Honduras, un pueblo hambriento de justicia

Una estrategia política adecuada a las circunstancias

 

Por: Marlin Oscar Avila

Cuando tu ves que la justicia italiana ha condenado a cadena perpetua a 24 militares de países suramericanos que coordinaron la represión a ciudadanos indefensos hace más de treinta años mediante el denominado Plan Cóndor, te satisfaces al descubrir un poco de justicia para nuestros pueblos. Lo hizo porque muchos de los asesinados (20) tenían raíces genealogistas en Italia.(el Plan Cóndor fue una operación dirigida desde Washington, entre las décadas de los 1970 y 1980, donde coordinaron los ejércitos golpistas de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. En ese plan se produjeron 30 mil desaparecidos, 50 mil asesinatos y 400 mil personas encarceladas)

Si revisamos la historia de nuestra América Latina, en los últimos cien años, nuestros ejércitos han servido, más que todo, para reprimir a nuestros propios pueblos, en protección a los intereses oligárquicos y de corporaciones internacionales, que para defender nuestras soberanías, excusa principal para su creación y sustento. En las últimas dos décadas, se les incluye en facilitar el cultivo, procesamiento, transporte y mercado de estupefacientes. Además, el imperio estadounidense le añadió últimamente, el bloqueo y represión a las masas de migrantes del sur hacia el norte. Dentro de las nuevas modalidades, al incursionar al narcotráfico, incluyeron la «obligada vinculación» con las fuerzas paramilitares, las maras y toda clase de grupos informales del crimen organizado, creado en nuestras sociedades por el modelo neo-liberal, de empobrecimiento y expansión de población vulnerada. 

En Honduras no es nada extraño su actual papel de represor directo e indirecto de los sectores sociales críticos al narco gobierno, dis que democrático, producto de un fraude electoral, en el 2017.Su permanencia es el sostén de las vidas en libertad de todo el grupo que integra el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, responsable de al menos cuatro mil asesinatos a civiles en los últimos 10 años, aun en la impunidad. 

Los problemas generados por el actual régimen en Honduras, no  solamente es de inseguridad, pero de deudas impagables, con una crisis económica y humanitaria mucho mayor a la que le adjudican los medios tarifados a Venezuela. 

Pese al aumento de obstáculos establecidos desde Washington en las fronteras mexicanas y al sur de EUA, las caravanas y los viajeros migrantes, mediante intermediarios o coyotes, sigue en aumento. No es solamente por desempleo, el cual aumenta día a día, que se van los hondureños hacia el exterior. También es por la súper explotación laboral en la industria maquiladora, en la banca y el comercio, así como en los servicios, que la ciudadanía, joven y adulta, decide irse del país,  En el presente año, no ha sido necesario hacer los estudios económicos, que nadie hace, para ver cómo se van cerrando negocios, se reduce el número de los empleados y operarios diariamente, en las principales ciudades, aumentando el grosor de desocupados. En un sondeo muy somero o empírico, la semana pasada confirmamos que cerca del 4.5% de los trabajadores de la industria maquiladora, está lista para salir hacia el norte de América en los próximos días. Si esto es así, la maquila esta perdiendo, en los próximos días a 5, 400 trabajadores. Desde luego, hay suficiente fuerza de trabajo disponible (oferta), como producto del sistema de gobierno actual,  de «con chamba vivís mejor» y esos trabajadores serán repuestos fácilmente con «juventud dócil y obediente». A esos nuevos empleados se les contrata bajo modalidades de mayor explotación, lo que incluye la destrucción de las organizaciones sindicales. Si hasta ahora, el salario mínimo que ganan es la tercera parte de lo que por justicia les corresponde, esa brecha se va expandiendo con las nuevas contrataciones. 

Desde abril hay un repunte de las movilizaciones sociales en contra de las políticas de régimen en Salud y Educación. Las estadísticas de asesinatos, torturas, heridos, detenidos y fugados por las botas militares y policiales han ido sumando. Este es el último repunte de una decena que hemos presenciado desde el golpe de Estado hace 10 años. Aun cuando, la política del miedo y hasta terror, sigue estando presente, no hay dudas que la juventud ha ido perdiendo el miedo, y se enfrenta a las tropas gorilezcas (con el perdón de los gorilas) que no permiten ni que pronuncien el «Fuera JOH», convertido en un clamor universal en este país empobrecido hasta el extremo.

Lo que brilla por su ausencia es la coordinación estratégica en la oposición política.  Entre las razones, creemos que los dirigentes partidarios creen cada día más en que la Fiscalía de EUA va a llevarse al Presidente Juan Orlando Hernández por su involucramiento en ese negocio ilícito, dejándoles la silla presidencial para que uno de ellos se siente cómodamente. 

Nadie esta para realizar un plan estratégico que lleve al cambio administrativo previo a las programadas elecciones presidenciales del 2021, se han dedicado a denunciar la corrupción del gobierno, para llevar más gas al fuego de las instituciones estadounidenses. Esto deja al pueblo movilizado en cada una de las regiones del país, sin una lógica estratégica de sublevación ante la dictadura. 

Por ejemplo, han habido sociedades solidarias, como las de Nicaragua y Costa Rica, quienes han denunciado a la dictadura catracha. El mismo pueblo democrático estadounidense, desde donde se sostiene esta dictadura, puede expresarse en solidaridad con el pueblo hondureño. Así mismo los mexicanos, guatemaltecos, canadienses, dominicanos, panameños y los pueblos suramericanos. 

Honduras es un país pequeño, con una economía dependiente de las inversiones extranjeras y de las remesas. Allí habría todo un trabajo de cabildeo para condicionar las inversiones al cambio político indispensable para el inicio de un buen plan de desarrollo. Compañías como las firmas productoras de ropas «de marca» (ZARA, LOREAL. NIKE, GAP, DELTA y otras), mantienen a una centena de fábricas hondureñas. Unas 190 universidades de EUA y otras en menor número en Canadá, son consumidoras de las prendas de vestir que se producen en Honduras. En estas universidades se conoce poco o nada de la dictadura existente. Sí ese estudiantado se entera que estas firmas o Marcas, están siendo cómplices de la oligarquía que sostiene esta dictadura, es probable que decidan condicionar el consumo  de la ropa que llega desde Honduras. Otras corporaciones internacionales en sectores del comercio, la agricultura y en alimentos ligeros, se lucran del pueblo consumidor que ahora sufre a diario  la ausencia de servicios públicos de calidad. 

Debemos ver si estos líderes de la oposición tienen conversaciones programadas con las delegaciones diplomáticas de las multilaterales, de los países de Centroamérica y de los demás países de América Latina, para concientizar sobre  la importancia de establecer una política dura con el régimen militar/civil hondureño. Es decir, se requiere no un plan de influencia con quienes ya están al lado correcto, pero a los que mantienen posiciones en favor del crimen y el denominado últimamente, Narco Estado. 

Desde luego, hemos observado como se han desaprovechado acciones de coordinación nacional entre sectores y grupos territoriales. Dejar que tomen sus iniciativas de movilización no significa ausencia de coordinación entre zonas, regiones y a nivel nacional. 

Esta y otras acciones son indispensables en una estrategia seria. Si esto no se aplica y agota, no habría cómo justificar lo que suena en voz baja pero con mayor frecuencia en corrillos, como es la necesidad de armar una guerrilla interna. 

Es posible que alguien diga que ya se hace todo este esfuerzo estratégico, pero al no notarse, quiere decir que el plan que tienen no esta dando resultados. 

Si no se logra mejorar y evitar seguir cayendo en la desgracia actual, la historia hará justicia, no solamente con los criminales de la oligarquía y su ejercito, pero con quienes han sido ineptos para concretar una salida adecuada a las circunstancias. 

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
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