Diseño de Investigación: Melissa Hernández | Investigación de campo; Melissa Hernández |
| Edición: Wendy Funes| Redacción: Melissa Hernández, José Manuel Serén
| Investigación en alianza con: Reportaje Digital, Criterio.hn, Reportar Sin Miedo, Reporteros de Investigación
Este reportaje fue realizado con el apoyo de la Internacional Women’s Media Foundation (IWMF)
Hay denuncias de personas hondureñas que sufren violencia en su paso por México. En cambio, esta historia revela que Honduras tiene una tradición de abusos estatales contra inmigrantes que pasan por la frontera del sur hondureño.
Choluteca, Honduras. La costa pacífica es ardiente en Honduras. Cuando hace más calor, parece como si el sol quemara de frente. En la frontera con Nicaragua siempre hay movimiento, ruidos del tráfico vehicular, comerciantes, policías de distintas agencias, militares, gente que va y viene.
Basta con visitar unas horas el punto fronterizo para percibir a simple vista que es más la gente que viene. A diario llegan inmigrantes de Cuba, Haití, África, América…
Un ejemplo de la magnitud de migrantes que atraviesan los puntos fronterizos del pacífico hondureño es que en medio de la pandemia, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) advirtió que la situación en Choluteca, Honduras, muy cerca de la frontera con Nicaragua, era muy difícil para los cerca de 500 migrantes que se encuentran bloqueados con motivo de las restricciones de movimiento impuestas por la pandemia del COVID-19.
“Muchos de ellos, procedentes de Cuba, Haití y distintos países de África (Gana, Kenia, etc.), viajan en familia durante meses, atravesando diferentes países en su camino hacia los Estados Unidos”, decía un comunicado de 2020.
En una las oleadas más recientes, Ana (nombre modificado) se confundía entre la aglomeración multinacional. Ella llegó desde Cuba, con 23 años. A primera vista no había forma de imaginar cómo esta procesión —migración ilegal, le dice Estados Unidos— marcaría su vida.
La joven de piel blanca, estatura media, recibió un disparo en la espalda. La bala atravesó su cuerpo y salió por el estómago. Estuvo postrada en el Hospital General del Sur, por más de cuatro meses. Nadie la conocía. Nadie la apoyaba en el cautiverio.
Además de la soledad, tenía miedo. Ana se negó a interponer la denuncia. No quiso hablar de su agresor por temor a que este tomara represalias en contra de ella.
Violaciones sexuales
Al drama de Ana se suman otras historias de abuso policial en la región del sur hondureño, como el caso de María, Elvia y Rosa. Ellas llegaron desde Cuba con rumbo a Estados Unidos.
Otro punto fronterizo con Nicaragua está en El Espino. Por este límite, en pocos minutos, la gente puede atravesar de Nicaragua a Honduras.
María, Elvia y Rosa ingresaron a Honduras por la frontera del Espino. Llegó un momento en el trayecto, que Elvia, de 42 años, no podía sostenerse. Sus compañeras de viaje solicitaron asistencia médica a la Dirección de Migración. Autoridades hondureñas, le negaron atención.
En medio de la tribulación que tenían por la enfermedad de su amiga, sobrevino la noche y fueron encañonadas por elementos de la policía nacional hondureña, y retornadas a Nicaragua por puntos ciegos.
Golpes
La prensa nacional difundió el casos de tres haitianas abusadas y los golpes que propinaron a los hombres en una casa de El Triunfo, un municipio de Choluteca. Las tres mujeres fueron violadas. Entre las sobrevivientes había una niña de 14 años. Los hombres fueron golpeados por hondureños que los agredieron física y emocionalmente, además de robarles sus pertenencias, como documentación personal.
De acuerdo con datos de la regional de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), en los últimos meses contabilizan entre las extranjeras agredidas: De nacionalidad haitiana son 14 en total, 6 niños y 8 adultos.
Trata de personas
En su informe de 2017, la estatal Comisión Interinstitucional contra la Explotación Sexual Comercial y Trata de Personas de Honduras (Cicesct) reveló que las sobrevivientes asistidas por esta comisión provenían principalmente de 9 de los 18 departamentos, entre estos sitios de origen de captación de víctimas está Choluteca.
Este departamento es una de las diez ciudades con mayor cantidad de habitantes expulsados a la emigración, señaló en 2019, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el Perfil Migratorio de Honduras de ese año. Al mismo tiempo, es un paso de inmigrantes de otras naciones y de migrantes internos que buscan trabajo en las industrias extractivistas de la zona.
La presidencia de la República ha reconocido este carácter que tiene Choluteca y desde 2016 para la atención a los migrantes irregulares de otros países, crearon Centros de Atención al Migrante Irregular (CAMI), administrados por el Instituto Nacional de Migración (INM). Los tres CAMI en funcionamiento están ubicados en Choluteca, Tegucigalpa y San Pedro Sula, informó la presidencia.
El trabajo de las autoridades
Dinaf atiende estos casos con las capacidades que alcanza. Al conocerse la información de abusos, coordinan con el estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), el INM, la Policía Nacional (PN). En la denuncia más reciente se trasladaron al lugar de los hechos para atender a los afectados y trasladados al Hospital General del Sur (HGS) para una evaluación médica. Las personas victimizadas fueron llevadas a un sitio seguro a través de un cooperante internacional, informó la Directora regional de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), Elba Reyes.
Un caso que marcó a la funcionaria de la Dinaf—confesó — fue el de una familia completa asaltada por policías hondureños. “Se trata del papá, la mamá y dos de sus hijos de edades dos y cuatro añitos, fueron asaltados por un policía que en ese momento andaba de día libre, de fin de semana”, cuenta Reyes.
Ese día acompañó a las víctimas al municipio de El Triunfo, viajó desde el Centro de Choluteca, unos 47 kilómetros más al sur, para exigir a la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) una investigación sobre este caso de atropello, maltrato y robo hacia esta familia.
Al llegar a la DPI, la víctima hizo un reconocimiento del agresor a pesar de andar de civil al momento de cometer el delito, la víctima lo reconoció por lo que se solicitó que le cayera todo el peso de la ley.
Reyes manifiesta que a veces no se levantan las denuncias de estos casos ya que estas personas su interés no es permanecer en el país, su destino es el llamado “sueño americano”. “Estas personas deciden emprender tal viaje en busca de mejores oportunidades para ellos y su familia, que se ha quedado miles de kilómetros atrás”.
Historias sobre Historias
Escuchar estos relatos es desgarrador porque es tan cruel el trato que reciben en su paso por Honduras. Al ver sus ojos, pareciera como si la suerte les ha abandonado. Muchos platican que han estado cuatro días sin comer porque personas inescrupulosas los asaltaron durante el trayecto.
Las mujeres migrantes ya sean haitianas, africanas y cubanas sufren además agresiones físicas y agresiones sexuales, en Honduras.
“Nuestros hermanos haitianos, venezolanos, cubanos y de otras nacionalidades han sido víctimas de diferentes delitos. Tristemente, nosotros tenemos documentación que nos ampara en decir que la misma policía ha realizado algunos asaltos a familias haitianas entre ellos había abusos sexuales a mujeres y niñas, nosotros hicimos lo que nos corresponde”, manifestó Reyes.
Pueden pasar varios minutos y horas mientras la directora regional de la Dinaf cuenta los relatos que ha conocido. En una ocasión, 17 personas estaban en el policlínico de El Triunfo y asistieron el traslado en coordinación con la policía, el 911, así como también derechos humanos y migración para poderle dar en primer instancia la asistencia médica. Al llegar, descubrieron que tanto hombres, mujeres y niñas estaban golpeadas también con muchas llagas en su cuerpo debido a los altos tramos que caminaron y a los lugares donde expusieron su vida.
Las mujeres y las niñas que acompañaron esta familia tenían entre los 12 y 30 años. La madre de una niña de 14 años fue víctima de violación por parte de policías. En este caso se realizó todo el proceso con la Interpol, se interpusieron denuncias. Las personas querían salir del país y no se sometieron a las evaluaciones de la Dirección de Medicina Forense.
Estas familias después de ser abusadas debían pagar una multa por ingresar en forma irregular, se les ayudó para evitar la sanción y luego fueron llevadas hasta un hotel de la ciudad de Choluteca con gastos cubiertos por una oenegé, de Dinaf, Cruz Roja, Derechos Humanos. Estos ciudadanos estuvieron en custodia de tres a cinco días, luego decidieron proseguir para el norte.
La seguridad de las fronteras del norte
El Instituto Nacional de Migración está en control de militares que cuidan sobre todo las fronteras de Estados Unidos así como pasa en México. En ambos países hay controles no tanto para evitar la inmigración interna como para cumplir con los mandatos de seguridad fronteriza del país del norte.
La visión del mayor Roger Núñez es que esta Institución regulariza el estatus migratorio de la persona que entra irregular al país. Según la Ley de Migración y Extranjería toda persona que entra, está sujeta a pagar una multa que oscila de medio salario mínimo a tres salarios mínimos. La sanción pecuniaria es por ingreso irregular, aplicable tanto a nacionales como a extranjeros.
“El medio salario mínimo es de 4683 lempiras, un aproximado de 198 a 200 dólares, que cualquiera nosotros tiene que pagarlo si entra por un punto no autorizado en la frontera. Ese es el trámite que se le hace aquí, el sistema biométrico, se le toma su huella, fotografía, se documenta y se regulariza por cinco días de permanencia en el país. Posteriormente, ellos tienen que abandonar el país”, manifestó.
El Instituto de Migración en la Región sur trabaja con la Organización Internacional de Policía Criminal (International Criminal Police Organization [INTERPOL]). Ambas instituciones verifican la situación migratoria y legal para comprobar que no hayan cometido ningún delito en su país y puedan continuar con su ruta.
Migración trabaja junto a entes de sociedad civil y estatal en un horario de lunes a viernes de las 8 de la mañana a 4 de la tarde para darle la atención a todas las poblaciones migrantes
El Titular de Migración en el Sur Hondureño explica que en algún caso que una persona sea violada, golpeada, asaltada, etcétera al ingresar a la frontera del país se acompañan a que pongan personalmente la denuncia ante el CONADEH dónde queda documentado para que ellos posteriormente hagan la investigación necesaria en conjunto con la Dirección Policial de Investigaciones DPI, ellos tienen el espacio de quedarse para declarar ante las denuncias y si o continúan su ruta migratoria.
Cecilia Celedón es delegada Regional del CONADEH en la zona sur y atiende directamente estas situaciones de vulnerabilidad contra las y los migrantes.
Protocolo de atención
Se está trabajando para formar un comité de migración con un protocolo de atención a migrantes, con movimientos mixtos ya conformado con la intención de que cada institución trabaje dentro de sus competencias de la mejor manera para garantizar el derechos Humanos a las personas migrantes.
La delegada regional del CONADEH admitió que hay muchos casos de mujeres migrantes que la pasan mal en su paso por la zona sur o por Honduras y manifestó que la policía el ente encargado de investigar y de corroborar estos hechos que suceden en la frontera entre Honduras y Nicaragua donde ocurren estas situaciones.
Muchas migrantes de diversas nacionalidades han sufrido agresiones sexuales, sin embargo, muchas veces no denuncian por el temor a ser retrasado en el país ya que solo quieren pasar en tránsito, coincidió la funcionaria.
“Ha ocurrido no solo agresiones sexuales a nivel central desde la defensoría de movilidad humana se manejan muchas estadísticas de otra índoles y en el caso cuando se ponen denuncia las tiene que manejar la policía de investigaciones; existe deficiencias en documentación y judicialización de estos casos”, agregó
Nuevo fenómeno de migración en la zona sur de Honduras
En los últimos días, los migrantes viajan en familia, ya no de manera individual. A pesar de esto, las mujeres siguen siendo víctimas. La mayoría de migrantes llegan por las fronteras de El Triunfo y El Espino, al sur del departamento.
Acá son frecuentes las historias de impacto. Como el de otra familia que cruzó y fue víctima de asalto con violencia; otra persona estaba siendo víctima de asalto y recibió un disparo pero no quiso interponer una denuncia judicial.
La regional de Comisionado Nacional de los Derechos Humanos manifestó que hay migrantes que denuncian a la policía de haberlos asaltados. Ahora existen diversas entidades policiales que investigan el hecho como la policía preventiva y un grupo especial que lucha contra la trata de personas y la policía de Nicaragua.
Esto abusos ocurren en un contexto violento para las mujeres hondureñas. Al cierre del 2020, las denuncias por violencia de género contra la mujer alcanzaron las noventa y ocho mil en Honduras, según informó la consultora de Derechos Humanos de la Mujer, Honorina Rodríguez.
Las 98 mil denuncias que se interpusieron, son por diferentes tipos de delitos, entre estos mencionó: Violación, Acoso sexual, Abuso sexual, Trata de personas, Violencia doméstica e intrafamiliar.
En Choluteca siempre brilla el sol de manera intensa, pero para las extranjeras que atraviesan el sur de Honduras, a veces hay historias sombrías.
Desde septiembre de este año, se solicitó al INM conocer la cifra de personas que entre los años 2015 y 2021 ingresaron al país sin un estatus migratorio regular. No se obtuvo respuesta a la solicitud de información pública.
También se solicitó a la Secretaría de Seguridad, el dato estadístico de las niñas y mujeres que han denunciado abuso sexual o algún tipo de agresión entre los años 2015 y 2021. Hubo 35 denuncias, pero Seguridad no precisó el lugar donde ocurrieron. El delito más denunciado fue el estupro, los actos de lujuria y la violación. En la respuesta tampoco precisaron detalles sobre los presuntos agresores.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas