Analistas advierten que, independientemente de quién gane las elecciones presidenciales este martes, ya sean republicanos o demócratas, las medidas restrictivas y el control fronterizo seguirán siendo una prioridad nacional
Tegucigalpa, Honduras. – El fenómeno migratorio de hondureños hacia Estados Unidos continúa siendo un tema crítico, marcado por la inestabilidad económica y social en el país.
Con el panorama electoral en los Estados Unidos EE. UU., tanto el partido Republicano como el Demócrata han mostrado tendencias hacia políticas antinmigrantes, lo que genera preocupación entre quienes buscan huir de la pobreza y la inseguridad.
César Castillo, director del Observatorio para las Migraciones Internacionales en Honduras (OMIH), señala que el flujo migratorio en Honduras no se ha detenido. Aunque su magnitud y dinámicas han cambiado desde las caravanas masivas orinados entre 2018 y 2019. Sin embargo, la salida de personas sigue siendo constante.
El Instituto Nacional de Migración registra desde el 01 de enero al 24 de octubre de 2024, un total de 30.477 hondureños y hondureñas retornados al país; sólo de Estados Unidos registra 19,246.
A razón de ello, el director del OMIH subraya que la clave para reducir la migración radica en mejorar las condiciones de vida en Honduras. “El flujo no se va a detener mientras no mejoremos las condiciones que no satisfacen las condiciones de vida de nuestra población que en este momento no le queda otra opción, sino que irse porque realmente no encuentra una salida en este país”.
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POLÍTICA MIGRATORIA DE EE UU ES POLÍTICA DE ESTADO
La política migratoria de Estados Unidos es una política de Estado que trasciende los cambios de gobierno y mantiene una continuidad a lo largo del tiempo. Aunque pueden existir variaciones en el enfoque y la implementación entre administraciones demócratas y republicanas, el control fronterizo y la regulación de la inmigración siguen siendo prioridades del país del norte.
En ese sentido, Cesar Castillo, advierte que la política migratoria estadounidense mantendrá su carácter restrictivo sin importar quién gane las elecciones presidenciales. “La política migratoria es una política de Estado que no varía significativamente con el cambio de gobierno”, explicó Castillo, quien señala que, si bien pueden existir diferencias en el discurso y la implementación entre demócratas y republicanos, el control fronterizo seguirá siendo una constante.
La permanencia de esta política se evidencia en la existencia de agencias federales dedicadas exclusivamente a la gestión migratoria, como el Departamento de Seguridad Nacional, que supervisa la Aduana y Protección Fronteriza, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, y los Servicios de Ciudadanía e Inmigración
Esta continuidad en la política migratoria demuestra que, más allá de los cambios retóricos o ajustes específicos, Estados Unidos mantiene un enfoque consistente en la regulación y control de la inmigración como parte integral de su política nacional.
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PROMESAS ELECTORALES NO SE TRADUCEN EN ACCIONES EFECTIVAS
Las propuestas de Kamala Harris en materia migratoria se centran en un enfoque dual que combina seguridad fronteriza con reformas al sistema de inmigración. La vicepresidenta ha prometido impulsar el proyecto de ley bipartidista –Ley de seguridad fronteriza— que aumentaría el número de jueces de inmigración, oficiales de asilo y camas en centros de detención, elevando estas últimas de 34,000 a 50,000. Dicho proyecto fue considerado como fallido.
También, durante su campaña, señaló establecer requisitos más estrictos para las solicitudes de asilo y expandir las vías legales de inmigración, incluyendo 250,000 visas familiares y laborales adicionales durante cinco años, además de crear un camino hacia la ciudadanía para inmigrantes no legalizados que ya están en el país.
Por su parte, Donald Trump ha prometido la radicalidad de la política migratoria estadounidense si gana las elecciones. Su plan incluye la implementación de deportaciones masivas que podrían afectar a aproximadamente 11 millones de personas sin estatus legal, la expansión del muro fronterizo con México, y el restablecimiento de la prohibición de viaje desde países mayoritariamente musulmanes.
Durante su anterior mandato, Trump implementó políticas migratorias extremadamente agresivas que incluyeron la separación de familias y la construcción del muro fronterizo. Su retórica actual mantiene el mismo tono divisorio, refiriéndose a los migrantes como “criminales”, “narcotraficantes” y “terroristas”.
Bajo este contexto de campañas diferenciadas, Karen Valladares, coordinadora de Cristosal en Honduras, mantiene una postura escéptica frente a las promesas electorales en materia migratoria.
Valladares señala que existe una marcada diferencia entre los discursos de campaña y las acciones reales una vez en el gobierno, recordando que incluso durante la administración de Barack Obama se registraron altas tasas de deportación a pesar de su retórica a favor de la regularización.
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Amante de la lectura y la naturaleza, una mujer con la convicción firme que todos podemos hacer cambios significativos en la sociedad, por eso mi objetivo es exponer las injusticias que adolece la ciudadanía. Busco incidir, a través del periodismo, en la defensa y promoción de los derechos humanos, evitando caer en la complicidad de callar ante las injusticias y la corrupción. Ver todas las entradas