Por: Daniel Danery Corea Pasos[1]
Columnista invitado
La población hondureña actualmente cruza una etapa de crisis política coyuntural que si bien es cierto ha sido provocada desde el golpe de Estado del año 2009, incrementando en gran medida con el fraude y la crisis electoral del 2017[2]. El divisionismo popular ha sido el arma más aprovechada y efectuada por los partidos tradicionales, los cuales utilizan estas formas de poder para sustentar acuerdos con la oligarquía del país, generando cada vez más desigualdades sociales y políticas en los ciudadanos y ciudadanas.
Luego del fraude ya mencionado, la alianza de oposición se fragmentó y como resultado ha dejado una población participativa fraccionada; esto en cierta medida aporta a la consolidación de la continuidad del partido político del gobierno de facto. Esto nos hace reflexionar acerca de los imaginativos de patriotismo, soberanía e identidad nacional que existen dentro de la sociedad hondureña y es que las diferencias políticas en la población han sido el causante de tal dicotomía ciudadana pero no solo basta con saber esto, si no más bien, hay que discernir los aspectos históricos que han construido esa pluralidad de posturas.
La invención y evolución de los imaginativos nacionales son elementos esenciales para entender este fenómeno. Hablando en un contexto histórico el sentido se ha sido invertido, esto se dio más fuertemente en la primera mitad del siglo XX desde la fundación del Partido Nacional por Manuel Bonilla, seguido de otros gobiernos dictatoriales los cuales se glorificaban simbolizándose en estatuas y monopolizando la prensa, las fuerzas armadas entre otras. Este nacionalismo conservador incipiente se fue acrecentando con el tiempo, la cultura del caudillismo y el conservadurismo fue configurando un nacionalismo con ideales antagónicos al de los fundadores de la patria.
Es aquí dónde se manifiestan las contradicciones históricas de aquel ideal sobre el cual fue fundado y reformado el Estado de Honduras, por los beneméritos próceres y héroes nacionales de la independencia y la reforma liberal. Durante el siglo XX, se reemplazaron los valores patrióticos. Esas herencias de los héroes nacionales como el inmortal General Francisco Morazán, el sabio José Del Valle, Dionisio de Herrera etc. Sus fundamentos de una nación igualitaria, libre, incluyente e independiente[3], fueron invertidos por un nacionalismo conservador de “orden y progreso”, de apego y defensa, no del pueblo, sino de los partidos políticos.
Desde la aparición del Partido Libre y más adelante el ya fragmentado PAC de Salvador Nasralla, la población ha visto en estos actores nuevas alternativas que de igual forma fueron rebasadas por el fraude, pero que han construido nuevas formas de pensar, más visible en las nuevas corrientes juveniles del partido Libertad y Refundación.
La sociedad hondureña, como ya lo había mencionado, está en una crisis sustancial del pensamiento político, donde la mayoría de los hondureños no se conciben como un sujeto político a fines colectivos, más bien, se han apropiado de un sentido de pertenencia a ciertas instituciones políticas, lo cual ha sido el causante de la inestabilidad, tanto social como política y sus periferias.
A modo de conclusión, los hondureños necesitamos transformar la idea de “Lo político”, es decir, para construir una verdadera democracia debemos apelar a la consciencia histórica, someter críticamente los discursos de los postulantes políticos, renunciar al divisionismo y proclamarnos individualmente como sujetos políticos. La libertad de reflexionar nuestra representación política es un principio que debemos confinar y una responsabilidad que debemos asumir.
[1] Estudiante de la carrera de Historia en UNAH, Militante del Frente de Reforma Universitaria (FRU).
[2] Salomón, L. (Enero – febrero 2018). “indignación y crisis política en Honduras”. Nueva sociedad. N°273.
[3] Amaya, Jorge. (2017). El Legado de Francisco Morazán en Centroamérica: los imaginarios del héroe unionista y su herencia histórica. Revista de museología. N°8. Universidad Tecnológica de El Salvador.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas