Tegucigalpa.- El Observatorio de Educación y el Instituto de Investigación y Evaluación Educativa y Social de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), dice que entre 500 mil a 600 mil estudiantes de educación pública básica y prebásica desertaron este 2021 y si se suman los que no se matricularon, alrededor de 1,900, 000 estudiantes no están recibiendo clases este año.
El investigador de la UPNFM, Russbel Hernández, dijo a Criterio.hn que el panorama educativo para los niños desde prebásica hasta educación media no es alentador, en cuánto al aprendizaje que puedan adquirir en este sistema no presencial, no se puede decir que es una educación virtual, porque la mayoría no está recibiendo clases, lo que están recibiendo son tareas que deben realizar y posteriormente enviar, sin que el maestro explique lo que están haciendo.
Para el investigador, los maestros hacen sus esfuerzos, pero no es suficiente, no existe una comunicación de aprendizaje o de resolver dudas entre los estudiantes y docentes; dada esta situación muchos niños han decidido no seguir, por sentir que no aprenden nada y por no contar con los ingresos necesarios para continuar con esta modalidad.
El año pasado, los estudiantes y padres de familia expusieron que estaban aprendiendo mucho menos que en el sistema presencial, que de igual forma tiene falencias, pero en esta modalidad los desempeños son bajos y no satisfactorios, expresó Hernández.
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Un panorama triste y dramático tiene la educación en Honduras y urge tomar decisiones. La clase política y funcionarios públicos de la Secretaría de Educación deben generar un plan de inversión en el sistema educativo que garantice el aprendizaje para los estudiantes, solo así se podría tener un retorno a clases semipresenciales el otro año, pero es necesario contar con las medidas necesarias para recuperar estos dos años perdidos que gran daño le han hecho a la educación de los niños hondureños, explicó el investigador de la UPNFM
Según datos de la Secretaría de Educación, la deserción es de 350 mil estudiantes este 2021, que, de ser cierto, triplica la cifra de los años anteriores, lo que viene a significar un déficit y retraso en el aprendizaje.
Asimismo, la Secretaría de Educación registra 1,612,854 de estudiantes matriculados en este año, de los cuales, 160 mil, son niños de educación preescolar y escolar que oscila entre las edades de 4 a 6 años.
Para el director de educación de la Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ), Dennis Cáceres, para este grupo de estudiantes de prebásica, se prevé un futuro desastroso, ya que el encierro y el no socializar con más niños no les permitirá un mayor desarrollo de pensamientos y emociones que generalmente se desarrollan a esta edad, al igual que su nivel de aprendizaje será menor al que podría tener un niño que va a la escuela presencial.
Otro factor determinante es que las clases de manera virtual no estimulan de manera correcta las actitudes de los infantes, ni tienen las competencias básicas para avanzar a los siguientes grados, dijo Cáceres.
En el caso de los infantes que ingresen a primer grado, tienen los riesgos de repetir el mismo, por no contar con los conocimientos necesarios, el 10 % de los aspirantes a primer grado reprueban año con año, por lo tanto, esto se estaría repitiendo nuevamente, lo que es preocupante, agregó Cáceres.
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Según el informe del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), en el año 2019 la educación pública ya presentaba dificultades, muchos de los estudiantes abandonaban sus aulas de clases, debido al alto índice de inseguridad, siendo Honduras uno de los países más peligrosos del mundo.
Asimismo, la falta de recursos familiares (en Honduras 7 de cada 10 familias se encuentran en la línea de la pobreza, (según datos del FOSDEH) y no pueden cubrir todas sus necesidades.
La crisis se agudizó en el año 2020, aproximadamente un 40% de los niños y jóvenes abandonaron su año escolar, esto debido a la pandemia Covid-19 donde las familias hondureñas sufrieron un duro impacto económico.
La falta de esfuerzos por parte de los entes gubernamentales obligó a que, tanto niños como jóvenes desertaran en sus estudios, ya que no tomaron en cuentan las vulnerabilidades presentadas en muchas familias; pocos ingresos, desempleo por la pandemia, que llevó a la poca conectividad y ausencia a las clases por parte del alumno, detalla el informe.
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