Con una de las tasas de feminicidios más altas en América, Honduras enfrenta una crisis que exige cambios profundos en la sociedad y el sistema judicial
Tegucigalpa, Honduras. – La violencia contra la mujer en Honduras es un problema grave y persistente que de acuerdo con las organizaciones de mujeres ha pasado inadvertido. Siendo las muertes violentas de mujeres y femicidios un reflejo devastador de la profunda desigualdad de género y la cultura de violencia que permea la sociedad.
La directora del Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), Migdonia Ayestas, reportó que entre enero y julio de 2024 ya se contabilizaban 150 muertes violentas de mujeres.
Esta cifra contrastada con las 275 muertes registradas en el mismo periodo de 2023, representa una disminución, además se debe tomar en cuenta que en junio de ese año se registró la peor masacre en la historia de la Penitenciaria Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), donde asesinaron a 46 muertes privadas de libertad
Ayestas subrayó que, a pesar de esta disminución, la violencia contra las mujeres sigue siendo un problema crítico en Honduras. La especialista en prevención de la violencia hizo hincapié en que –aunque las cifras han disminuido—, la crueldad y el desprecio detrás de estos actos persisten, reflejando patrones preocupantes en la violencia de género.
CULTURA MACHISTA Y PATRIARCAL
La violencia contra las mujeres en Honduras es, en su mayoría, un reflejo de una cultura que considera a las mujeres como seres de menor valor. Esta creencia es inculcada desde la niñez, perpetuando un ciclo de violencia que se manifiesta en relaciones de pareja abusivas y, en casos extremos, en femicidios.
Para Honorina Rodríguez, las violencias en contra de las mujeres tienen su origen en las relaciones de poder que ejercen los hombres hacia las mujeres. “lo hombres agrediéndolas internalizan poder sobre los cuerpos de las mujeres y hacen un ejercicio de poder”.
Desde 2005 hasta la fecha, el ONV contabiliza 7,505 muertes violentas de mujeres y femicidios. Según detalló Migdonia Ayestas, al hacer un análisis de las muertes violentas ocurridas entre el 2022 y el 2024 aproximadamente el 62% son femicidios, es decir que un hombre en su condición de pareja, ex pareja, familiar o conocido le esta quitando la vida a las mujeres.
En ese sentido, enfatizó que es necesario un cambio social que permita a las mujeres mejorar las relaciones injustas que están basadas en el género, donde las mujeres son vistas como un ser de menor valor.
Honduras lidera la tasa más alta de femicidios en América Latina, con seis femicidios por cada 100,000 mujeres, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Esta alarmante cifra refleja una crisis profunda que tiene sus raíces en una diversidad de factores como la conflictividad social, la violencia doméstica, y la normalización de la violencia de género.
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SIN RECURSOS PARA PREVENCIÓN
El impacto de la violencia de género no sólo se refleja en las estadísticas de muertes y agresiones, sino también en la calidad de vida de las mujeres sobrevivientes. Muchas de ellas enfrentan traumas físicos y emocionales, pérdida de ingresos y oportunidades laborales, y en muchos casos, desplazamiento forzado.
Honorina Rodríguez, denunció que no se están designando los recursos necesarios para que las autoridades atiendan la demanda que existe en cuanto a la violencia contra la mujer.
A criterio de Rodríguez, las autoridades únicamente ven las muertes violentas de mujeres como una estadística más. En ese sentido, la defensora de derechos humanos, instó a cambiar las estrategias en materia de seguridad para ver los resultados esperados. “No podemos ver sólo cifras, sino investigar las causas de las muertes violentas de mujeres”.
A este panorama violento, se le suma la tasa de impunidad en las muertes violentas de mujeres que supera el 95%. Razón por la cual, Migdonia Ayestas insta para que se avance en la judicialización e investigación de las muertes violentas de mujeres y femicidios.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ubica a Honduras entre los cinco países “más peligroso” del mundo para ser mujer.
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Amante de la lectura y la naturaleza, una mujer con la convicción firme que todos podemos hacer cambios significativos en la sociedad, por eso mi objetivo es exponer las injusticias que adolece la ciudadanía. Busco incidir, a través del periodismo, en la defensa y promoción de los derechos humanos, evitando caer en la complicidad de callar ante las injusticias y la corrupción. Ver todas las entradas