Al menos 1.2 millones de jóvenes y niños de entre 13 y 17 años han sido excluidos del sistema educativo
Por: Daniel Girón
Tegucigalpa. –El impacto de la pobreza no sólo se refleja en que algunos coman una vez al día o en que otros no ingieran ningún tiempo, se observa también en la exclusión educativa a la que se enfrentan miles de hondureños que, aunque quieren, no pueden estudiar porque no tienen recursos económicos para satisfacer este derecho fundamental.
Los factores son simples, pero la soluciones no se notan: la falta de interés de los gobiernos y una errática lucha contra la pobreza mantienen a Honduras estancada en esos temas que tienen mucha relación.
Russbel Hernández, director del Instituto de Investigación y Evaluación Educativas y Sociales (INIEES) de la Universidad Nacional Pedagógica Nacional de Francisco Morazán (UPNFM), dice que los niños y niñas que no han podido acceder al sistema educativo es debido principalmente a que ningún gobierno ha tenido la voluntad de combatirla.
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“Honduras tiene un índice de pobreza del 74% que ningún gobierno ha intentado combatirlo. Eso permite que 1.2 millones de niños y jóvenes de entre 13 y 17 años tengan poco acceso o nulo a la educación, es decir, 1.2 millones de menores quedan fuera del sistema educativo por precariedad”, argumentó.
“Por otro lado tenemos 1.8 millones de jóvenes y niños con acceso a la educación, pero con dificultades económicas, ¿qué provoca eso?, que no tengan acceso a alimentación ni libros y, por tanto, eso provoca la deserción completa o temporal”, puntualizó.
El problema, para el analista, es que la pobreza y precariedad en el sistema educativo son un ciclo que históricamente ha dejado a más de un millón de niños fuera del sistema educativo, lo que deriva en que no puedan contar con una preparación académica en sus futuros.
La deserción temporal o completa provoca dos factores: que el nivel educativo de los estudiantes sea bajo y no lleguen ni a graduarse de la escuela y a largo plazo que no logren un empleo formal por falta de capacidades, señaló.
“Las oportunidades de insertarse en empleos formales son mínimas o nulas para los que tienen menor aprendizaje. Así está el sistema educativo hondureño, así ha estado y así continuará porque vamos perdiendo estudiantes y no existe voluntad política de luchar contra este mal”, opinó con desencanto Hernández.
La postura de Hernández tiene similitud con las cifras oficiales. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023, 1.2 millones de niños y jóvenes han quedado fuera del sistema educativo público.
La gran causa se debe a que esos 1.2 millones de niños y jóvenes, que no están estudiando, deben trabajar para poder comer producto de la pobreza que viven en sus hogares, derivado de los bajos ingresos.
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FALTA DE IMPORTANCIA EN LOS GOBIERNOS, OTRO FACTOR
La expresidenta del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), Liliana Castillo, considera que la raíz del mal endémico se debe a la falta de estrategias contundentes para mejorar las condiciones de la educación del país, agravada por el coronavirus.
“El problema en la educación es provocado por varios factores: la deserción escolar, que aumentó desde la llegada de la pandemia (cuando) miles de niños se quedaron sin estudiar por la pobreza”, mencionó.
Según la Secretaría de Educación, en 2020, por la presencia de la covid-19 en Honduras, unos 310 mil niños y jóvenes desertaron de manera permanente del sistema educativo por el aumento de desempleo y pobreza que generó esa enfermedad.
“¿A qué conduce la deserción académica?, jóvenes que crecieron sin tener la oportunidad de aprender un oficio o graduarse del colegio, mucho menos de la universidad que es un gran porcentaje de población hondureña que se encuentra en esa situación”, lamentó.
Castillo aseveró que Honduras ha sido un país que ha atraído inversión económica, pero cuando se encuentran con mano de obra no calificada y con gobiernos que no cooperan por líneas políticas, las inversiones se van.
Al respecto la directora adjunta de la sede subregional en México de La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe ( Cepal), María Castro, confesó en una entrevista con Criterio.hn que la Población Económicamente Activa de Honduras cuenta con una mano de obra no calificada debido a un nivel educativo muy bajo.
Otra problemática a la que se enfrenta población hondureña, según la expresidenta del Colegio de Economistas de Honduras, es que la prioridad de la niñez y la juventud es migrar a Estados Unidos y España por la falta de oportunidad y los problemas en seguridad.
“Hay muchos graduados ganando menos de 12 mil lempiras. Ese es el tipo y calidad de trabajo que genera nuestro país. Si las autoridades no comienzan a remojar las barbas en mejorar la calidad de educación y generar empleo, Honduras nunca saldrá de esta crisis”, analizó.
El problema en Honduras, según las fuentes consultadas por este medio digital, es que el presupuesto asignado a Educación (un poco más de 38 mil millones de lempiras), es inferior al que reciben otras instituciones como la secretaría de Seguridad que se le asignaron más de mil millones.
Lo anterior, que se traduce en falta de asignaciones presupuestarias, más la ausencia de una reforma educativa, conlleva a que en la actualidad Honduras tenga una tasa promedio de escolaridad de apenas 6.4 años.
Un bajo nivel de escolaridad hace que el país tenga una mano de obra no calificada y con ello se genera falta de inversiones, desempleo y pobreza.
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