Por: Natalie Roque Sandoval*
Doscientos años han pasado desde la firma del acta de independencia de 1821, documento fundacional del proyecto de construcción del Estado nación. En estos dos siglos hemos sido invisibilizadas como sujetas históricas, las gestas y aportes de muchas mujeres que durante generaciones han contribuido a forjar nuestro estado nacional no se han escrito en las páginas de la historia oficial. Las mujeres hemos sido la otredad excluida, relegadas al espacio doméstico y a roles subalternos, a estar detrás –como dice el dicho– porque “detrás de un buen hombre… siempre hay una buena mujer”.
Poco se dice de las mujeres que lucharon por la emancipación de nuestro suelo centroamericano, valientes mujeres como la guatemalteca María Dolores Bedoya de Molina, las salvadoreñas Manuela Arce, María Arazamendi y María Feliciana de los Ángeles, Josefa Chamorro, que lideró movimientos en Nicaragua en la década de 1810 o la gesta de Juana del Castillo y Palacios en Costa Rica. Tampoco se menciona o dimensiona el rol de mujeres hondureñas como Josefa Lastiri, quien acompañó a Morazán con amor y con su fortuna, ayudando a financiar la gesta unionista del paladín centroamericano, o Micaela Quezada esposa de Dionisio de Herrera; María Josefa Valero Morales esposa de José Cecilio del Valle, y las hermanas Valle[1].
Las luchas sufragistas, antiimperialistas y obreras de las mujeres no han corrido con mejor suerte, son pocas las páginas que dan cuenta de sus aportes. Las mujeres organizadas buscan por visibilizar sus legados y algunas han tomado sus nombres, como las “Chonas” y las “Lolas” por Visitación Padilla y Dolores Caballero respectivamente. También organizaciones culturales han honrado sus legados, como Mujeres en las Artes Leticia de Oyuela y un parque nacional de vida silvestre tiene nombre de mujer: Jeanneth Kawas. Pero aún faltan muchos nombres de mujeres por rescatar y visibilizar. En este sentido es importante la labor que desarrollan académicas y escritoras, quienes están reinterpretando la historia oficial desde una visión feminista, poniendo luz al legado de la lucha de las mujeres.
Desde la Universidad Nacional Autónoma de Honduras durante los últimos años se ha rescatado del olvido el legado de importantes mujeres, que han dado nombre de mujeres a sus años académicos. En este contexto, la conmemoración del bicentenario de las independencias centroamericanas se convierte en un marco idóneo para repensar muchas ideas, estereotipos y esquemas que surgieron en los momentos fundacionales de la república, con la invención de sus tradiciones cívicas, esquemas basados en relaciones desiguales que invisibilizaron a las mujeres y se han perpetuado hasta la actualidad, pues
“…Las políticas de la memoria histórica que han guiado la instalación de la estatuaria, el nombramiento de calles y parques, el enaltecimiento de los héroes de la nación, la celebración de las efemérides y la planificación urbana de nuestras ciudades, se han fundado en una idea rígida y jerárquica de los roles de género que viene a reproducir unas relaciones de poder opresivas hacia las mujeres…”[2]
Como parte del necesario replanteamiento de los imaginarios simbólicos que propone la Comisión Universitaria para la Conmemoración del Bicentenario (CUBICEH), a partir de este año, calles y espacios públicos de la Ciudad Universitaria tendrán nombres de mujeres. Luchadoras de la talla de Visitación Padilla, Berta Cáceres y Janeth Kawas, junto a literatas y artistas como Teresita Fortín, Clementina Suárez, Lucila Gamero, Mercedes Agurcia, Argentina Díaz Lozano y Leticia de Oyuela, junto a insignes profesionales como Alba Alonzo y Mara Raudales, primera abogada y médica respectivamente, graduadas en Honduras.
Este es sin duda un paso importante en el proceso de visibilizar los aportes de las mujeres en la construcción del estado-nación, que debe ser referente para la sociedad y el Estado hondureño. Sin embargo, aún estamos muy lejos de alcanzar una academia libre de machismo y violencias, en nuestra Universidad aún persisten estas deplorables prácticas y siguen anquilosados varios agresores, protegidos por silencios cómplices, quienes son presentados a la sociedad como referentes de la academia. Pero se están rompiendo las cadenas del silencio. Nos llena de esperanza el pronunciamiento de la Comisión del Bicentenario de la UNAH que expresa que es “impostergable, necesario y pertinente enfatizar un “no más”, a la violencia contra las mujeres en sus diversas manifestaciones…” y asume “frontalmente el compromiso de otorgar a las mujeres de la comunidad universitaria el reconocimiento de su contribución, así como procurar garantizar espacios libres de violencia y agresores…” [3]
Aún estamos lejos de una Universidad y un país libre de violencia hacia las mujeres, pero como sociedad estamos avanzando. Desde mi perspectiva, la muestra de avance más significativa se produjo este 05 de septiembre, en el ámbito político electoral, con la presentación del Plan de Gobierno de Xiomara Castro, la mujer que ha signado la vida política electoral de la última década en Honduras. En su propuesta se recogen los anhelos y luchas de las mujeres hondureñas, incorpora propuestas y aportes de luchadoras sociales, defensoras del territorio, mujeres del ámbito político, académico y científico. Con la presentación de su Plan Bicentenario, Xiomara anunció el fin del patriarcado y una nueva Honduras, presentando una propuesta soberana, democrática y justa, un camino hacia la verdadera independencia. Nos dio su palabra de mujer y se comprometió a luchar por nuestros derechos.
Pienso que el bicentenario de la independencia de Honduras tendrá nombre de mujer.
Es nuestro anhelo que Xiomara de nombre al bicentenario. Que sea conocida como la mujer que acabó con este régimen dictatorial y rompió con los gobiernos del bipartidismo histórico, rompiendo además uno de los cimientos del patriarcado tan arraigado en nuestra sociedad. Luchamos para que cuando se escriban las páginas de la historia de esta tierra y se haga referencia a este momento histórico, no sea por las pantomimas militares y conmemoraciones vacías del régimen: los historiadores darán cuenta de la gesta histórica en la que nuestro pueblo eligió a la primera presidenta de Honduras. La mujer que salió a las calles en medio de un Golpe de Estado y que encabezó desde 2009 a un pueblo en resistencia en su lucha electoral.
Por la verdadera independencia y soberanía en Honduras, en el año del bicentenario, debemos defender el proceso electoral y la victoria popular.
* Historiadora, especialista en memoria. Integra la Comisión Universitaria para la Conmemoración del Bicentenario (UNAH) y es candidata a designada presidencial de Xiomara Castro de Zelaya por el Partido Libertad y Refundación.
[1] Véase los trabajos de Anarella Vélez y su reciente conferencia “El invisibilizado papel de las mujeres en los procesos de independencia de Centroamérica” disponible en Presencia Universitaria.
[2] Rolando Canizales y Anarella Vélez, fundamentación teórica del proyecto “Mujeres del Bicentenario” CUBICEH-UNAH, documento inédito.
[3] Pronunciamiento “UN BICENTENARIO CON ESPACIOS SEGUROS PARA MUJERES” CUBICEH-UNAH 17 de agosto de 2021.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas