Por: Filiberto Guevara Juárez
Honduras, antaño llamada Hibueras, tiene tres hondos o profundos problemas actualmente, que en orden de importancia podrían ser: crisis moral, crisis política y crisis socioeconómica derivada de las dos anteriores. En cuanto a la crisis moral, ello deriva de lo que actualmente está sucediendo en las Cortes del Distrito Sur de Nueva York, donde el gobernante Juan Orlando Hernández (JOH), está siendo señalado fuertemente y acusado informalmente, de estar ligado al narcotráfico a gran escala, perjudicando la salud de la nación más poderosa de la tierra (EE. UU.).
La segunda crisis : la política, también se le atribuye al actual gobernante y a su Partido de gobierno, el Partido Nacional, porque al controlar el Congreso Nacional de la República, no tuvo en su momento, la voluntad política, para darle a la nación hondureña, una nueva ley electoral, que garantizara elecciones transparentes, justas y democráticas. La otra crisis: la socioeconómica de tipo ya crónica, se ha agudizado en el último período de gobierno, por la corrupción e impunidad, reflejada en el mal manejo de la pandemia y agudizada también, por los fenómenos naturales Eta e Iota; por no haberse hecho prácticamente nada en los tres últimos periodos de gobierno nacionalista, para proteger el Valle de Sula, donde se genera la mayor parte de nuestro producto Interno bruto (PIB). Es precisamente, en este contexto desesperanzador, donde El Poder Constituyente, con el voto consciente de sus ciudadanos, podría el domingo 14 de marzo del presente año; marcar un nuevo rumbo para Honduras, tal y como lo hicieron recientemente nuestros hermanos salvadoreños.
Por todo lo anteriormente expuesto, es saludable políticamente, tener bien claro el concepto de Poder Constituyente, independientemente del país donde se viva, porque el Poder Constituyente, como producto de la suma de todas las voluntades cívicas de las personas que conforman una nación; constituye el poder político, que en potencia lo puede todo en cualquier país o Estado, basado en que, el pueblo es el único soberano político, que delega poder político cada vez que cada ciudadano ejerce su voto en unas elecciones políticas de candidatos a cargos de elección popular. No obstante, parece ser, que la mayoría de los hondureños no tienen conciencia de ello. No logran darse cuenta de que todos los Poderes Constituidos, como el Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial, son producto del Poder Constituyente, del único soberano político, que es el pueblo.
El problema del Poder Constituyente es que, como tal, lo es en potencia, y hasta en abstracto, es decir, que no lo vemos a simple vista, como sí vemos a todos los Poderes Constituidos. Dicho poder sólo lo vemos, cuando se suman los votos que hemos depositado por tal cual candidato(a), a un cargo de elección popular. Es quizás por eso, que no se le da mayor importancia, hasta que vemos los efectos negativos o positivos de nuestra acción como votantes. Hay personas que incluso, ni votan por no darle importancia a ese poder constituyente del voto, pero se quejan de los malos gobiernos que hemos tenido. Esas personas, ni derecho tienen a quejarse
Campañas políticas vienen…campañas políticas van…Pero, ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República, habla claramente de ese Poder Constituyente que tiene el pueblo. Todos llaman a votar por ellos, pero falta en su discurso político dejar bien claro, lo relativo al Poder Constituyente del pueblo, el cual se ha visto reflejado clara y recientemente, en la hermana república de El Salvador, donde el pueblo salvadoreño, “botó a la chingada” a la mayoría de los políticos corruptos de ese país, con su voto en las urnas.
Eso mismo deberíamos hacer en nuestro país, porque ya estamos hartos de tantos políticos corruptos que se han enquistados, sobre todo en el Congreso Nacional de la República. Oportunidad tenemos en las elecciones primarias e internas del 14 de marzo del presente año, de ejercer nuestro Poder Constituyente, con nuestro voto, para sacudirnos de tanta lacra moral, como recientemente lo llamó, el connotado científico hondureño Sir Salvador Moncada.
Se debe tomar conciencia que dichas elecciones primarias son importantísimas, para nuestros intereses personales y de toda la nación entera. El voto razonado y consciente que le demos a todo candidato a cargo de elección popular está determinado por ese Poder Constituyente, en nuestras manos al momento de votar. Pero ¿qué ha hecho el Consejo Nacional Electoral (CNE), para despertar esa conciencia ciudadana? Pues, prácticamente poco o nada, porque muy poco o nada pueden hacer, debido a que algunos políticos corruptos y malos hondureños, ni se pudieron poner de acuerdo para darnos una nueva ley electoral que garantizara unas elecciones transparentes, justas y democráticas. Sin embargo, nosotros con el Poder Constituyente de nuestro voto, podemos castigarlos no votando por esos políticos corruptos, que no aman a Honduras.
De la decisión que tomemos como Poder Constituyente, en las próximas elecciones primarias, dependen las buenas opciones a escoger entre los candidatos a cargos de elección popular, que se nos presenten en las elecciones generales del mes de noviembre del presente año, sumado a las opciones que presenten los otros Partidos políticos, que no realizarán elecciones primarias, pero, que participarán en las elecciones generales del último domingo de noviembre del presente año (28/11/2021).
Se debe tener bien claro también, que Poder Constituyente, no es lo mismo que Asamblea Nacional Constituyente, la cual cuando es originaria, se constituye en la máxima expresión de ese Poder Constituyente, que reside en el único soberano político: el pueblo.
Nuestra Constitución Política, lo deja muy claro en su artículo número 2, al rezar lo siguiente: la soberanía corresponde al pueblo del cual emanan todos los poderes del Estado que se ejercen por representación…. Por desconocimiento, la mayoría del pueblo hondureño, hasta le tiene un miedo irracional a las palabras: Poder Constituyente. Algunos políticos no quieren aclarar eso, porque tienen temor de que el pueblo salga de su ignorancia, y hasta les han metido maliciosamente en la cabeza a la gente, el argumento absurdo y hasta demencial, que las asambleas nacionales Constituyentes sólo sirven para que un gobernante se perpetúe en el poder mediante una reelección indefinida. Es más, Honduras urge de un nuevo pacto social mediante una Asamblea Nacional Constituyente originaria, a través del poder Constituyente en las urnas, mediante un voto consiente.
Lo que sí es peligroso, es una Asamblea Nacional Constituyente Derivada, a partir de un Congreso Nacional de la República de carácter ordinario, que se transforme en un Congreso Nacional de la República de carácter extraordinario (Asamblea Nacional Constituyente Derivada), controlado por los corruptos, para continuar con el statu quo de corrupción e impunidad, como sucede con el actual Congreso Nacional. Habiendo llegado hasta este punto, es muy bueno y pertinente al caso, aclarar ese asunto, porque así fue como Tiburcio Carías Andino, se perpetuó en el poder durante 16 años ¡He ahí la importancia del voto informado y consciente de los ciudadanos!
San Pedro Sula, 11 de marzo, de 2021.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas