Por qué creer todo lo que nos dicen que es temible, nos hace manipulables
Por: Mario Roberto Morales
Hay personas que viven con miedo perenne a todo y a nada: a la vida y a la muerte, al pasado, al presente y al futuro; y es frecuente que no sepan identificar las causas de su miedo y mucho menos cómo librarse de él.
El miedo es una reacción sana que se produce ante un peligro inminente. Es una emoción que nos invade como parte de nuestro instinto de conservación, para lo cual la mente y el cuerpo accionan segregando sustancias que dinamizan capacidades cerebrales, músculos y sentidos. El cuerpo entero entra en un estado de emergencia y estrés, necesarios para reaccionar adecuadamente frente a un terremoto, un accidente o cualquier peligro inesperado.
Pero cuando, por medio de estímulos controlados por otros, este estado de alerta máxima es provocado de modo artificial, vivimos innecesariamente desgastados por el estrés imprescindible para afrontar peligros inminentes, los cuales en este caso no existen. Es por ello que hay personas que viven con miedo perenne a todo y a nada: a la vida y a la muerte, al pasado, al presente y al futuro; y es frecuente que no sepan identificar las causas de su miedo y mucho menos cómo librarse de él. Es lo que le ocurre por ejemplo a alguien cuya madre haya sido temerosa y él o ella haya adquirido por imitación involuntaria esta actitud, haya crecido como un niño asustado y ahora viva como un adulto acosado por temores intensos a todo y a nada.
Desde el surgimiento de la propaganda que apela al inconsciente, pergeñada por Edward Bernays ―sobrino de Sigmund Freud y artífice de la campaña de guerra psicológica que la United Fruit Company desplegó en Guatemala para derrocar a Arbenz mediante la agitación radial, los panfletos, los rumores y unas cuantas bombas lanzadas desde aviones estadounidenses―, el miedo puede ser provocado artificialmente mediante “sugerencias” e informaciones falsas repetidas miles de veces en los medios de comunicación. Es lo que ocurre con las noticias y los datos distorsionados sobre falsos peligros inminentes, diseñados para lucrar y matar economías, como parte de las guerras de quinta generación entre las grandes potencias.
Una humanidad que vive con miedo es manipulable. Sobre todo, si ya aprendió a obedecer a la publicidad que afecta al inconsciente y ha caído en el consumo de “nuevas políticas”, de comida chatarra, de medicamentos que al curar matan, de tratamientos que agravan las enfermedades “incurables”, y que ha sucumbido a la práctica de éticas basadas en el temor, como la de la tolerancia absoluta, la de la corrección política y la de las religiosidades fundamentalistas. El miedo a la muerte anima la charlatanería religiosa y las falsas espiritualidades Y ellas sólo aumentan el miedo. Pues éste únicamente se neutraliza mediante el conocimiento crítico y causal de lo que nos atemoriza.
Por eso, ante una falsa amenaza, no caiga presa del pánico. Busque información confiable, entérese con calma de la verdad y no se deje manipular. Ya verá que el miedo huye asustado de su lucidez.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas