Según la directora del Observatorio de la Violencia, los hechos violentos no han disminuido en el país en 2019 y 2020.
Por: Redacción CRITERIO.HN
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Tegucigalpa, Honduras.- La violencia no está reprimida en Honduras: es la conclusión a la que ha llegado la directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma, Migdonia Ayestas, al analizar la cantidad de muertes violentas en el país en 2019 en comparación con los años de 2016 a 2018. El año pasado, según Ayestas, las muertes violentas no disminuyeron.
El descenso de muertes violentas es “un espejismo”, agrega Ayestas. En San Pedro Sula, los asesinatos por encargo, el narcotráfico y las maras son los principales responsables de que la violencia no haya decaído en 2019 ni este año.
La Policía asegura que la violencia se ha reducido en el país; sin embargo, “las instituciones estatales no gozan de la confianza de la población”, señala la experta. Tanto los órganos de seguridad como las municipalidades y el Congreso salen “aplazadas”, agrega.
Para Ayestas, los hondureños ya no creen en quienes los dirigen debido a la gran cantidad de escándalos de corrupción de los últimos meses, incluyendo la compra de hospitales móviles y de mascarillas sobrevaloradas. Además de las miles de pruebas de coronavirus que se dañaron por torpeza de las autoridades de salud.
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A pesar de lo que dice la Policía, la violencia en San Pedro Sula sigue siendo elevada. Los tres barrios sampedranos con mayor número de muertes violentas el año pasado son los barrios Lempira con 17 y Lomas del Carmen con 12. En cambio, señala Ayestas, se reporta un descenso de la violencia en Cofradía y Chamelecón, que hace unos años ocupaban los primeros lugares entre los distritos sampedranos más peligrosos.
En esas dos zonas, “organizaciones internacionales como USAID se han involucrado con la
comunidad. Han sido un pilar del desarrollo, especialmente en hogares donde ya hay penetración de un miembro de una mara para sacarlos y tratar de insertarlos en la sociedad de forma productiva, apoyándolos con capital semilla y programas sociales”, explica la directora del Observatorio.
Mujer, violencia y COVID-19
Los feminicidios en Honduras no dejan de incrementarse día a día, advierte la directora del Observatorio de la Violencia. Las mujeres trans son “especialmente” perjudicadas por la violencia y en la mayoría de los casos no se castiga a los autores de sus asesinatos.
La mayor parte de los feminicidios reportados en 2020 en el país, según informe del Observatorio, han ocurrido en Francisco Morazán con 49.1%, mientras que el 12.7% se ha registrado en Cortés.
La peor parte de la pandemia del coronavirus se la ha llevado la mujer, según cifras del Observatorio de la Violencia. La mayor parte de los feminicidios en 2020 en Honduras han ocurrido en la zona urbana, con 71%, y en la rural, con 29%.
Ayestas enumera “la violencia intrafamiliar, contagios y agresiones del cónyuge agresor” entre las principales manifestaciones de la violencia contra la mujer en Honduras.
Por otra parte, son mujeres en su mayoría quienes tienen que lidiar con el trabajo en primera línea médica contra la COVID-19 sin disponer de los equipos de bioseguridad mínimos.
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