El sujeto psicológicamente torturado por la información errática y contradictoria, es un solitario ser “en blanco”, una materia moldeable que es capaz de amar a su torturador porque éste se le ofrece como el único salvador posible del martirio que él mismo le aplica a su antojo.
Por: Mario Roberto Morales
Los medios masivos saturan a sus audiencias con noticias catastróficas sobre el virus y al mismo tiempo las redes sociales difunden noticias esperanzadoras sobre que ya existe una cura contra el mismo. El público es sometido así a una de cal y otra de arena, a un baño caliente y otro frío, a dos falsedades disfrazadas de verdad, a la confusión inducida para matar en su mente la capacidad de pensar con lucidez y sentir con serenidad. El efecto ―como puede verse en cualquier manual de tortura psicológica― es el desconcierto, la ausencia de criterio, el miedo y un consecuente clamor por ser salvado. ¿Salvado por quién o qué? Pues, por el mismo poder que emite estos mensajes contradictorios para suavizar la materia que le interesa moldear a su antojo: el corazón y la mente de las personas, su manera de sentir, pensar y actuar.
Después de ser sometido a ideas terroríficas que se anulan temporalmente por medio de falsas esperanzas para resurgir después con más fuerza, el ser humano pierde su noción de seguridad y se hunde en el miedo. Este es uno de los principios de la tortura psicológica para derribar las defensas psíquicas, emocionales y éticas en el sujeto, a fin de dejarlo moralmente indefenso a fuerza de jugar con su mente hasta limpiársela de nociones acerca de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo real y lo ficticio, lo sensato y lo insensato. El sujeto psicológicamente torturado por la información errática y contradictoria, es un solitario ser “en blanco”, una materia moldeable que es capaz de amar a su torturador porque éste se le ofrece como el único salvador posible del martirio que él mismo le aplica a su antojo.
Para esto sirve la “información” que sobre el virus nos encajan día y noche. Por ello, la gente que puede hacerlo se refugia cohibida en sus casas soportando el encierro y sus conocidas consecuencias, mientras la industria de la comunicación le ofrece plataformas para que trabaje y se entretenga usando la virtualidad sin moverse del mismo lugar. La industria de “energías limpias” (que es una rama del financierismo especulativo y de la industria armamentista) logra así elevar las ventas de sus productos y de paso le manda a la humanidad el falso mensaje de que descontamina el planeta, mientras resetea el régimen neoliberal gracias a la reclusión forzada.
El televidente aterrado ignora que el estímulo (por parte de Disney, Nickelodeon y Cartoon Network) de la homosexualidad en los niños ―para menguar la reproducción de la especie― es una política de despoblamiento mundial unida a los usos geopolíticos de epidemias como la del sida y la de la covid-19. Ignora también que estas políticas son parte de la agenda global del capitalismo especulativo de la City de Londres, Wall Street y los Rothschild-Soros-Obama-
Alejémonos ya del televisor y las redes. Vayamos a medios críticos. Analicemos sin temor. El miedo y la confusión nos hacen ver a nuestros verdugos como salvadores y eso nos rebaja y envilece. ¡Liberémonos ya! ¡Hoy mismo!
El miedo y la confusión nos hacen ver a nuestros verdugos como salvadores y eso nos rebaja y envilece. ¡Liberémonos ya! ¡Hoy mismo!
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas