Por: Redacción CRITERIO.HN
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Fotos: Fernando Destephen
Ilustración: Guillermo Burgos
Tegucigalpa.-Son tiempos difíciles para Ana Álvarez, una mujer de 52 años, comerciante independiente y residente en la colonia Villa Nueva, en la parte oriental de la ciudad de Tegucigalpa, capital de Honduras, uno de los sectores donde el gobierno inició en marzo pasado la distribución de alimentos del programa de asistencia social “Honduras Solidaria”.
Desde la orden gubernamental de la declaratoria de estado de emergencia nacional, Álvarez que en sus últimos años se ha dedicado a la comercialización de productos cosméticos como una fuente de ingresos en su familia, lamenta que sus ganancias se hayan reducido a cero por el confinamiento.
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“No he podido salir porque yo me dedico al comercio. Y no he podido salir a visitar a mis clientes desde febrero que cobre la última quincena”, comenta. “Así que durante esta pandemia mis ingresos se han reducido en cero”, dice sentada sobre un sillón que da justo al frente de la puerta principal de su vivienda, desde donde hace unos meses vio llegar a su colonia la distribución de los alimentos.
En la capital hondureña, hablar sobre la colonia Villa Nueva es evocar un sector altamente expuesto a la violencia y con altos índices de pobreza: razón que explica el por qué ese asentamiento de la periferia de la ciudad junto a la colonia Los Pinos, fueron las primeras en ser auxiliadas por el asistencialismo gubernamental.
“La situación ha estado un poco fregada porque uno no ha podido salir por miedo y por querer cuidarnos del virus”, acota Álvarez. Sin embargo, ella que fue auxiliada por la entrega de la llamada “bolsa solidaria”, asegura que el contenido de los 16 productos incluidos en las raciones entregadas en su sector, resultaron ser insuficientes, sobre todo “en una colonia como estas que tiene bastantes familias”, habla, refiriéndose al caso de la Villa Nueva, donde “sabemos que hay familias que tienen seis hijos, donde no ajustó, porque no les fue suficiente porque estas son casas con el número de familiares bastante grandes”, reconoce.
El gobierno de Honduras destinó 355,372,000 millones de lempiras como parte de la primera fase del programa “Honduras Solidaria”, para la distribución de una proporción de alimentos que unitariamente apenas alcanza un valor de 500 lempiras. Y es que la composición de la bolsa solidaria está constituida por apenas 16 productos en cantidades paupérrimas. Por ejemplo: dos libras de frijoles, dos libras de harina de maíz, dos libras de azúcar, cuatro libras de arroz, dos libras de manteca, entre otros. En algunos casos, a razón de que las alcaldías municipales han determinado reestructurar el contenido de la bolsa solidaria, alegando incrementar la cantidad de algunos productos prioritarios como los granos básicos, el contenido de esa ración alimentaria ha disminuido, lo que ha conllevado a que su valor sea menor a los 500 lempiras.
BOLSA SOLIDARIA INCOMPLETA
En su condición de madre que tuvo que sacar adelante tres hijos, nuestra entrevistada asegura que solo se ocupan tres días para que una familia, consuma los productos contenidos en la “bolsa solidaria”, para saber la insuficiencia que representa esa ayuda alimentaria.
Álvarez comenta también que fue testigo de la irregularidad en el contenido de la comida distribuida por el gobierno. Durante el proceso de entrega, explica que fue asistida por la primera y segunda fase, marzo y abril, respectivamente. “Primero nos dieron un saco, después una bolsa”. Pero agrega que “ya en la segunda entrega –solo en una bolsa- venían los mismos productos, pero en una menor cantidad”.
El testimonio de Álvarez es solo un reflejo de la insuficiencia alimentaria de un programa asistencialista que ha dejado a miles de familias sin ser atendidas. CRITERIO.HN, abordó mediante un análisis de datos, la efectividad del programa gubernamental “Honduras Solidaria”, focalizando su estudio en lo que el gobierno define como “Primera Fase de Honduras Solidaria”.
INSUFICIENCIA ALIMENTARIA
La indagación revela la insuficiencia de un programa gubernamental concebido para oxigenar la economía de las familias en condiciones de pobreza. A todas luces la gestión gubernamental fue otro tropiezo sumado a las políticas públicas de la administración del gobernante hondureño, Juan Hernández. Y en una entrevista con CRITERIO.HN, lo confirman los alcaldes municipales, pues sus opiniones concuerdan con el análisis del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), que cuestiona la falta de planificación de “Honduras Solidaria”.
Durante el proceso de investigación, nuestro equipo periodístico tomó como fuente base, datos de la Secretaría de Finanzas (SEFIN), correspondientes a la totalidad de bolsas distribuidas en los 18 departamentos que esa institución indexó en su portal web. Asimismo, se precisó como fuente al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), con información referente a la cantidad de familias viviendo bajo la línea de la pobreza de la Encuesta de Hogares 2017. Tomando la información citada se efectuó el análisis mediante un cruce datos entre el número de hogares en condiciones de pobreza, entre pobreza extrema y pobreza relativa, y la cantidad de bolsas solidarias distribuidas.
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HOGARES SIN COBERTURA ALIMENTARIA
Durante la asistencia alimentaria correspondiente a la primera fase, analizando la distribución en 18 departamentos, CRITERIO.HN encontró que hubo un déficit de más de un millón de personas a quienes no llegó la asistencia alimentaria del gobierno. De acuerdo con el análisis de datos, 271,339 hogares no tuvieron acceso a la bolsa solidaria, cuya cantidad de hogares multiplicada por 4.2 número, promedio de personas que conforman una familia hondureña, resulta en un aproximado de 1,139,623.8 millones de personas que quedaron sin acceso a la ayuda alimentaria de “Honduras Solidaria”.
En términos de porcentaje, en toda Honduras hubo una carencia de 27,60 por ciento ante un porcentaje de cobertura de 72,40, lo cual representa un total 711,814 en entregas, una cantidad además alejada a las 800,000 entregas que el Decreto Ejecutivo PCM 025-2020, que contempla la operación “Honduras Solidaria”, estableció como principal objetivo correspondiente a la primera fase para beneficiar a 3.2 millones de personas. Entre las zonas estudiadas, el departamento de Cortés llamó la atención, porque fue un sector donde la insuficiencia alimentaria reflejó que miles de hogares se quedaron sin acceso a la ración alimentaria.
En Cortés, donde además sus habitantes han sido fuertemente afectados por ser un epicentro de la pandemia, la cantidad de hogares que quedaron sin recibir la entrega alimentaria ascendió a 48,241 familias, lo que indicó una carencia de un 52,00 por ciento.
En Francisco Morazán, donde la realidad epidemiológica iguala a Cortés con una población altamente afectada por la propagación acelerada de contagios, se observó un fenómeno diferente en cuanto a la entrega, contabilizando 49,621 raciones, una cifra superior a lo que se envió a Cortés. Sin embargo, ese incremento no fue suficiente ya que una numerosa cifra de hogares quedó desatendida. Y es que se detectó que, para haber llegado a satisfacer 82,425 familias, que en Francisco Morazán se ubican en condiciones de pobreza, hizo falta que el gobierno además de las 49,621, destinara 32,804 entregas, desfase que reflejó una insuficiencia de 39.80 por ciento.
Un nivel deficitario también presentó Comayagua. En este departamento el número de hogares viviendo en condiciones de pobreza es de 86,231, una cifra mucho mayor a Francisco Morazán. Entre esa cantidad, se observa que a la mesa de 28,520 familias no llegó el auxilio alimentario, lo cual situó el porcentaje de carencia en 33.07 ante un 66,93 de cobertura.
En Olancho, entendiéndose que es el departamento más extenso de la geografía hondureña, se hicieron llegar 61,109 “bolsas solidarias”, cantidad que aparentemente resulta satisfactoria. El INE, apunta que este departamento registra 70,015 familias viviendo en condiciones de pobreza, entre pobreza extrema y pobreza relativa. Aplicando el cruce de datos, se analiza que, aunque en Olancho se entregaron 61,109 sacos de comida, quedaron sin ser asistidos un total de 8,906 hogares situados justamente en el rango de la pobreza relativa.
En el departamento de Yoro, la cantidad de hogares viviendo en condiciones de pobreza es de 86,768, cercana al número que presenta Olancho. De manera que en Yoro la entrega también fue aparentemente numerosa, pues repartieron 61,806 bolsas. Pero si se efectúa el análisis comparativo, quedaron 24,962 hogares sin ser atendidos, estos mayormente fueron familias viviendo en pobreza relativa.
Luego en Atlántida hubo una distribución de 22,141. Pero también se observa que fue insuficiente para el número de familias viviendo en pobreza relativa, por lo que a la casa de 10,574 hogares tampoco llegó la ayuda alimentaria del gobierno. En el departamento de Colón, poblado en gran parte por la etnia garífuna, la insuficiencia de “Honduras Solidaria”, hizo que 20,750 familias quedaran sin recibir la ayuda estatal. En el análisis comparativo, se observa que, en las 20,750 familias desatendidas, 5,039 correspondían a familias viviendo en pobreza extrema; mientras que 15,711 a hogares en pobreza relativa.
En el noroccidental departamento de Santa Bárbara, con una mora de 20,620 bolsas sin entregar, tuvo un comportamiento de desatención similar al de Colón, con la diferencia que el porcentaje de desatención se ubicó mayormente entre las familias viviendo en condiciones de pobreza relativa.
A pesar de que el departamento de El Paraíso, en el oriente hondureño, tuvo una distribución de 67,811, esto no resultó ser suficiente, puesto que hubo un total de 10,600 (en pobreza relativa) que quedaron fuera del subsidio alimentario.
En Ocotepeque, donde se experimentó una ausencia de 8,479 entregas, el porcentaje de insuficiencia entre el número de familias en extrema pobreza y pobreza relativa se equiparó. En el sentido que, entre los 8,479 hogares desatendidos, un total de 4,393 se sitúan en pobreza extrema; en tanto, un total de 4,086 se ubican en condiciones de pobreza relativa.
Entre tanto en la zona sur, específicamente en Choluteca, la cantidad de hogares en desatención por el programa alimentario del gobierno ascendió a 15,004 bolsas solidarias. La característica de la distribución de alimentos tuvo un nivel de desatención que recayó principalmente en las familias en pobreza relativa. Por lo que la cantidad de familias olvidadas por “Honduras Solidaria” en Choluteca, fue bastante parecida en el departamento Copán, donde quedaron desatendidas 16,332; es decir, un porcentaje de carencia de 23,49. Mientras que, en el departamento de Valle, zona sur, se observó un porcentaje de deficiencia de 22,58, lo que significó que 6,392 familias sin acceso a alimentos estatales.
LEMPIRA Y LA PAZ LOS MEJOR ATENDIDOS
En el análisis de datos, se detectó que “Honduras Solidaria”, únicamente tuvo una cobertura con un bajo porcentaje de carencia en dos departamentos de la zona occidental. Son los casos de Lempira y La Paz, en este último departamento, se distribuyeron 35,066 bolsas adeudando solo 272 raciones. Mientras que en Lempira se hicieron llegar 52,120 superando las 51,769 familias que en ese departamento el INE registran en condiciones de pobreza. A pesar de tener características similares a Lempira y La Paz, en Intibucá el auxilio alimentario en el nivel de atención fue bastante deficiente al quedar desatendías 11,136 familias.
Los departamentos de la zona occidental La Paz, Lempira e Intibucá, han reportado históricamente los niveles más altos de pobreza extrema. En los últimos años esta zona ha sido beneficiada con varios programas de asistencia social, probablemente porque el gobernante, Juan Hernández es oriundo de Lempira, e incluso, en esa lógica en las pasadas elecciones de 2017 el Tribunal Supremo Electoral (TSE) lo declaró ganador del proceso gracias a los llamados “votos rurales” de ese sector, lo que fue severamente cuestionado por la oposición política que denunció un fraude electoral, versión que implícitamente fue respaldada por la Organización de Estados Americanos (OEA), que señaló que en virtud que los resultados no eran certeros, sugirió la repetición de los comicios.
Como parte del análisis, Criterio.hn también analizó Gracias a Dios e Islas de la Bahía, departamentos que, a razón de su remota posición geográfica, el INE no cuenta con registros actualizados. De modo que se utilizó el censo poblacional del INE correspondiente al año 2013 que mide la pobreza de los hogares usando la metodología de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Aun así, se observa un porcentaje deficitario, ya que para el caso del departamento de Gracias a Dios, hubo una carencia de 4,041 bolsas. Y en Islas de la Bahía hubo desatención para 4,601 hogares en condiciones de pobreza. Pero si se tomara en cuenta las estadísticas poblacionales actualizadas, el número real de hogares desatendidos podría ascender a más familias.
ALCALDÍAS EXCLUÍDAS DE DISEÑO PRESUPUESTARIO
La distribución de “Honduras Solidaria”, se ejecutó mediante el mecanismo de transferencia descentralizada que incorpora a las alcaldías municipales como entidades responsables en la distribución de la ayuda alimentaria. No obstante, alcaldes consultados por CRITERIO.HN cuestionaron el proceso de planificación gubernamental ya que no se consideró a las alcaldías en el diseño del proyecto presupuestario que únicamente fue elaborado por el gobierno central.
El alcalde del municipio de San Antonio, departamento de Comayagua, Nestor Mendoza, lamenta que las autoridades hayan prescindido de los criterios de las municipalidades referentes a la necesidad de sus habitantes. Y es que “solo nos mandaron las transferencias sin tomar en cuenta las necesidades que tenemos como alcaldes”, señala Mendoza.
De manera, que no hubo un espacio para incorporar una figura “como un estudio previo y bien elaborado que se entregara por parte de la alcaldía al gobierno”, amplia. Al final, explica que la negativa del gobierno de excluir la opinión de las alcaldías supuso un problema para los gobiernos municipales. En su caso, comenta que ante la insuficiencia de la ayuda tuvo que añadir 900 raciones de comida más para compensar el resto de los pobladores, a quienes “con lo que mandó el gobierno la ayuda era escasa”, dice. Porque “con los 1,200,403, millones que mandó el gobierno solo alcanzaron para llegar 2,486 familias”, afirma.
La problemática de Mendoza también fue motivo de preocupación para el alcalde del municipio de Cedros, departamento de Francisco Morazán, David Castro, quien señala que en el proceso de las transferencias “el gobierno no dio las cantidades de dinero que se necesita para llegar a todas las familias”.
Por ejemplo, “para cumplir el municipio de Cedros, yo necesito 4 millones de lempiras y el gobierno de la República solo me da 1,800, 441”, explica. Al igual que en la alcaldía de San Antonio, este edil refiere que la insuficiencia de las transferencias representó un problema para la alcaldía que tuvo que poner dinero de su bolsa para llegar a una mayor cantidad de familias. Además, menciona Castro que las transferencias tampoco compensaron los gastos de movilidad para la entrega, representando esto un problema presupuestario para los gobiernos municipales. Porque “en algunos municipios las necesidades van variando tanto demográfica como topográficamente, y esto también incurre en más gastos a la hora de hacer entrega de alimentos”. En conclusión “puedo asegurar que el gobierno no está dando lo necesario para cumplir con las necesidades de los municipios”. No obstante, “si se hiciera un esfuerzo más directo del gobierno se podría llegar a todas las familias”, explica el funcionario municipal.
FOSDEH: ASISTENCIA ALIMENTARIA FRACASÓ
De acuerdo con estudios del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), sobre la distribución de la gestión económica durante la pandemia, del total de presupuesto aprobado, unos 80 millones de lempiras, inicialmente, el gobierno apenas destinó el 0.42 por ciento para el programa “Honduras Solidaria”.
Además del evidente desinterés presupuestario hacia la asistencia alimentaria de los hondureños, el economista del Fosdeh, Ismael Zepeda, critica la improvisación del gobierno en materia de planificación. Por ejemplo, fue una entrega que no se hizo semanalmente, a pesar de que se sabe que hay hogares donde el número de integrantes vuelve insuficiente una bolsa de apenas 16 productos que ni alcanza ni para una semana, cuestiona.
Por otro lado, analiza Zepeda que es una ayuda que alcanza un porcentaje mínimo del precio de la canasta básica, ya que los 500 lempiras –valor de la bolsa solidaria- apenas representan un 6.25 por ciento de una canasta básica alimenticia valorada en 8 mil lempiras. Y “se logra observar que no solo en cantidades es ineficiente sino también en la parte de los valores nutritivos”. Y es que “una bolsa solidaria de alimentos tiene que ir conforme a los valores nutritivos que necesita un ser humano; porque no solo porque son personas de escasos recursos se les va a dar alimentos de mala calidad”, sentencia el especialista del Fosdeh.
BOLSA SOLIDARIA CON INSUFICIENCIA NUTRICIONAL
Un breve análisis técnico de especialistas del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Honduras, detecta una serie de falencias del modelo de asistencia alimentaria “Honduras Solidaria”. “Tal y como está conformada la canasta actualmente, está aportando 7.8 % de proteínas, y los estándares internacionales indican que debería ser entre 10-12 %”, indica el estudio de la organización.
La presidenta del gremio de nutricionistas, Levive Romero, explica a CRITERIO.HN, que “muy rara vez una asistencia alimentaria de este tipo en casos de emergencia pretende cubrir el 100 % de los requerimientos de la población”. En su análisis, los profesionales de la nutrición, también exponen que “el problema no son los alimentos que se están dando sino las proporciones”.
De acuerdo a su estudio, si la bolsa solidaria estuviera destinada con una duración para una semana, las kilocalorías (kcal), que aporta deberían de ser entre 1,000 y 1,500 kcal”. No obstante, la composición actual de la ración alimentaria repartida se establece en 852 kcal, señalan.
Además, el diagnóstico de los nutricionistas cuestiona que, en su planificación, “Honduras Solidaria”, no pensó en la atención focalizada a grupos en vulnerabilidad. Justamente, hizo falta cobertura especial en “población de niños menores de 6 meses, promover y proteger la lactancia materna, de 6 meses a 2 años, mujeres en periodo de gestación, continuación de lactancia materna con una adecuada alimentación complementaría, los adultos mayores en riesgo de complicación por Covid-19”, lamentan.
Los expertos del Colegio de Nutricionistas concluyen advirtiendo que la problemática del abastecimiento alimentario puede provocar una agudización de la mala nutrición entre la población más empobrecida, sobre todo, en la franja del corredor seco donde existen graves problemas por inseguridad alimentaria.
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