CAMPO PAGADO
Por: Redacción CRITERIO
Tegucigalpa.- El pasado sábado 14 de julio inició la creación de la «Fundación Kaha Kamasa» para garantizar la conservación de la mayor reserva ecológica de la región centroamericana: la selva de La Mosquitia en Honduras y la legendaria Ciudad Blanca o “La Ciudad Perdida del Mono”.
A la presentación de la fundación asistieron connotadas personalidades científicas y del mundo cinematográfico de los Estados Unidos y de organizaciones como Global Wildlife Conservation y Wildlife Conservation Society
La Fundación Kaha Kamasa está integrada por el Instituto Hondureño de Ciencia, Tecnología y la Innovación (IHCIETI), el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) y el Instituto de Conservación Forestal (ICF) en conjunto con varias organizaciones y personalidades nacionales y extranjeras.
Fue declarado como miembro de honor de la Fundación el cineasta Steve Elkins, ganador del premio Emmy y líder del equipo de exploración que haciendo uso de alta tecnología LIDAR descubrió el sitio de Ciudad Blanca.
A él le acompañaron los doctores Christopher Jordan, coordinador para Centroamérica y los Andes tropicales para la organización Global Wildlife Conservation, y Jeremy Radachowsky, director para Mesoamérica de Wildlife Conservation Society.
Todos ellos han demostrado un gran interés de la comunidad internacional por apoyar los esfuerzos de conservación de las grandes riquezas naturales, científicas y arqueológicas de La Mosquitia como patrimonio de la humanidad.
El acto también sirvió de escenario para la presentación de la edición en español del “best-seller” internacional “La ciudad perdida del dios mono”, del autor Douglas Preston, quien se dirigió al público presente mediante una vídeo-grabación en la que destacó sentirse honrado por haber sido nombrado también miembro de honor de la Fundación Kaha Kamasa.
La Fundación Kaha Kamasa da importantes pasos en su confirmación y esta semana se sostienen importantes reuniones en la ciudad de Washington, Estados Unidos para impulsar aún mas tan importante proyecto, relató a Criterio.hn el asesor presidencial Ramón Espinoza, quien viajó a Washington para darle seguimiento al proyecto.
Ramón Espinoza, asesor presidencial
Ciudad Blanca, un poco de historia
La Ciudad Blanca o «Ciudad del Dios Mono», es un sitio arqueológico situado en el oriente de la república de Honduras. Empieza contemplada como una leyenda fantástica, luego como un mito de una civilización con esplendor que desapareció misteriosamente y en la actualidad convertida en centro de estudios arqueológicos.
La Ciudad Blanca, es un asentamiento legendario que se encuentra en la región de la Mosquitia en la jurisdicción territorial del Departamento Gracias a Dios, en el oriente de la república de Honduras.
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Esta extensa zona de bosque tropical, que incluye la Reserva de la biosfera de Río Plátano, ha sido durante mucho tiempo el tema de diversas investigaciones multidisciplinarias. Los arqueólogos se refieren a «La Ciudad Blanca» como una parte de la zona Istmo – «colombiana de las Américas», en que las lenguas indígenas predominantes, incluyen los de las familias chibchas y Misumalpan.
Desde la década de 1920, varias expediciones habían buscado la Casa Blanca o Ciudad Blanca. El excéntrico explorador Theodore Morde organizó la más famosa de ellas, en 1940, bajo el auspicio del Museo Nacional de los Indígenas Americanos (ahora parte del Instituto Smithsoniano).
Morde regresó de La Mosquitia con miles de artefactos, afirmando haber entrado en la Ciudad Blanca. Según Morde, los indígenas del lugar dijeron que contenía la estatua gigante enterrada de un Dios Mono. El explorador no quiso revelar la ubicación por miedo, expresó, a que el sitio fuera saqueado. Más tarde se suicidó y el lugar, si es que existió, nunca fue identificado.
Para reconocerlo, en 2012 consiguieron la ayuda del Centro Nacional de Cartografía Láser Airborne de la Universidad de Houston. Un avión Cessna Skymaster, con un escáner LIDAR -Light Detection and Ranging- de un millón de dólares, sobrevoló el valle, sondeando el follaje de la selva con luz láser.
El LIDAR es capaz de trazar un mapa del suelo, incluso a través de la densa selva tropical, delineando cualquier elemento arqueológico que pudiera estar presente.
Al procesarse las imágenes, se distinguieron características no naturales que se extienden más allá de un kilómetro y medio a través del valle. Cuando Fisher analizó las imágenes, descubrió que el terreno a lo largo del río había sido casi totalmente remodelado por manos humanas.
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33 comentarios
Excelente trabajo del presidente apoyando la conservación de nuestra cultura
mas buenas nuevas que llegan dia dia a dar lo que ntenemo0s de bien en nue4stra tierra
felicidades tenemos lo que queremos con esa buena acción de parte del gobierno que nos apoya dia dia
No cabe duda que el pais esta cambiando y es muy bueno que se protejan los bosques
Que bien que se fomente el cuidado de los bosques y hacer que la gente tome conciencia