Por: Redacción CRITERIO
Tegucigalpa.-Estimaciones oficiales de tres años revelan que el impacto generado por la plaga del gorgojo descortezador a la economía nacional asciende a más de 5 mil millones de lempiras, unos 220 millones de dólares.
A esto se agrega los problemas ambientales que en la época seca provocan incendios forestales, según el Instituto de Conservación Forestal, ICF.
A mediados del mes de febrero, esta destructiva plaga había destruido cerca de 400 mil hectáreas de pinares, con daños dantescos en los bosques de pino de los departamentos de El Paraíso, Francisco Morazán y Comayagua.
Además, el corte controlado de más de 50 mil árboles para avasallar poblaciones del depredador reducirá la producción de agua en un 50% en el Distrito Central, según la Fundación Amigos de la Tigra.
Para enfrentar la emergencia en 2015 el gobierno destinó 524 millones de Lempiras y creó una comisión entre varios entes para erradicar la plaga del gorgojo descortezador y con apoyo de la milicia instaló viveros con un millón de plántulas que serán sembradas en zonas afectadas del país.
Es así como a la fecha la plaga ha sido controlada en un 75%, en tanto la erradicación y conservación forestal continúan adelante.
La otra mandíbula de esta tenaza ambiental es la mano del hombre a cuya autoría corresponden el 90 por ciento de los incendios forestales. En ocho meses del 2013 unos 510 incendios arrasaron con más de 58 mil hectáreas de bosque.
En los tres primeros meses de 2016 el cuerpo de bomberos informó de más de 14 incendios en el país, con efectos impredecibles por la presencia del fenómeno del niño que afectará la siembra y cultivos a causa de la sequía.
El impacto en la naturaleza produce cambios de especies y pérdida de conectividad ambiental y entre una generación y otra; las especies que escapan a otras zonas alteran el equilibrio de su nuevo hogar.
Los incendios forestales impactan además en la calidad del suelo, producción de agua y la atmósfera a causa de la contaminación. Los costes económicos que dejan se ensañan en la madera y derivados, como el papel y el combustible; productos alimenticios, y el ecosistema para actividades de ocio y turismo.
Además, en la regeneración en zonas afectadas que supone un gran desembolso económico no siempre recompensado.
La cantidad de incendios por año se modifica, en 2010 se registraron 798, que consumieron más de 37 mil hectáreas de bosque.
Un año después la cifra subió a mil 954 incendios que asolaron más de 90 mil hectáreas. en 2012 la cifra bajó a 411, con 24,461 hectáreas arrasadas por el fuego inclemente.
En 2013 la cantidad de incendios subió a 510, afectando a un total de 58,239 hectáreas de bosque.
El 39.76 por ciento de estos fuegos incontrolados ocurrieron en Francisco Morazán; 16.87 por ciento en occidente; el resto sucedieron en Olancho, de forma particular en Juticalpa, en la Mosquitia y el noroccidente del país.
La entidad de conservación forestal estima que del 2010 al 2013 las pérdidas para el estado oscilan en más de 3 mil 335 millones de lempiras.
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