La batalla por la justicia

Dios, el virus y Mario Barahona, paradojas y responsabilidades

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Un ya centenario adagio reza que la religión es la más bella de las creaciones del hombre, pero también de las más peligrosas, y nadie podría negar los inmensos aportes teológicos de la Reforma cristiana, que originó esta proliferación de protestas, desde Lutero hasta Kierkegaard.  Para que se vea objetivamente desde donde juzgo, soy formado en la vetusta tradición ilustrada de respetarle a todos sus creencias mientras no afecten indebida y negativamente las vidas y condiciones de terceros. (No podemos ser tolerantes con las inquisiciones o el fanatismo, las cruzadas o las mutilaciones). Aunque, por atavismo y para fines rituales, conservé mi filiación católica, me eduqué en escuelas y colegios de tradiciones religiosas híbridas y respeto todas las usanzas.

El fenómeno de los pastores y la formación de iglesias personales, con nombres de resonancia bíblica que hoy reúne a una mitad mayor de los cristianos hondureños es, sin embargo, una novedad. Y muy reciente, que ha tenido apoyos muy sustanciales de diversa proveniencia. Los fieles fundamentalistas eran una ínfima proporción de la población cuando siendo niño a mediados del siglo pasado, asistía yo a una escuela misionera local.

La muerte del especialista religioso (así les dicen los antropólogos) Mario Barahona, por causa de una enfermedad en que no creía, contra la cual se habría rehusado a vacunar, insistiendo en invocar sin mascarilla -en el templo que reabrió contra lo aconsejable- la protección de la divinidad por la vía de la rogativa, acompañada de abundantes ofrendas indirectamente para Dios… obliga a echarle un vistazo a este tema más bien postergado y hasta incómodo, que habríamos olvidado desde cuando se enfermaron JOH y Donald Trump.

No se trata en primer lugar de una contradicción entre Religión y Ciencia. Sino más bien…superemos la pereza, lector. Más precisamente la disputa entre formas alternativas de ver el universo: a) como complejo de elementos en flujo cuyo misterio podemos desentrañar para anticipar, con las extraordinarias facultades intelectuales de que estamos dotados y, b) como resultado instantáneo de una creación literal, entendida como acto místico sacramental, que desencadena la infinitamente continuada intervención del numen en cada esfera e instante.

Y hay distintas experiencias y actitudes religiosas. En Honduras han muerto por el covid, media docena de sacerdotes católicos, alguno díscolo, aun cuando su Iglesia ha sido precavida, en lo tocante a la epidemia, y -por su tipo específico de organización- en vez de convivir en familias aisladas, el clero católico comparte comunidades de variable tamaño. Cerraron los templos y han pasado muy mal rato. Mientras que han muerto, antes, según un relato periodístico de la semana antepasada, la escalofriante cifra de más de 200 pastores,[1] sin hablar de muchos de sus congregados, por insistir en reunirse en lugares cerrados, para fines de agitación mutua en la fe y proselitismo. Colmando de luto a la fe, dice, Helen Ventura. [2] Por fin el mes pasado la Confraternidad Evangélica ha llevado sus pastores a vacunar.

No voy a juzgar su fuero interno a Barahona. Se encargará Thoth de pesar su corazón en la balanza contra la pluma de la verdad de Ma´at, mejor si es más ligero, para determinar qué destino tenga en ultratumba, según creencia de los antiguos egipcios. La codicia hace pesada al alma. Mario Barahona era un afable y próspero varón, quien se confesaba Nacionalista en 2012 cuando quería ser diputado, y ha declarado entre tantas otras burradas, que las medidas de distancia, para evitar el contagio atentaban contra la fe, que el covid era alternativamente como decía, Bolsonaro una gripa inofensiva, o una fuerza infernal demoníaca, que la Organización Mundial de la Salud era un ente ateo, responsable de la pandemia, que el cierre de las iglesias buscaba alejar a los fieles de la fe, y que él no necesitaba de la ayuda del gobierno. Aunque era asiduo de Casa Presidencial, decía que lo difamaban

Muchos pensamos que, en un estado laico, el gobierno debe estar libre de la influencia de las iglesias para proseguir el bien común, con independencia, y por otro lado, es crucial que las organizaciones y personeros religiosos conserven su independencia, para juzgar las ejecutorias públicas desde su fe. Algunos de nosotros, los de siempre, y por esa razón, expresamos nuestro repudio cuando trascendió -en albores del milenio- que el gobierno de Carlos Flores Facusse, le entregaba mensualmente una cantidad de dinero, el doble de lo que por entonces ganaba algún ministro, al Cardenal Óscar A. Rodríguez. No recuerdo que el discreto Barahona se hubiera pronunciado a ese respecto. Pero no compartía la idea del estado laico, sino más bien, proyectaba fundar ¡un partido para que los pastores gobernaran! ¡Señor!

Más recientemente, el difunto pastor veía con simpatía la simbiosis del gobierno con sus compañeros, y la dádiva -finalmente anunciada en forma pública- que JOH (cuya esposa por cuentas también es pastora) entregaría de manera continua a los pastores, a modo de subsidio por la emergencia. Cuando a raíz de ese anuncio, surgieron críticas multitudinarias, incluso dentro de sus propias filas, el Pastor Barahona declaró indignado que criticar a los pastores por tomar el dinero de la mano corrupta de JOH, era faltarles al respetollamarlos muertos de hambre. Los críticos, declaró, son los demonios y gargantas del infierno usados por Satanás, para denigrar a los hombres que hacen el bien en el país”. En fin, la tenía sus propias ideas.

Mario Barahona creía en un Dios (muy diferente al de Spinoza y al mío) y creía en JOH. Creía en la buena fe de los pastores dispuestos a tomar el dinero del gobierno. Creía en las bendiciones, en los palacios. Creía en cambio que los críticos del régimen eran demonios y gargantas del infierno. Pero no creía en el virus, fenómeno natural, verificable en un microscopio, ni en la vacuna -fruto de inmenso esfuerzo científico- la cual se rehúso ponerse, y cuya aplicación desaconsejó a sus feligreses porque, si estaban bien con dios, no se enfermarían a causa del Covid19, que al final se lo llevó. Respetaré el luto de sus deudos y amigos; pero es grave por la vía de propagandizar estas opiniones equívocas, él y muchos de sus congéneres han causado -además- el sufrimiento y muerte de miles de fieles.

El Carmen, 05 09 2021

[1] Jared, Jonathan, Más de 200 pastores han fallecido por la (sic) Covid19 en Honduras, Diario Tiempo, agosto 4, 2021

[2] No quiere hacer el contraste Helen Ventura: Sacerdotes y pastores que han fallecido en Honduras entre el 2020 y 2021, publicado en la Revista digital Iconos en Julio 2021

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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