Por: Redacción CRITERIO
Luis Chávez, caricaturista de Diario Tiempo, propiedad de la familia Rosenthal Hidalgo, ha aclarado que no realizará caricaturas en contra de ese clan familiar por razones de ética profesional.
En una publicación realizada en su página de Facebook, Chávez escribió que ha estado recibiendo mensajes a través de su cuenta de twitter y en su página de Facebook, pidiéndole que haga caricaturas sobre el caso de los miembros de la familia Rosenthal, involucrados en lavado de activos, denunciados por el Departamento del Tesoro de Los Estados Unidos.
Chávez ha recalcado que no lo hará por ética profesional y porque es lógico que aunque las dibujara, no se las publicarían en el diario.
A continuación la publicación realizada por Chávez en su muro de Facebook:
Caricaturas contra los Rosenthal?
He recibido en Twitter y en Facebook comentarios de alguna gente exigiéndome que haga caricaturas en contra de los Rosenthal por el reciente caso que los incrimina con el lavado de activos, demanda hecha por el Departamento del Tesoro de Los Estados Unidos.
Aunque para mucha gente será evidente que esta petición está fuera de orden -como lo demuestran otras personas que igualmente en las redes escribieron defendiendo mi actitud- voy a aclarar mi posición y pensamiento con respecto a esta situación, siendo un caricaturista que ha trabajado durante 22 años para Diario Tiempo, empresa del grupo Continental.
Lo primero es abordar el tema por la lógica: suponiendo que yo decidiera dibujar algo en contra de los dueños de la empresa para la que trabajo ¿a alguien se le ocurre que me publicarían la caricatura al día siguiente?
Luego está la ética más elemental: ¿es profesional atacar públicamente a la empresa o a los dueños que han honrado un acuerdo contractual de trabajo con uno?
Después vámonos a lo legal: aunque la caricatura tiene licencia para hacer chistes e incluso especular con algunas cosas, sumado a lo anteriormente expuesto, hay que recordar que los Rosenthal son inocentes hasta que sean vencidos en juicio. Y en este punto específico tengo el atenuante de que en mis caricaturas nunca señalo como culpables a quienes gozan de la presunción de inocencia. De hecho, mis cuestionamientos giran más en torno a temas generales contrastados con principios universales, y cuando son personalizados tienen que ver con alguna incoherencia dicha o hecha, ilegalidad manifiesta o actitud dañina para los intereses de una o más personas inocentes. A las pruebas me remito.
Pero ahora hablaré de lo más importante: el aspecto sentimental.
Siempre he estado agradecido de formar parte de un medio que ha abanderado los mismos principios liberales que yo -un poco más o un poco menos- y sobre todo que siempre se haya respetado mi opinión a la hora de publicar mis caricaturas.
Por don Jaime he sentido admiración; he disfrutado y he aprendido de cada entrevista o declaración que ha dado; me identifiqué con el primer plan de gobierno que presentó cuando se lanzó por primera vez a la presidencia, tanto que recuerdo aún promesas puntuales que considero excelentes; me produce respeto que se haya graduado con honores del MIT y que haya sido el encargado de dar el discurso de despedida, honor que no se otorga antojadizamente en EEUU; leí con asombro su resignada frase “no hay que cuestionar a Dios” el día que murió Mark, hijo de su amigo Picho Goldstein, considerando que él había perdido un hijo muchos años antes; sentí orgullo por su postura en el Golpe de Estado, coherente con los auténticos principios liberales; y he coincidido con mucha gente en que es un hombre con una inteligencia especial.
Siempre agradeceré que ni él, ni Yani, ni Carlos (Gerente de Tiempo) hayan intentado obligarme a hacer una caricatura a favor o en contra de alguien; más bien, don Jaime me honró en más de una ocasión expresando su satisfacción y admiración hacia mi trabajo calificándolo como “magnífico”.
Yo no puedo decir que ellos son mis amigos, pero sí que tenemos una relación cordial, profesional y respetuosa. Por lo tanto es inevitable que en más de dos décadas se desarrollen sentimientos de gratitud y empatía, así que aunque en este preciso instante trabajara en otro medio, no habría opinado con caricaturas sobre este tema.
Eso deben comprenderlo todas las personas que ven con aprecio y admiración mi trabajo. Es como cuando un amigo o un familiar tienen un problema; uno espera que la cosa se resuelva bien y omite los juicios por innecesarios o fuera de orden en ese momento.
Sigo siendo un caricaturista que apuesta por la lucha contra la corrupción en todas sus formas, contra las dictaduras, contra la guerra, contra la delincuencia, contra la pobreza y el atraso, contra la demagogia, contra el desempleo y la falta de salud y educación, contra el racismo… y quiero ser coherente con eso como a lo largo de estos 22 años; por eso soy conciente de que si los Rosenthal tienen culpa tendrán que enfrentar la dura justicia de EEUU, pero no me avergüenzo de expresar que, más allá de la pérdida que esto puede representar para el país en la economía y los empleos de mucha gente, como la destrucción de la imagen de un hombre que es ejemplo en muchas cosas para muchas personas, mi corazón, tal vez sin objetividad, desea que todos sean inocentes de estas acusaciones.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas