca han sido una prioridad en Honduras y que nunca lo ha sido.

“Cuando yo tenía 16 años, había un requisito para graduarse de Bachiller en Ciencias y Letras en Honduras, tenía que escribir una tesis sobre algunos temas. La elección era libre. Y a mí se me ocurrió, porque yo trabajaba como cronista deportivo desde los 13 años, escribir sobre deporte y salud. Yo era el mejor alumno del instituto San Francisco de Tegucigalpa. Y cuando busqué un padrino, porque había que tenerlo, este me dijo: ¡Es increíble, cómo el mejor alumno escoge un tema tan trivial ¿Qué importancia tiene el deporte?!”.

El comentarista deportivo añade que esa cultura de ver el deporte como un aspecto de salud mental, no existe en Honduras. “Eso te da una idea de que en Honduras nunca existió una conciencia de la importancia del deporte. Y ese libro, que yo lo tengo, lo escribí. Explicaba el caso de Hungría y el caso de Cuba y de otros países que priorizaban en el presupuesto la educación física, porque eso influye en la salud mental de las personas”.

Nasralla concluye que el Gobierno de Honduras aprobó hace algunos años, a propuesta de una diputada Ana Fortín, nadadora hondureña, un presupuesto de 100 millones de lempiras anuales.

“Han pasado cinco años y ese dinero no lo dan. Porque está aprobado pero la usanza del Gobierno es otra. El hecho de que esté aprobado no quiere decir que lo entregan, cuando hay una emergencia de otra cosa, ahí lo utilizan. Y tampoco la gente del deporte tiene la personalidad para exigir que lo que está aprobado esté al alcance. Creo que un año lo utilizaron todo para el fútbol, cuando en realidad hay 40 disciplinas deportivas que se deberían apoyar”.

Un hondureño nacido en EE. UU hace crítica sobre el caso de Teófimo  

Eduardo Rosales, abogado in fieri, tiene la misma condición de nacionalidad de Teófimo López. Nació en EE. UU pero sus padres son hondureños. Él critica el hecho de que en Honduras quiera reivindicar el título de campeón mundial del boxeador cuando en el país jamás se le dio un solo incentivo.

“Sobre Teófimo, solo se necesita verle sus rasgos faciales para saber que él es hondureño, sus dos padres nacieron en Honduras y sus abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, también. Además, sus genes, su fisionomía, su sangre es la de un hondureño y por lo tanto le asiste lo que en derecho se conoce como el Ius sanguini. Lo mismo que mi persona, yo soy hondureño porque mis padres y todas las generaciones anteriores a mis padres han nacido en Honduras, además que mi cara me delata”.

Rosales critica el hecho de que en nuestro país se quiera tomar protagonismo con los logros de talla mundial que está alcanzando Teófimo en el boxeo, y pretender, con gran descaro, de que Honduras ha tenido que ver para que Teófimo hoy se encuentre en la élite del boxeo.

“Eso está como si tus dos padres biológicos te abandonaran y te terminaran de criar padres adoptivos y que cuando comiences a cosechar triunfos muy resonados, ahora sí tus padres biológicos digan que sos el hijo amado de ellos de toda la vida y queriendo buscar protagonismo con ello. Eso no se vale. Esto no significa que no podamos alegrarnos, claro que sí podemos, pero comedidamente, entendiendo cuál ha sido nuestro aporte como nación en la carrera de Teófimo”, concluye el joven universitario.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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