Terminó la insurrección y los coroneles vuelven a sus cuarteles

Por: Oscar Miguel Marroquín

El “paro nacional” anunciado para desarrollarse entre el 20 y 27 de enero, con el objetivo de evitar la llegada de Juan Orlando Hernández a la toma del poder, fue superado por la bestial represión al mando de coroneles y altos jefes de la policía militar, el paro no pasó de algunas acciones esporádicas dentro y fuera de la capital.

Hasta el más torpe estratega político podría haber advertido que la represión fue encomendada directamente desde casa presidencial a fin de sofocar casi por completo cualquier acción lo suficientemente grande como para obstaculizar la toma de posesión, eso hasta aquí es claro.

Sin embargo, bien vale la pena a riesgo de cosechar todo tipo de improperios, hacer alguna valoración del desarrollo de las acciones de quienes recibieron o no órdenes por mal lograr la llegada de la dictadura.

Meses antes de la campaña electoral Juan Orlando Hernández se preocupó por equipar y preparar muy bien a la Policía Militar, ¿para qué? Simplemente para tenerla lista y utilizarla en el momento oportuno, ese momento llegó justamente después de las elecciones y cuando el FRAUDE ELECTORAL ya prácticamente estaba consumado, fue entonces que la Policía Militar bajo el mando de coroneles y generales pasaron a jugar el papel represor correspondiente, tal cual estaba planificado con mucha antelación. De esto escribí un artículo en su momento.

Muy bien asesorado por estrategas de Israel, Colombia y posiblemente de México, JOH sacó a las calles a la Policía Militar y el ejército bajo un plan muy bien establecido, colocar en la cabeza del imaginario social el MIEDO A LA REPRESIÓN, y para eso incluso fue necesario el asesinato de manera selectiva en algunos puntos del país, hasta quebrar el espíritu de lucha de una buena parte de la población.

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En medio de todo lo anterior, cabe preguntarse ¿se diseñó alguna estrategia con sus respectivas tácticas, previo al paro nacional? ¿Hubo preparación adecuada para el paro nacional? ¿Qué capacidad de maniobra tuvo la dirigencia de este movimiento, para evadir o contrarrestar la represión planificada por el gobierno? ¿Cuáles fueron las tácticas planteadas para cada uno de los momentos entre el 20 y 27 de enero?

De manera particular me atrevería a decir que los dirigentes del movimiento de la lucha no tenían una verdadera intención por detener la llegada de la dictadura, pues, todo fue dejado prácticamente al azar, en otras palabras, esto es fácil advertirlo cuando vemos que ilusamente los manifestantes chocaban con la policía militar en una clara desventaja, pero sobre todo sin ninguna planificación que contrarrestara la efectividad de los opresores.

Me parece que sacar a la gente a las calles sin ninguna planificación seria, no fue lo más indicado, y esto sin lugar a duda abre interrogantes que muchas personas seguramente no querrán escuchar, pero a fuerza de ser sincero, creo que es válido exponerlas:

1. Por qué nunca se llevaron a cabo acciones contundentes para frenar la aspiración de JOH cuando la Corte Suprema de Justicia avaló semejante adefesio.
2. Por qué se dejó pasar tanto tiempo para reaccionar en las calles, luego que se conociera el FRAUDE ELECTORAL.
3. Por qué se anunció de forma ingenua la OPERACIÓN FUERA JOH, si sabía de antemano que el gobierno estaba desde hace mucho tiempo atrás preparado para cualquier acción de la oposición. El factor sorpresa ni siquiera se cruzó por la cabeza de los dirigentes.
4. Hubo realmente en la dirigencia un verdadero interés por evitar la llegada de JOH al poder.

En adelante y luego de haber guardado a los simios en sus respectivos cuarteles, veremos la segunda fase de la policía vistiendo ya no el verde olivo, sino uniformes muy bien planchados y de color amigable, acompañando incluso las manifestaciones o las iglesias para que la feligresía no sea asaltada por ladronzuelos que anden por ahí.

En realidad, seguramente esta ha sido una de las más cortas insurrecciones en la historia de Centro América, que solo hayan servido para reforzar aspiraciones politiqueras.