Por: Fred Alvarado
Una apocalíptica desgracia remató al pueblo hondureño para terminar el abominable año 2020 con un nuevo ciclo de desastrosas tragedias y muertes concatenadas al oscuro secuestro de la institucionalidad hondureña por una perversa organización político-criminal encabezada por el cartel de los Hernández. Es sorprendente como las maquiavélicas maquinaciones y agendas del oportunismo de estos delincuentes se alinean con los eventos climáticos y desastres naturales sin olvidar el azote de la pandemia del coronavirus.
El desolador escenario que dejó el huracán ETA es ideal para darle un rumbo distinto a las cosas tomando en cuenta que los traicioneros militares son los que verdaderamente gobiernan y controlan la política hondureña brindando protección al potentado narcotraficante Juan Orlando Hernández y su esposa Ana García.
Once años después de aquel golpe de Estado militar, han sido las Fuerzas Armadas y el Partido Nacional los responsables del tráfico de drogas, el saqueo de los fondos mediante privatizaciones y quiebra de instituciones públicas, daño masivo al medio ambiente, y la imparable ola de violencia en contra de las mujeres, periodistas, activistas de derechos humanos, etc., permitiendo la miserable militarización de la sociedad de una manera obscena.
Toda crisis, no importando la naturaleza de la misma, es una brillante oportunidad para este clan de experimentados cleptómanos y corruptos salteadores; el distractor perfecto para un mayor control social y desatar una sarta de propaganda engañosa utilizando los medios televisivos y digitales en redes sociales para resaltar la figura de Juan Orlando Hernández y fastidiar a la población con las odiosas cadenas de radio y televisión.
Mientras tanto, otras actividades se desarrollan de manera libre pasando desapercibido: la cocaína que se trafica en Honduras sigue fluyendo hacia los países del norte desde las bases militares ubicadas en puntos estratégicos del país, muchos niños y niñas de Honduras terminan en redes del tráfico sexual internacional, y las ayudas económicas desaparecen como por arte de magia para inyectar dineros a las campañas políticas del tradicional proceso electoral que se llevará a cabo el próximo año.
Pero, lo que ciertamente ha desatado la rabia y el enfurecimiento del pueblo desbordado en solidaridad bajo la consigna “solo el pueblo salva al pueblo”, es la manera en cómo se fue construyendo una agenda del gobierno antes y después del fenómeno natural que dejó a miles de familias en la vil calle; comenzando por el nombramiento del vulgar activista cachureco Max González como ministro de COPECO, el imprudente llamado del gobierno para que los hondureños hicieran turismo sin restricciones durante la semana del Feriado Morazánico que preciso coincide con el huracán, la propaganda “No estás solo”, la distribución de un vulgar kit de bioseguridad sobrevalorado, y las denuncias que las ayudas se las están robando.
Desde que el co-conspirador CC4 en la toma de posesión presidencial después del fraude electoral enviara un saludo a “la Honduras de aquí y la Honduras de allá”, el pueblo hondureño ha estado como popularmente se dice “sálvese quien pueda”. El pueblo está claro que Juan Orlando gobierna solamente para los serviles activistas del Partido Nacional y sus militares. Si este mismo individuo dejó hundir solo a su propio hermano preso en Nueva York, al capo Tony Hernández, ¿qué se puede esperar de un delincuente mentiroso al decirle al pueblo “no estás solo”?
Nota
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Alvarado, JOH no merece ser llamado Maquiavélico, aunque la alusión a un gobernante amoral es evidente, Machiavelli nos dió una joya con «El príncipe» que trata no solo sobre las formas en llegar al poder, sino y sobretodo, como mantenerlo. Si fuera un gobernante Maquiavélico, almenos sabría la importancia de no dejar nunca un inepto a carga de un ministerio. Entre otros aspectos, que nos daría mucho de que discutir.
Es importante impulsar la organización de los ciudadanos, lograr representación de todos los sectores. A falta de instituciones sólidas, debemos trabajar por los mecanismos sociales que impulsen nuestra validez ciudadana.
Por otra parte, estamos comenzando una década, y las bases de la miseria, están formadas.