Por: Fernando Destéphen
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Día 32 de cuarentena:
Tegucigalpa. –En tiempos de normalidad Efraín, José y Arturo vendían sus frutas dentro del mercado Zonal Belén, pero ahora en el nuevo escenario generado por el coronavirus venden en una calle atrás del centro de abasto, que lleva a las colonias Iberia, Mayangle y el Country de Comayagüela.
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Los tres dicen que los sacaron del área del mercado para dejar solo a los dueños de las bodegas, negocios que tienen un peso económico mayor al de sus sandías, melones y naranjas que se calientan en una carreta bajo un inclemente sol.
Estos hombres, que al igual que otros miles de comerciantes individuales, intentan sobrevivir a la actual crisis económica y sanitaria, en los mercados hondureños, desafían a la muerte por el contagio del Covid-19 en búsqueda de la manutención de sus familias.
Hoy se cumplen 32 días de aplicación de un toque de queda que restringe la movilidad, como medida de contención del contagio del letal coronavirus, que en Honduras registra un índice de letalidad del 9.3 por ciento, una de las más altas de América Latina.
En Honduras se registraban oficialmente hasta este viernes, 442 personas contagiadas de las que 41 fallecieron. El epicentro de contagio del coronavirus es el departamento de Cortés donde se reportan 305 casos y 32 muertes, según el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo (Sinager).
Pero expertos e investigadores como el doctor Omar Videa y Carlos Umaña aseguran que los contagios y muertes son muchos más y que no se han registrado debido a que el gobierno apenas ha aplicado unas 2.200 pruebas en todo el país.
Umaña, que reside en San Pedro Sula y trabaja en el hospital del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), ha advertido que la población se moviliza masivamente como si no se enfrentara al contagio del coronavirus.
«Carnaval de la muerte segundo día. Hoy el grupo LAS CALACAS. Ven no te pongas tu mascarilla. Baila al son del COVID-19. Vive tal vez las últimas semanas de tu vida. Disfruta la vida es corta», compartió el viernes con sarcasmo Umaña en su cuenta de twitter @drcumana.
Carnaval de la muerte segundo día. Hoy el grupo LAS CALACAS. Ven no te pongas tu mascarilla. Baila al son del COVID19. Vive talvez las últimas semanas de tu vida. Disfruta la vida es corta
— Carlos Umaña (@drcumana) April 17, 2020
Umaña y Videa, coinciden en que lo peor de la pandemia llegará en unas semanas, debido a la irrefrenable movilización de la población en los mercados de Tegucigalpa y San Pedro Sula y otras ciudades del país, y que la cuarentena debe extenderse al menos dos meses más.
Efraín, José y Arturo se enfrascan a diario en las cercanías del mercado Zonal Belén en una tarea, en la que buscando la vida pueden encontrar la muerte, al igual que los compradores que se aglomeran pretendiendo proveerse de alimentos, ante la mirada de agentes policiales y militares.
Los tres no guardan sus risas cuando les cuento lo que dicen los expertos. José de 45 años, asegura que ellos no pueden estar una semana sin vender sus frutas y verduras porque tienen que proveer a sus familias.
Es más imperante para ellos trabajar a diario que confinarse en sus casas para evitar contagiarse del coronavirus.
Los tres venden sandias, melones y naranjas, cada uno con su pick up estacionados uno atrás otro. Apretados en una calle que cruza el instituto San Francisco y llega a una de las puertas de acceso al Zonal Belén y al basurero del mercado. En este lugar policías, los vendedores y los compradores se mezclan aparentemente, sin valorar el peligro que corren sus vidas.
En Honduras un 62 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, un fenómeno agravado por la galopante corrupción que el Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh) y el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), aseguran anualmente engulle 65.000 millones de lempiras.
En Honduras alrededor del 70 por ciento de la población sobrevive del comercio informal en las calles y se ven obligados obviar los protocolos de bioseguridad para proveerse de recursos, según economistas e investigadores locales.
Para Ricardo Matamoros, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), será el sector informal el más golpeado por la epidemia de Covid-19, porque son un grupo en una condición especial de vulnerabilidad debido a que no tienen un ingreso seguro y tampoco acceso a crédito.
En el nuevo escenario del Zonal Belén se vive como siempre un ambiente de mercado: gritos, vehículos pitando, queriendo avanzar, camiones llenos de productos, vendedores con carretas, frutas, verduras, algunos usan mascarillas otros no, no tienen o no quieren, muchos ríen a la cámara, pero no se dejan fotografiar.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la actividad económica en Honduras se contraerá un 3 por ciento por el impacto del nuevo coronavirus en las cadenas de suministro y la demanda interna y externa.
Matamoros reveló que el 28 por ciento de las empresas, debido a la paralización económica del país causada por el Covid-19, han suspendido o han llegado a una negociación con sus empleados en el que han pactado un salario temporal y otras han recurrido a la suspensión de los empleos.
Unos 150 mil trabajadores del país han sido o suspendidos o han llegado a un acuerdo salarial temporal, según el académico.
El ministro de Trabajo, Carlos Madero, reveló que empresas han gestionado la suspensión de su empleo a unos 100.000 trabajadores, unos 80.000 de ellos que hasta hace poco se desempeñaban en la industria maquiladora, que en su mayoría opera en el departamento de Cortés.
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