Por: Arabeska Sánchez
Los últimos requerimientos de extradición de hondureños han agregado a los cargos comunes sobre trafico de sustancias prohibidas, el trafico ilegal de armas, y estos han sido basados en la confiscación de armas de fuego tipo subametralladoras y fusiles, incluso materiales restringidos que ha hecho la fiscalía contra el crimen organizado en atención al aparejado proceso de expropiación de bienes de origen ilícito que siempre acompaña cada caso de extradición.
Esto asociado con las recientes confiscaciones de un gran numero de armas en los 23 centros penales por parte de las nuevas autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP) que han arrojado datos interesantes sobre los volúmenes y los tipos de armamentos que se trafican, desde la calle, hasta el interior de los centros penitenciarios para suplir a los cabecillas de asociaciones criminales y facciones de las maras que están recluidas en ellos.
Estos armamentos incluyen entre otras tipologías, fusiles, granadas de fragmentación y de humo que han sido inventariados en su momento por alguna de las instituciones del Estado -como ocurrió con la reciente captura de dos maestros que trataban de ingresar un fusil AR-15 propiedad de la PNH, además de grandes variedades de municiones.
Estos dos elementos en asocio con las confiscaciones que anualmente se realizan a través de los dos mecanismos de atención a la política criminal contra el tráfico ilícito de armas: los decomisos a delincuencia común y los decomisos al crimen organizado, aunado a las recolecciones de armas de fuego que quedan abandonadas en múltiples escenas de crimen que ocurren anualmente, podría estar indicando que un solo modelo de mercado negro de armas ilegales estaría operando en el país como fuente de estos tres segmentos de la criminalidad existentes desde hace varios años hasta la actualidad.
Las vías de conexión entre estos actores por medio de sus armas, puede comenzar a hacerse a partir de los asocios que ellos mismos han declarado en medio de sus procesos penales en varios tribunales hondureños y además en varias cortes extranjeras, como ha sucedido con los principales cárteles extraditados y sus planillas de segundones que han sido juzgados en el país.
Esto ha abierto por primera vez la posibilidad de realizar una investigación mas amplia sobre las relaciones y dinámicas existentes entre todos ellos en relación con el tráfico ilegal de armas que realizan dentro del territorio hondureño, y es que, aunque el último informe global sobre este tema publicado en 2020, indica las rutas y magnitud de los flujos de armas ilegales externos del año 2016-2017[1] ubica al país en categoría de flujos ilegales pequeños hacia afuera -generalmente al caribe- y aquellos que ingresan -generalmente desde Europa- , pero no hace referencia sobre los flujos internos.
Otra de las formas de asocio, puede lograrse a través de la evidencia de participación que los mismos inventarios de armas tienen sobre los casos de homicidios que han sido declarados por estos actores -como sucedió con la lista de 75 homicidios declarados por uno de los miembros de Los Cachiros en Nueva York o los 15 homicidios declarados por uno de los miembros de los Valle Valle ante la misma corte-, e incluso aquellos que por medio de la inteligencia policial-forense, se han podido relacionar indicando una clara e irrefutable relación entre armas y estos usuarios que incluyen los asesinatos dentro de los centros penales.
Sin duda, que el tema no se circunscribe en una simple falla de aduana penitenciaria como ha pretendido verse, tampoco como capos aislados con arsenales a su disposición, o intercambio de armas “quemadas” entre criminalidad organizada con asentamiento en los distintos departamentos del país.
Se trata de un modelo de mercado negro de armas ilegales que por las diferentes formas de trasiego logra llegar a las manos de todos estos actores -que en el fondo son uno solo- para establecer una serie de operaciones criminales desde varios espacios o escenarios que no acaba con su encarcelamiento porque probado esta con las incautaciones a penitenciarias que aun allí sus armas siguen acompañando a estos criminales, excepto claro, a aquellos que han sido extraditados.
Hasta la próxima entrega. Que estén bien.
[1] United Nations, Global study on firearms trafficking, Main trasnational firearms traffikincg flows 2016-2017, New York, 2020, p:11.
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Abogada penalista. Especialista en criminología, con maestría en Seguridad Humana y Administración de Proyectos. Docente en la Universidad de la Policía de Honduras. Consultora internacional en criminología y seguridad. Ver todas las entradas