Entre pancartas bíblicas y consignas políticas: así se vivió la masiva movilización religiosa:
La actividad, aunque presentada como una jornada de oración por la paz y la democracia, dejó en evidencia la confluencia de intereses religiosos, políticos y económicos, un punto que críticos señalan como muestra de la influencia conservadora en la vida pública del país.
Los simpatizantes de las iglesias de mayor feligresía en Honduras [católicos y evangélicos] llevaron pancartas con mensajes bíblicos, pero otros mostraron su afinidad y posturas políticas.
Tegucigalpa, Honduras. -La denominada “caminata por la paz”, realizada este sábado en varias ciudades de Honduras, se presentó oficialmente como una jornada de oración por la paz y la democracia. Sin embargo, la masiva movilización terminó dejando en evidencia la confluencia de intereses religiosos, políticos y económicos, lo que críticos interpretan como una clara muestra de la influencia conservadora en la vida pública hondureña.
También lea: Del púlpito al poder: la influencia de las iglesias en la política hondureña
El evento, promovido conjuntamente por las iglesias católica y evangélica, no solo contó con la presencia de feligreses, sino también con el respaldo de sectores empresariales, gremiales y mediáticos, afines a los sectores más conservadores, entre ellos el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), la Asociación de Medios de Comunicación (AMC), el Colegio de Abogados de Honduras (CAH) y el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH).
La caminata, aunque presentada como una jornada de oración por la paz y la democracia, dejó en evidencia la confluencia de intereses religiosos, políticos y económicos, un punto que críticos señalan como muestra de la influencia conservadora en la vida pública del país a pesar de que la Constitución hondureña garantiza la laicidad del Estado y la libertad de culto.
Esta movilización contó con una amplia promoción en varios medios de comunicación, quienes transmitieron spots publicitarios que invitaban a la ciudadanía a unirse a la “caminata”. Sumando a ello, dirigentes del transporte proporcionaron buses para movilizar a los capitalinos que asistieron a la convocatoria de las iglesias.
CAMINATA POR LA PAZ CONGREGA A FELIGRESES, EMPRESARIOS Y POLÍTICOS OPOSITORES
En Tegucigalpa, la concentración arrancó frente a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), desde donde miles de personas caminaron por el bulevar Suyapa en medio de cánticos religiosos, consignas bíblicas y mensajes políticos, según ellos en defensa de la democracia.
El 18 de julio, la Conferencia Episcopal y la Confraternidad Evangélica de Honduras convocaron oficialmente a la movilización, argumentando la necesidad de “unir a la ciudadanía frente a la crisis institucional y la polarización política”, especialmente en medio de las disputas entre los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE).
La crisis en el CNE se superó el 4 de agosto pasado, cuando los tres consejeros lograron un acuerdo unánime sobre el flujo del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), dándole una aparente calma al proceso que culminará con las elecciones generales del próximo 30 de noviembre. Aun así, las cúpulas eclesiásticas decidieron mantener la convocatoria.
Los organizadores insistieron en que el evento no tenía un trasfondo político, pero entre los asistentes era común escuchar críticas al partido de gobierno, Libertad y Refundación (Libre).
“Nos movilizamos para que se respete la democracia y las elecciones del 30 de noviembre”, dijo un ciudadano entrevistado por Criterio.hn en la marcha. Sin embargo, agregó de inmediato: “no soy de Libre, obviamente”, dejando entrever que su participación estaba cargada de rechazo al oficialismo.
Lea también: ¿Es Honduras realmente un Estado laico?
Otros manifestantes insistieron en que se trata de una “causa común” en defensa del país, aunque subrayaron la necesidad de que en noviembre se produzca un cambio de gobierno.
A pesar de que los representantes de las iglesias pidieron expresamente que los políticos no asistieran a la caminata, varias figuras opositoras hicieron caso omiso. Entre ellos, el excandidato a alcalde por el Partido Nacional, Erasmo Portillo y el candidato a diputado de ese mismo partido, Kilvet Bertrand, y el exdiputado liberal y periodista, Darío Banegas.
La participación de actores políticos confirmó lo que ya varios analistas habían advertido: que la caminata, más allá de su fachada religiosa, tenía un evidente tinte político.
CAMINATA DE IGLESIAS DIVIDE OPINIONES: ¿ACTO ESPIRITUAL O ESTRATEGIA POLÍTICA ENCUBIERTA?
La caminata de este sábado fue acompañada de mensajes que, aunque revestidos de espiritualidad, evocaban directamente a la coyuntura electoral, llamando a “respetar la voluntad del pueblo” y a “asegurar la alternancia en el poder”.
El apoyo de gremios y del sector privado reforzó la percepción de que la jornada no fue solo un acto religioso, sino una manifestación política de los sectores conservadores del país.
El abogado y defensor de causas comunitarias, Víctor Fernández, cuestionó el papel de las iglesias en esta coyuntura. “Si la iglesia, conservadora por tradición, convocara en favor del oficialismo, ¿no se diría acaso que todo en la vida es político, incluyendo la fe?”, se preguntó.
Fernández subrayó que lo que está en disputa son los intereses de las élites, mientras que “el pueblo anda sobrando, está siendo usado” tanto por las estructuras políticas como por las iglesias.
El analista electoral Héctor Soto resumió el trasfondo de la movilización con una frase tajante: “No perdió la fe, perdió la práctica política de instrumentalizar la fe como estrategia electoral”.
Soto agregó que lo que realmente se evidencia es que “no perdió Libre, perdió el bipartidismo”, en alusión a la histórica dependencia de las iglesias respecto al Partido Nacional y al Partido Liberal.
“La polarización partidaria logró penetrar la cohesión de las iglesias y puso en evidencia lo arriesgado que es el involucramiento de las iglesias en la política, sin desconocer la capacidad movilizadora de las iglesias”, escribió el analista en sus redes sociales.
Indicó que la movilización reflejó la contención estratégica a la que se vio obligado el Partido Libre, moderando sus discursos y trasladando protagonismo a liderazgos de base para neutralizar ataques y mensajes en su contra.
“Uno de los puntos más señalados es que la caminata buscó deconstruir la vocación pacifista de Libre, cuya lucha –según sus defensores– se ha mantenido en las calles desde los golpes y fraudes electorales, pero sin abandonar el camino pacífico”, recalcó.
Podría interesarte: Pastores arrastran a iglesias a lucha por poder político en Honduras
Las críticas apuntan a que la iglesia católica y la evangélica han asumido un rol de árbitros morales en un país que atraviesa una crisis de legitimidad política, pero sin renunciar a sus vínculos con las élites económicas y conservadoras.
Lejos de apaciguar la polarización, la caminata parece haberla reforzado. La insistencia en negar el carácter político del evento contrasta con la presencia de figuras opositoras y los mensajes contra el gobierno en turno.
En conclusión, la “caminata de la paz” deja más preguntas que respuestas. ¿Se trató de una verdadera jornada de oración y unidad ciudadana o de una movilización política encubierta bajo el manto religioso? Lo cierto es que, en un país con profundas tensiones políticas, las iglesias han vuelto a colocarse en el centro de la disputa.
Un comentario
El titular es lamentable y una falta de respeto para todo el ciudadano que participó