Tegucigalpa. La mitigación del cambio climático pasa por el cumplimiento integro de los derechos de los pueblos indígenas y campesinos, afirmó la coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), Bertha Zúniga Cáceres.
Zúniga participó el lunes en el foro “Las historias no contadas de la justicia climática – de los pueblos indígenas a los derechos territoriales”, organizado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés) durante la Conferencia sobre el cambio climático de Sharm el Sheij, Egipto, conocida como COP27.
En su exposición, Zúniga, quien participó desde Honduras, señaló que no se puede únicamente hablar de una transición energética, sin hablar del modelo económico social y cultural que se promueve en el mundo.
“Nuestro llamado fundamental es que avanzar hacia la mitigación del cambio climático, significa avanzar hacia el cumplimiento íntegro de los derechos de los pueblos indígenas y campesinos, las comunidades rurales que salvaguardamos los pulmones del mundo, que son nuestros bosques, montañas, naturaleza”, apuntó.
EL PAPEL DE LA NEOCOLONIZACIÓN EN LA ENERGÍA RENOVABLE
La lideresa Lenca declaró que el tema de la energía es fundamental para los pueblos que han cuidado la naturaleza, pero que hoy son víctimas de un modelo de neocolonización de sus territorios.
Este modelo, manifestó Zúniga, se basa en la instalación de una serie de proyectos de generación de energía para mantener la lógica de consumo y acumulación de capital, a costa de lo que representa ese acaparamiento que es la violación a los derechos fundamentales y atentados contra la vida.
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Por lo que cuestionó: “Energía ¿Para el bien de la sociedad o para la destrucción capitalista?”. Dejando claro que no basta con una transición energética si de la mano no se discute el modelo económico, social y cultural que se promueve, y que tiene un costo en las vidas de quienes salvaguardan los recursos.
Este punto en particular es de suma importancia en Honduras, puesto que la promoción e instalación de energía, mercadeada a la ciudadanía como renovable, ha tenido un alto costo en las vidas de los defensores ambientales y del territorio en el país, entre ellas Berta Cáceres.
La lideresa Lenca, asesinada el 2 de marzo de 2016, se opuso a la imposición del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca en el río Gualcarque, en el occidental departamento de Intibucá, Honduras
Sin embargo, pese a numerosas denuncias de irregularidades denunciadas por Cáceres, el Ministerio Público nunca actuó y no fue hasta que se llevó el caso Fraude sobre el Gualcarque a juicio, cuando se conoció que el proyecto no era viable y pese a esto fue implantado en contra de la voluntad de la población indígena.
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Por su parte, la Marcha Mundial por las Mujeres (MMM) en el inicio de la COP27, denunció que los países que más han contribuido al cambio climático están más enfocados en estigmatizar a las víctimas de sus emisiones y etiquetarlas como “amenazas” que en solventar la problemática.
El movimiento internacional feminista cuestionó el impacto que tiene la industria militar y las guerras en la destrucción masiva de la ecología del planeta. Pese a esto, los países que lideran la producción y consumo de emisiones de sus ejércitos, prefieren abordar la crisis climática como una amenaza para la seguridad nacional de sus países.
