Por: Lorenzo García Santos
El sistema más avanzado de la seguridad social en el mundo del capitalismo se observa en los países nórdicos que influenciados enormemente por el socialismo fenecido de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) determinaron la creación de instituciones jurídicas que correspondieran como un paliativo al acercamiento de la justicia en el caso del proletariado, creándoles una asistencia social que les asegurara un tratamiento humano y que a la vez previniera cualquier estallido de inconformidad, como el que hizo retumbar a la Rusia zarista el 7 de octubre de 1917 y que todos conocemos como la Revolución Bolchevique.
Una de esas instituciones de las que que hablo y con lo que validaban la Seguridad Social se llamó WELFARE y consiste en asistir al trabajador cuando por cualquier razón pierda su trabajo, su empleo. Ya sea por despido o por incapacidad física. Si eso sucede el Estado se encarga de auxiliar al cesante dotándolo de todas las condiciones y recursos que requiere para vivir dignamente hasta que vuelva a encontrar un empleo a la altura de sus circunstancias. Perder la chamba en esos países no representa ningún problema de economía ni causa traumas psicológicos como en estos países desgraciados en donde los remedos de Seguridad Social son saqueados en sus recursos por los encargados de administrarlos, tal como ocurrió en el caso del Instituto Hondureño de Seguridad Social (I.H.S.S.).
Los gringos, avisados y bien tirados a la viveza, para mantener en tranquilidad y bajo su control a los estratos discriminados Y que no tengan animo de reclamar nada “chepiaron” (copiaron) de los países mencionados la institución efectiva del welfare, pero le dieron un rumbo distinto al del simple paliativo de aquellos, así que los negros, los portorriqueños, los cubanos «gusanos» y una alta población gringa lumpenproletaria (drogadictos, vagos y menesterosos) entraron a la asistencia social asistidos por el welfare, al que los latinos llaman a secas: «GUELFER». Con ello los dotan de cupones (no dinero) con los que van a los supermercados, tiendas, comedores o farmacias a comprar sus víveres, vestimenta o medicinas. Un resto de zánganos son felices viviendo del «guelfer»
La mentalidad que crea esta institución en el beneficiario es la de un individuo amamantado, mantenido, dependiente; sin ánimos de exigir mejoría en sus condiciones de vida, agradeciendo como esclavos las migajas con lo que los hacen sobrevivir sus amos.
El Welfare es un paliativo capitalista que puede aprovechar el ciudadano que vive en ese ámbito en el país que lo observa, sirve para perpetuar un sistema desigual en el que una Clase oprime a la otra, sin presuponer liberación alguna. Quienes hemos medio leído los ensayos de Economía Política y hemos tocado los libros que enriquecen la teoría del Marxismo Leninismo sabemos bien que el Welfare asegura la Seguridad Social del trabajador para que viva en conformismo y sin querer cambiar nada.
ES PARA NEGAR LA POSIBILIDAD LIBERADORA DE ROMPER LAS CADENAS QUE ATAN LA MENTE, PARA QUE TAMPOCO SE ROMPAN LAS CADENAS QUE CONDENAN A VIVIR BAJO DOMINIO A LA CLASE DOMINADA.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas