Tegucigalpa.-Para la investigadora asociada del Centro de Documentación de Honduras (Cedoh), Leticia Salomón el próximo gobierno (2022-2026) enfrentará grandes desafíos y estos no se circunscriben solamente a temas económicos o de salud.
Los retos para abordar incluyen la desarticulación de la corrupción y el narcotráfico en la política e instituciones del Estado, la recomposición del Estado de Derecho, la desmilitarización del Estado y de la política; así como la restitución de la condición laica del Estado, la despolitización partidaria de los organismos electorales y la descriminalización del reclamo social.
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La declaración fue realizada por la investigadora del Cedoh durante su participación en el coloquio internacional «América Latina y el Caribe en Pandemia: efervescencia política, (neo) autoritarismos y capitalismo digital», organizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), adscrito a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En su exposición, Salomón manifestó que la respuesta a estos retos es imprescindible para impulsar el desarrollo y atender las necesidades de la sociedad en materia de salud, educación, empleo, estabilidad económica y financiera. «Si estos cambios no se producen cualquier posibilidad de mejoría en las condiciones económicas y sociales del país se reducen prácticamente a cero», planteó la socióloga y economista.
Sin embargo, declaró que la gran interrogante es si en realidad existe voluntad política y capacidad para enfrentar los grandes retos. Así como si se contará con apoyo nacional, internacional y ciudadano para llevar estas reformas hasta las últimas consecuencias. «Eso es lo que definitivamente estaría planteándose como un gran reto y un desafío», dijo la investigadora.
¿CUÁLES SON LOS ESCENARIOS POLÍTICOS EN HONDURAS?
La investigadora del Cedoh explicó que de cara al proceso electoral del domingo 28 de noviembre, en Honduras, se plantean escenarios fragmentados donde si bien hay trece partidos políticos, y dos candidatos independientes, participando en la contienda electoral; hay tres partidos que se posicionan como los dominantes y de los cuales saldrá el próximo presidente de Honduras.
En el caso del Partido Liberal, Salomón expuso que es uno de los dos partidos tradicionales del país. Debilitado y sin posibilidades de recuperación en el corto plazo por su protagonismo en el golpe de Estado del 2009 y fraccionado aún más por llevar a un personaje vinculado al lavado de activos, exconvicto en Estados Unidos y porque a través de sus diputados formó una tradicional alianza en el Congreso Nacional con el Partido Nacional «en aras de un supuesto pacto de gobernabilidad».
En cuanto al Partido Nacional, la investigadora del Cedoh señaló, que es un partido de derecha que ha estado doce años consecutivos en el poder y que ha sido señalado por corrupción, narcotráfico, control represivo a través de militares y policía; además de control político partidario y personal de los otros poderes del Estado.
Sumado a esto, mencionó Salomón, el Partido Nacional mantiene un fuerte control ideológico a través de los medios de comunicación corporativos, de las cúpulas de las iglesias. También ha sido artífice del debilitamiento y manipulación del Estado de derecho y un manejo no adecuado de la pandemia, mientras politiza y organiza la política asistencial.
Al Partido Libertad y Refundación (Libre), la investigadora del Cedoh lo caracteriza como un partido de centro izquierda, que constituye la segunda fuerza dentro del Congreso Nacional, pero con muy poco caudal electoral a nivel de alcaldías. A este partido se suma en alianza Salvador Nasralla, un personaje de centro derecha, «que a pesar de tener partidos políticos efímeros se ha convertido o se convirtió en algún momento de los últimos tres procesos electorales en un líder con una cuota política bastante alta».
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Dentro de los escenarios electorales, Salomón vislumbra que hay dos partidos con posibilidades de triunfo: el Partido Nacional y el Partido Libre, siendo el primero el que maneja «muchísimos recursos producto de la corrupción y el narcotráfico. Recursos que ya están circulando en el ámbito de la participación político electoral».
Mientras que el segundo es «la única fuerza política con posibilidades de sacar al Partido Nacional del Poder», pero para que esto se dé es necesario que la oposición deje de estar fragmentada. «La incorporación de Salvador Nasralla a la Alianza le asegura un fuerte caudal electoral», sin embargo, la incorporación del candidato del Partido Liberal enfrentaría mucha resistencia al interior del partido Libre, «que se resisten a mezclarse con otros partidos que no coinciden ni ideológicamente, ni en sus posiciones con respecto a temas centrales del país», afirmó la investigadora.
En cambio, el peor escenario trazó Salomón sería el gane del Partido Nacional. «En este sentido, si llega a ganar el Partido Nacional las elecciones -por cualquier razón que seguramente pueden ser fraudulentas-, las posibilidades de conflictividad política y social a raíz de las elecciones de noviembre son reales».
HACIA UNA NUEVA LECTURA DE LA REALIDAD
Durante su exposición, la académica social expuso que, tanto desde Honduras, como el resto de Latinoamérica, «los movimientos o partidos de izquierda tienen que empezar por hacer una nueva lectura de la realidad». Pues no es la misma de hace diez, veinte o cincuenta años.
Salomón indicó que es necesario que la izquierda comience por «diferenciarse radicalmente de los vicios que corroen a los gobiernos de derecha y fundamentalmente en estos temas: corrupción y narcotráfico. Hasta ahora pareciera que esos dos vicios solamente son problemas de los gobiernos de derecha y que los gobiernos de izquierda no están contaminados y en realidad lo están».
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Salomón señaló que es necesario diferenciarse del autoritarismo y concentración de poder que caracterizó al partido gobernante en los últimos doce años, en el caso de Honduras. Para de esta forma contrarrestar el «desencanto ciudadano» donde se da la imagen de que todos los partidos políticos son iguales.
«Da la impresión que ahora las diferencias no son ideológicas, las diferencias van más allá», sin embargo, desde el lado de la ciudadanía se perciben como todas iguales, donde se quieren llegar para controlar el poder político de la misma forma que lo hizo el partido anterior en gobierno, llámese este derecha, centro o izquierda. «Es un elemento de desencanto que está aflorando y pidiendo a gritos un cambio en la interpretación de nuestra realidad», declaró.
En Honduras «estamos a la expectativa», tenemos un partido gobernando que se «está jugando el todo por el todo» y está apostando por una campaña anticomunista de la década de los 60 del siglo pasado para de esta forma orillar a la alianza y al partido Libertad y Refundación (Libre) a radicalizar sus posiciones lo que podría dar como resultado que pierda votos no solo de aliados sino también de la ciudadanía que ve a Libre «con buenos ojos» para que asuma la conducción del gobierno en enero de 2022.
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