Por Adolfo J. Facussé
La política exterior de Estados Unidos, en especial en Centroamérica y el Caribe, consistente en colocar y apoyar a dictadores, casi siempre de la peor especie, ha sido posiblemente el peor error que han cometido en su corta historia como imperio.
Ellos no buscaban promover en estos países las bondades del sistema o las prácticas democráticas y republicanas, que fue lo que los había hecho grandes, sino proteger los intereses de sus inversionistas y disuadir la competencia de sus competidores, tal cual fue el espíritu de la Doctrina Monroe, “América para los americanos”, entendiéndose que el continente americano era territorio reservado para los estadounidenses y no de otras potencias europeas.
En algunos casos, no puede negarse que eso trajo desarrollo, como ocurrió con las compañías bananeras, aún con sus errores, que fueron responsables de haber transformado la costa norte de Honduras, de una selva palúdica en la zona más desarrollada del país.
Por lo general, dichos dictadores, aprovechándose de su gran poder e impunidad, eran universalmente odiados en sus respectivos países, pues hacían lo que querían, robaban lo que podían, aplicaban los principios del “encierro, destierro o entierro” y, al final, sus opositores buscaban al “enemigo de su enemigo” en este caso, de Estados Unidos, que los apoyaran, para liberarse de la opresión.
Así fue, por ejemplo, que los fidelistas que luchaban contra el dictador Batista, de los sandinistas en su lucha contra Somoza, ambos apoyados por Estados Unidos, que buscaron el apoyo de la URSS, etc.
Que allí terminaron instalando eventualmente sendas dictaduras aún más tremendas que las anteriores y sus pueblos quedaron sin disfrutar de una democracia, fue también la otra terrible consecuencia y el otro fracaso para Estados Unidos y las poblaciones de dichos países.
Algo similar puede estar por ocurrir en Honduras. Al gobierno del presidente Trump se le ocurrió darle todo apoyo al dictador Juan Orlando Hernández, influyendo para que fuera reelecto en violación de la Constitución de la República.
¿Claro, porqué podía molestarle a Trump que su dictador violara la Constitución de este remedo de una República?
Durante el gobierno de Trump, efectivamente se ignoraron todas las indicaciones de que se trataba de un aliado pero que del narcotráfico y que, además, se apoderó de todos los poderes del Estado, que terminó con la atención a la salud y a la educación y que ha estado hundiendo al país en un terrible estado de saqueo, corrupción y crímenes.
Eso ha conducido a una penetración más fuerte de los despachos de cocaína a Estados Unidos y que han contribuido a que hoy no dispongamos de fondos suficientes para atender nuestras verdaderas necesidades.
¿Cuál ha sido entonces el logro de la política seguida por el gobierno estadounidense en Honduras? Perdió Honduras y perdió Estados Unidos.
En primer lugar, lograron que el dictador apoyado por ellos, terminara con lo poco que quedaba del sistema democrático en Honduras.
La corrupción y el caos generado en el país, más el hambre, la falta de inversión y el desempleo generados por nuestra dictadura provocaron que un gran número de personas decidieran huir de este país, especialmente a Estados Unidos, fenómeno que también afecta a ellos.
Los hondureños han estado sufriendo por una malísima atención de parte de nuestro gobierno durante la pandemia del Covid19, gracias a que este gobierno malgastó el dinero comprando toda clase de artículos a altísimos precios o inútiles, como fue el caso de la compra sin licitación de unos tales “hospitales móviles”, al triple del precio, pagados por anticipado, sin ninguna garantía, que no funcionan y que tampoco eran adecuados para este tipo de pandemias, pero que se hizo con nuestros impuestos.
Otro problema más actual ilustra cómo es que funciona nuestro gobierno en estos casos y cómo atiende las necesidades de la población hondureña. En noviembre del año pasado, dos tormentas tropicales de alta potencia destructiva hicieron enorme daño en la zona más productiva del país, pero el gobierno, ya en vísperas del inicio de la temporada de lluvias, todavía no ha reparado los bordos de contención de las inundaciones ni ha dragado los ríos.
Cuando los vecinos protestaron recientemente, señalando esta terrible indiferencia, el gobierno “resolvió” mandando a la policía a reprimirlos con gas lacrimógeno.
En fin, repito, ¿qué ganó el gobierno de Estados Unidos apoyando a este señor como dictador de Honduras, y que además de saqueador y narcotraficante, es totalmente incapaz de cumplir con lo mínimo de sus obligaciones?
Y qué va a hacer este pueblo si no logra liberarse del tirano que, con el apoyo del gobierno norteamericano, con su alianza con el narcotráfico y con unas Fuerzas Armadas también corruptas y lo peor, entrenadas por el gobierno de Estados Unidos, no está dispuesto a dejar el poder.
Ahora que parece que ha cambiado la política de Estados Unidos, ¿será que ellos podrían ayudarnos a revertir el daño que nos han causado?
Pues la respuesta parece ser que no. Nos dicen que la solución la tienen que dar los mismos hondureños a través de un proceso eleccionario.
Pero es que el nuevo gobierno norteamericano pretende desconocer que el sistema político hondureño es famoso por las “elecciones estilo Honduras” y que ya tuvimos confirmación nuevamente de ese hecho con el resultado de las recientes elecciones primarias, como todas las que se pueden tener aquí, controlado como está el sistema de elecciones, que está permitiendo la participación de personas legalmente inhabilitadas para postularse y permitir la reelección de muchos personajes funestos a sus curules y prerrogativas del Congreso Nacional gracias a cienes de actas pandas y otras irregularidades.
Si el pueblo finalmente estalla, como probablemente ocurrirá tarde o temprano, y se rebela como hizo el pueblo nicaragüense, lo único que aparentemente va a conseguir es más represión, violencia y asesinatos contra los que luchen contra la tiranía.
Si el pueblo, por otra parte, se organiza y busca una alianza con enemigos de Estados Unidos, como responsables de imponernos esta dictadura, como hicieron los supuestos revolucionarios mencionados anteriormente, puede similarmente terminar con un problema aún peor.
Patria ha pedido que el dictador se vaya, pero el canciller revela que se han estado reuniendo con funcionarios del gobierno del presidente Biden en busca de un arreglo, para que Estados Unidos ayude al gobierno con un plan de reconstrucción, con vacunas, con otro TPS, etc.
Esto significa que esperan llegar a un entendimiento entre la narcodictadura y Estados Unidos, talvez partiendo de la salida de JOH, pero el problema será que su sucesión podría ser no solo otra persona sino un régimen que siga obediente a él, lo cual no va a resolver los problemas de fondo.
En general, la política exterior de Estados Unidos podía haber sido más exitosa y apreciada por sus vecinos, si se hubiera centrado en impulsar la democracia y otros principios tales como la separación de poderes.
Asimismo, nos podían haber enseñado que sólo un sistema con una Constitución con base en principios y no reglamentaria, con gobernantes ilustrados y honestos, elegidos libremente pero sujetos a respetar la ley y a los otros poderes del Estado, y preocupados por la educación, la salud y la infraestructura; así como un sistema de justicia imparcial y el respeto a las leyes, más la más amplia libertad a los ciudadanos para hacer todo lo que no está prohibido, estimulando la creatividad, la invención, la creación de emprendimientos y empleos, produciendo en competencia, que son lo que nos podían conducir al desarrollo.
Estados Unidos podían habernos ayudado a cambiar el sistema de explotación establecido por los conquistadores españoles, que estuvieron 300 años sacando el oro y las maderas preciosas de Honduras, obedeciendo los mandatos de un gobierno dictatorial como era el del rey de España, que nos veía como su propiedad y sus siervos, gobierno que duró 300 años manteniendo sometido al pueblo hondureño.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas