Por: Mario Cooper
América Latina y el mundo en general han experimentado momentos históricos en cuanto al enfoque de políticas de género y el liderazgo femenino en la arena política internacional. Basta con mencionar que solo en el 2016 el mundo contaba con 18 países con mujeres como presidentas. Esta reflexión nos remonta a las Filipinas gobernada por Corazón Aquino en 1986 o a la Inglaterra de Margaret Thatcher quien también compartió el título de Dama de hierro.
Y ante la búsqueda de respuestas contra la pandemia del nuevo coronavirus varían según cada país, pero las naciones que han sido alabadas a nivel mundial han sido estados con mujeres al frente destacando por su temprana intervención o por su capacidad de hacer pruebas y aislar adecuadamente a los contagiados.
El hecho de que haya una mujer al frente en estos países llama la atención en un mundo en el que menos del 7% de los líderes globales son mujeres, según estadísticas de la Unión Interparlamentaria publicadas por Naciones Unidas en 2019.
¿Pero quiénes son ellas y qué define el éxito de su estrategia?
La alemana Angela Merkel, física de formación y canciller en su país desde 2005, tomó medidas mucho antes que sus vecinos europeos. Dando como resultado una tasa de mortalidad mucho más baja que la del resto de Europa. Y según le contó a BBC Mundo el Instituto Robert Koch de Virología, responsable de la estrategia alemana frente al covid, una de las claves es la identificación temprana de los portadores del virus para frenar la expansión de la enfermedad.
Así mismo, la reacción de la primera ministra más joven del mundo, la finlandesa Sanna Marin, de 34 años, también ha sido muy aplaudida. Utilizando la Agencia Nacional de Abastecimiento de Emergencia (HVK, por sus siglas en finlandés) para hacer frente a todo tipo de crisis, lo cual le permitió disponer de suministros médicos y equipos necesarios para tratar a los pacientes, teniendo solo 72 muertes a 16 de abril, entre una población de 5,5 millones de habitantes.
Islandia por su lado, su primera ministra Katrín Jakobsdóttir, ha mantenido hasta ahora al coronavirus a raya gracias a una estrategia que, según la epidemióloga islandesa Kristjana Asbjornsdottir, profesora de la Universidad de Washington, es «única en el mundo». Ofreciendo pruebas gratuitas a todos los ciudadanos y estableciendo un sistema para localizar y aislar a los contagiados, evitando así cerrar escuelas.
En Asia, la presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, cuando apenas se habían detectado las primeras señales de un nuevo coronavirus en el plano internacional, la mandataria introdujo 124 medidas para frenar su avance. Sin recurrir al confinamiento de su población. Además, el país ha enviado millones de mascarillas a Estados Unidos y a Europa.
Medios como la cadena CNN o la revista Forbes que publicó un informe basado en datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades aseguraron que las respuestas de estos países fueron las mejores frente a la pandemia.
«Las mujeres en puestos de liderazgo están haciendo un trabajo desproporcionadamente grande a la hora de gestionar la pandemia, ¿por qué no hay más?», reflexionaba la socióloga Leta Hong Fincher, quien ha escrito sobre feminismo para los diarios New York Times y Washington Post, y es autora de varios libros sobre el fenómeno de las «mujeres sobrantes» en China.
Actualmente sólo 12 de los 193 Estados miembros de la ONU están liderados por una mujer. ONU Mujeres asegura que el progreso en la representación sigue siendo lento, pero hay avances, en 2005, sólo ocho mujeres estaban el poder.
En el caso de América Latina, en más de 40 años doce mujeres han gobernado, mostrando que las barreras de género están siendo derrumbadas, rescatando su espacio en un mundo mayoritariamente dirigido por hombres, aunque aún hay muchas batallas por pelear.
Solo en 2013, cuatro naciones de Latinoamérica eran gobernadas por mujeres simultáneamente, representadas por la argentina Cristina Fernández (actual vicepresidente de la República de Argentina), la costarricense Laura Chinchilla, la brasileña Dilma Rousseff y la chilena Michelle Bachelet.
Sin embargo, no todas las historias han tenido un final feliz, María Estela Martínez de Perón en Argentina quien asumió el poder en 1974 tras la muerte repentina de su esposo el General Perón, convirtiéndose en la primera mujer gobernante de la región fue derrocada dos años después en 1976, cuando los militares instauraron una Junta Militar o Park Geun-hye primera y única mujer presidente de Corea de Sur entre 2013 a 2017 quien fue destituida por el Parlamento coreano, decisión respaldada por el Tribunal Constitucional, acusada formalmente de abuso de poder, soborno, coacción y filtración de secretos del gobierno y la destitución de Dilma Rousseff por el escándalo de la operación «Lava Jato «.
Aunque en la actualidad las mismas barreras de antaño continúan, hoy el cambio de paradigma tiene una fuerza superior a la resistencia de siempre y se vislumbra un futuro brillante para un mundo más inclusivo, multipolar y con un enfoque de género sincero y voluntad política.
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas