Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
A la juventud valiente del nuevo ciclo
No todo cambio es bueno, claro que no. (Aunque impulsó bancos, industrias y comercios, el consumismo que evolucionó en el s. XX alienó gente y esterilizó y contaminó el campo.) Y el cambio social se da como una confluencia de procesos que maduran y accidentes o factores aleatorios. Puede ser catástrofes ¿el virus y las llenas?
Siempre estamos en transición. El cambio, ya lo sabía Heráclito, es ubicuo e inevitable. Los historiadores distinguimos entre cambio en el corto, el mediano y el largo plazo, la visión de larga duración. Puede ser rápido y revolucionario, o tan lento, del núcleo duro, que luce casi imperceptible. Y hay sujetos de análisis que cambian más lentamente. Ideas, estructuras y entidades. Por ejemplo, Honduras es conservadora, pues aun sufriendo presiones análogas, ha cambiado más mansamente que sus vecinos. Hasta ayer, tenía solo partidos centenarios.
Pero tengo, esta extraña impresión de que, Honduras, sin traicionarse, ha cambiado mucho recién, golpe a golpe se rebeló, y para bien. ¿Es distinta de lo que era hace un año? Está cambiando más que antes y a punto… De no se qué. (No quizá, de la democracia. Porque aún no hay esa visión, ni liderazgo, ni reclamo aglutinador, y le aplauden a Bukele, que tampoco es un demócrata.)
A fines de octubre del año pasado, el proceso judicial que condenó a Tony H. culminó con la declaración del Cachiro, que Infobae resume diciendo
Que en Honduras un presidente pide sobornos millonarios de personas que sabe que son narcotraficantes. Promete proteger sus negocios y no judicializarles. Que Honduras es un país donde la élite política interfiere en las elecciones democráticas y regala cargos públicos a miembros del crimen organizado. Donde se utiliza los cuerpos de seguridad estatales para proteger a los narcos mientras la gente sufre, y huye. Que Honduras es un país atrapado en un tiempo de crímenes.[1]
Acusado por sus propios correligionarios de haber aceptado el millón del Chapo, JOH se esfumó. Dije entonces, ya es una especie de holograma, una fantasmagoría, animada con el apoyo de un empresariado aterrado y de una milicia venal oportunista.
Pero a fines del 2019 todo seguía igual en su lugar de antes. Contra todo pronóstico, la gente seguía organizando caravanas que se estrellaban contra muros de policías militares de cuatro países. La temprana cuarentena ante la pandemia sorprendió a la mayoría y más bien nos dividió entre extremos polarizados, de miserables que perdían toda vergüenza, y magnates que ostentaban salvoconductos, despreciando a los necesitados. Los políticos, solamente pensaban en las elecciones de 2021 todavía.
El foco de la atención ciudadana era la reforma electoral que el régimen se rehusó a darnos, y los titulares se burlaban de una oposición que no podía organizar su propia fiesta. Ni proteger a sus bases. (Defiendes el principio y vas preso, como en Guapinol).
Por costumbre hablo del presente, solo como consecuencia de su precedente. Hoy me voy a atrever un poco a vislumbrar un tramo del túnel del futuro.
Quizá encendió una novel conciencia el escándalo de los hospitales, que no era –objetivamente- diferente de los escándalos del Seguro Social, o la compra amañada de equipos médicos para financiar la campaña en 2013. Pero qué se parece a varios otros grandes escándalos históricos, que surtieron un efecto cuando a la gente le caló al final la magnitud del fraude, pese a todo intento por encubrirlo. Acaso desbordó el vaso la gota de la renuncia de La Ministra, que tanto había aguantado, y el subsecuente encumbramiento de mal Ebal. La campaña de Dónde está el dinero pudo haber incidido en una mutación de la conciencia. ¿Será? ¿Estoy inventando? ¿Sólo es caos?
Aunque sin JOH, ya agónico, al volver de la Cuarentena en septiembre, todavía estaba ahí el juanorlandismo, un neofascismo tropical, en el que ya entonces solo creían todavía Papy-a-la-orden, Tito Livio y tú. Y todavía hoy es capaz ese aquelarre de tramar un nuevo ministerio de transparencia. Para encubrir un saqueo de los fondos de la seguridad gremial y de los préstamos que consiguió aprobar hoy, porque ya no sabe de dónde sacar más dinero para desaparecer, su truco único de mago barato.
Pero ¡ya no lo acompañan los empresarios! Algunos militares activos están molestos, toman distancia con respecto a la cúpula entreguista, encabezada por Díaz Zelaya y T. Moreno, igual que los retirados. Puesta contra la pared por la obligación frente a la emergencia, de cooperar con un régimen con fama mundial de corrupto, vacila la cooperación internacional. Dos partidos opositores entienden que deben legitimarse, antes de aspirar al voto. Y por primera vez, empiezan a darse fisuras en el propio aparato público. Hoy se desmarcó del gobierno, en el nombramiento de la nueva Ministra de Transparencia, el Tribunal Superior de Cuentas, cuyas funciones desaparecerían. También hay movimientos interesantes en la fiscalía. El Cardenal se le dio vuelta al régimen hace dos meses. Acaso alterado por el virus, J.C. Sikafy descubrió que no puede haber empresa exitosa en un país corrupto. Por fin.
La tormenta, ciertamente vino a despejar el ensueño. Las invasiones mejoradas y los modélicos barrios de clase media eran los escenarios accesorios (de las aldeas Potemkin), con que el régimen se justificaba en la prosperidad compartida. Pero las tormentas las sumergieron en lodo y pusieron en evidencia los fraudes de sus cimientos. Dice un damnificado, cuando compramos aquí nos dijeron que no era inundable. Y ¿entonces? Los puentes a desnivel y las pavimentaciones eran la evidencia de que los gobiernos hacían obra, y como dice el viejo adagio, no importaba que robaran, si dejaban algo a cambio. Pero las llenas evidenciaron que construían las obras equivocadas, que no sabían lo que hacían. ¿Errores letales? No es cierto que hay 50 muertos, déjense de cosas, ni murieron solo 2500 por la pandemia. Más bien 12 mil. Las mentiras rebotan. Arrinconada por los medios sociales, a la prensa que lo esconde, la tormenta la obliga a abrir el lente y mostrar lo real. Nadie cree ya el otro cuento.
Los colaboradores solapados que le quedan al régimen en las ratoneras oscuras recurren a tácticas extremas de descalificación, y de calumnia para consolidar su amenazado control. ¿Quién se ha quedado defendiendo ya a Juan Orlando, fuera de sus tocayos JJ Rendón, Juan Ramón y el Chino Wong? (Disculpar la rima)? Ya ni Trump que se va.
Frente a los inundados, se compromete la población en general en una solidaridad nunca vista. Los memes y virtuales o, en vivo, los abucheos, las piedras y los golpes a los vehículos oficiales de funcionarios, que ya no salen o llegan al sitio, porque los humillan, el rechazo a quienes quieren apropiarse de las ayudas o fingir la ayuda.
Por todos lados, han surgido nuevas redes. Actuemos en San Pedro Sula, Patria, a nivel Nacional, Panal en Tegucigalpa. Muchas más redes en el movimiento popular, ex Bloque, de las organizaciones campesinas, patronatos y pobladores, centrales obreras, en Convergencia contra el Continuismo.
Y se están conectando entre ellas de una nueva manera. Este ¿es el punto de apoyo? Son diferentes de los plantones pasivos contra la corrupción o de los confinados por hambre, hace tres meses o las caravanas. La gente no se conforma ya con la bolsita y ha desistido del proyecto de fuga colectiva, no está pensando en irse, sino quiere que se vayan ellos, ¿sacar al temerario ladrón?
Los tiempos además circulan y pertenecen a las generaciones. Los viejitos nos aferramos a las chácharas y a malas costumbres, la Covid 19 y ahora las catástrofes acumuladas están provocando un desviejadero. O hicieron madurar de golpe a los baby boomers y los enfilaron a la salida. En Honduras también se gesta un relevo generacional, cambio que conlleva otros y mejora la eficacia. Con sus bemoles e igual de calvo, es mejor Barquero hijo que su tío. Juan también se va.
Yo seré otro damnificado de esa corriente, pero veo el relevo con alegría. Satisfecho de que llega cuando tengo aún la sabiduría para dejar consejo. El anciano sabio sabe que lo que ya puede perder o salvar, es la honra. Estamos al final de la noche. Puede parecer demasiado terrible lo que nos ha dejado aquí desnudos y enlodados, pero advierto que no termina aún. El peligro no se esfumará, las dificultades no van a ceder. Pudiera ser incluso -por un rato- peor que antes. Hay fieras disimuladas, capaces de atacar sin aviso, corrientes, deslizamientos, aludes pendientes, contagios virulentos de los que debemos largamente cuidarnos. Iota viene. Tito todavía tiene una pistola y nadie sabe dónde se escondió Fredy. Pero también les dejo una palabra de aliento.
Soñé el porvenir. Al enderezar el túnel, el suelo estará más seco y al final habrá luz, y calor de un nuevo sol, para secar la leña y el calzón, limo para sembrar un grano de maíz y de cacao, risa para inspirar una canción.
[1]Infobae, América Latina. Entre los helicópteros y submarinos de Tony Hernández y los sobornos de “El Chapo” Guzmán: así operaba la increíble red narco del hermano del presidente de Honduras, octubre 19- 2019
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas