Recién nacidos de madres contagiadas por Covid-19

Dar a luz tras la tormenta Eta: otro acto de valentía para las mujeres en Honduras

Redacción@criterio.hn

«El niño ya nació y está bien”, afirmó doña Suyapa tras la angustiosa espera del nacimiento de su nieto Ithan, hijo de Gissel, de 27 años, una de las damnificadas en estado de embarazo en La Lima, Cortés, zona norte Honduras.

Fue gracias a la atención de la gineco obstetra Damary Castro del proyecto Salvando Vidas del Fondo de Población de Naciones Unidas, que la joven tuvo atención inmediata en un centro hospitalario, ya que su parto era riesgoso. La joven limeña, residente en la colonia Jerusalén, salió de su vivienda el miércoles 4 de noviembre cuando los ríos comenzaron a romper barreras con sus fuertes corrientes, debido al paso de la tormenta tropical ETA. «Nadie se lo imaginaba, perdimos todo», insiste ella. La hondureña es el reflejo de al menos 12 mujeres embarazadas que duermen a la intemperie, sobre el suelo, bajo covachas improvisadas de plástico y cartones en la mediana del bulevar del Este, del municipio en mención. En las noches, el descanso es una utopía, han soportado las lluvias y el frío que cala sus huesos, en el día les acecha el riesgo de los vehículos que pasan constantemente, el humo que intoxica sus pulmones, el miedo y la tristeza: todo, mientras regresan a sus hogares envueltos en lodo y mal olor. 

En medio de la calle hubo milagros de vida, tres niños -incluidos gemelos- emitieron su primer llanto entre trapos y basura acumulada en los alrededores, ya que no hubo tiempo ni de monitoreo profesional para que sus madres fuesen auxiliadas. Todos los cinco centros de salud en La Lima están inundados, y la mayor parte del personal de salud también está damnificado, como el personal de la municipalidad, y como todos en ese lugar.

Las historias se replican en los albergues, y no muy lejos, en San Pedro Sula una joven de 19 años estuvo a punto de parir con siete meses de gestación, un doloroso y alarmante sangrado que duró más de tres horas la obligó a salir del colegio José Trinidad Reyes al hospital. La joven fue llevada a un hospital, en donde la atendieron por unas horas. «Mami quiero churro» le increpa su hija de cuatro años mientras cuenta cómo en las noches sufre de dolor en la espalda por dormir en el suelo, el acceso a camas y colchones es inexistente en la emergencia, pero lo que más le sacude es el temor de perder a su hijo después de haber quedado sin nada, además de la vida. 

Rescate en el cielo 

El huracán ETA, tormenta en Honduras, provocó masivas inundaciones, dejando a más de un 2,930,000 personas afectadas en todo el país, el desastre se extendió en nueve departamentos del territorio nacional, con un estimado de 761,800 mujeres damnificadas, 263,000 mil adolescentes mujeres, 70,027 gestantes.

Estos estimados nos permiten calcular que en los próximos tres meses dos mil doscientas treinta y dos gestantes podrían experimentar complicaciones en el parto, sucedan unos cinco mil partos por mes, casi 3 mil personas padezcan una infección de transmisión sexual y tendremos en esta población 181,308 mujeres con necesidades insatisfechas en planificación familiar.

Una llamada de rescate a la base aérea Armando Escalón alertó que una madre con su hijo de seis días de nacido estaba atrapada y sin alimentos; con riesgo de fallecer si el agua seguía aumentando, ya que ella «no tenía buena movilidad», explica el doctor Jason Erazo del Proyecto Salvando Vidas del UNFPA , quien -junto a una médica de la Cruz Roja hondureña- subió al helicóptero y volaron hacia la zona de peligro, en donde un hermoso bebé de largo cabello negro y su mami fueron salvados, y volaron hacia un lugar seguro. 

Los padecimientos de María, salud física y mental

Mujeres y adolescentes en las emergencias deben contar con insumos indispensables para su salud, como es el caso de toallas sanitarias, por ejemplo, pero lamentablemente en las zonas más afectadas hay gran necesidad de ellas y se convierte entre la mitad de la población damnificada como el producto más ausente, lo que provoca que la menstruación sea una tortura para las hondureñas en este momento. La vergüenza de que la mancha de algo tan natural se pueda notar, las obliga a usar papel higiénico en el mejor de los casos, y si este no hay, se ponen trapos, no siempre limpios, lo que puede promover infecciones vaginales, sumado a las otras enfermedades a las que ya están expuestas como Covid-19, dengue, malaria, leptospirosis, entre otros.

El UNFPA se encarga de entregar a las mujeres afectadas por el huracán un kit de higiene, que incluye insumos necesarios para cubrir las necesidades inmediatas especiales para las mujeres en tiempos de emergencia.

Una de las víctimas de la falta del producto absorbente es María, ya que padece de un sangrado constante debido a una infección urinaria. Sumado a eso, es diabética y VIH positivo. Personal del proyecto Salvando VIDAS del UNFPA, la identificaron y realizaron gestiones con la Secretaría de Salud para proporcionarle antirretrovirales. María al igual que muchos vecinos, se encuentran aún en la calle pues el huracán ETA les quitó todo lo que tenían.

La situación en Honduras es de emergencia en su más alto nivel, salvar vidas implica priorizar a las mujeres y niñas, UNFPA acompaña al gobierno de Honduras durante la emergencia en materia de salud y derechos humanos de las mujeres y jóvenes, así como suministrar insumos esenciales como toallas sanitarias y métodos anticonceptivos que a menudo no son accesibles. En estas situaciones de emergencia UNFPA se encuentra en el terreno para salvar y resguardar la salud y la vida de las mujeres y niñas.

Este artículo ha sido producido por las oficinas del UNFPA en Honduras.

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