Fotos: Copinh
Tegucigalpa.- En el occidental departamento de Intibucá, en el municipio de La Esperanza, inició este viernes el juicio contra el suboficial Kevin Yasser Saravia Ortiz acusado por tentativa de homicidio contra Allan Evey García. Los hechos ocurrieron durante una movilización contra la imposición del Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca en la comunidad de Río Blanco en 2013.
En ese mismo hecho fue asesinado el padre de Allan, Tomás García, líder lenca e integrante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), quien junto a su hijo y el pueblo lenca protestaban en las afueras del plantel de la empresa Desarrollos Energéticos S. A. (DESA), el cual era resguardado por miembros del Batallón de Ingenieros de las Fuerzas Armadas de Honduras.
Previo al inicio del juicio a las 10:00 A.M., la población se manifestó en las calles de La Esperanza para exigir justicia por las heridas de gravedad que sufrió Allan García, el papel que ha jugado las Fuerzas Armadas en la represión del pueblo lenca y contra los grupos de poder que continúan intentando implementar un proyecto que la población repudia.
«Arriba, abajo, militares al carajo», fue una de las consignas que clamó la población en las calles. El recorrido inició en el semáforo del barrio El Way y tuvo como destino el Juzgado de Letras de La Esperanza, donde dio inicio el proceso judicial que se extenderá hasta febrero.
El juicio debió iniciar el pasado 19 de octubre de 2022, pero sufrió un aplazamiento de tres meses. Durante las audiencias se realizará una reconstrucción de los hechos en la comunidad de Río Blanco, en el mismo sitio donde operaba el plantel de la empresa DESA y desde donde el militar disparó su fusil de reglamento contra Allan y su padre Tomás García.
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Con carteles y mantas en manos, la población marchó pacíficamente, a la vez que desde un altavoz se escuchaba: «Los Atala [Zablah] creyeron que con su dinero podían ser dueños del mundo, mas se equivocaron. Nuestra dignidad y nuestro territorio no tienen precio. Sus divisas jamás doblegaran nuestras resistencias ni el amor infinito por nuestra tierra».
Seguido de: «Creyeron que asesinando al compañero Tomás García, a Berta, a Lilian, a Michael, los pueblos daríamos un paso atrás, se equivocan. En nuestro andar, el florecer de nuestras rebeldías y nuevos amaneceres, ya se perdió el miedo a la noche de la que despertó Allan, con más ganas de ver atardeceres, de seguir horizontes».
Además, afirmaron: “Este pueblo no es de los que se acobarda ante la cobardía de los militares, este pueblo da la cara por su gente, por su tierra sagrada que guarda nuestro vivir y nuestros muertos, que desde sus entrañas saca sus mejores guerreros y guerreras”.
Como entes acusadores en el proceso participan la acusación del Ministerio Público, a cargo de la Fiscalía de Etnias y Patrimonio Cultural, y el equipo del Bufete Estudios para la Dignidad, que actúa como acusador privado. Saravía Ortiz ya cuenta con una sentencia en firme por el asesinato del líder comunitario Tomás García.
El ataque contra Allan y el crimen contra su padre, Tomás García, antecede al asesinato de Berta Cáceres el 2 de marzo de 2016, quien lideraba al Copinh y señaló la red de corrupción que operó en la concesión del río Gualcarque para la construcción de un proyecto hidroeléctrico por parte de la empresa DESA.
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Amante de la historia y la lectura, en permanente búsqueda del ritmo en las narrativas. Soy una periodista incisiva, las contradicciones son una invitación a investigar y la normalidad está sobrevalorada. Me rehúso a sobrevivir dentro de los pensamientos erróneos de una sociedad asfixiante. Investigo y construyo reportajes sobre el modelo extractivista y su impacto en los derechos humanos de los pueblos ancestrales, grupos vulnerabilizados y sociedad en general. Ver todas las entradas