Por: Tomy Morales
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San Salvador.- Una de las paradas de la Caravana por la Paz, la Vida y la Justicia, fue el parque Cuscatlán donde se encuentra el monumento de personas asesinadas y desaparecidas en tiempo de la guerra civil salvadoreña.
En él están los nombres que han logrado registrar y 192 masacres de salvadoreñas y salvadoreños, mujeres, niños, jóvenes y hombres que el ejército salvadoreño de ese entonces ejecutaba contra la población.
En los alrededores, el monumento se ha convertido en un parte que sirve de distracción a las personas, se ven niños jugando, puestos de ventas de comida y parejas jóvenes declarándose su amor, la gran mayoría de ellas no tienen ni idea del gran significado histórico que tiene ese muro con aproximadamente 30 mil nombres de gente que en algún momento de sus vidas soñaron quizás con la libertad y otros simplemente no pudieron esquivar las lluvias de balas que salían de las ametralladoras.
La familia Cuellar va a leer los nombres del muro cada dos meses y el padre Elmer Cuellar trata de inculcarles a su hija de 22 y su hijo de 8 años que la historia del país no debe ser olvidada.
Elmer Cuellar dijo que “lo que sé es que en el muro están todos los nombres de las personas que desaparecieron en el tiempo de las conquistas que tuvo el país”.
El salvadoreño consideró que es importante que la población sepa la historia que se escribió con sangre y que en su caso le enseñó a su familia.
“Hay que enseñarle al pueblo en las escuelas, los colegios, el gobierno debería de preocuparse en enseñar la historia, venimos a ver tanto nombre que se siente como raro saber que hay tantas personas que desaparecieron”, expresó el visitante.
Por su parte Esmeralda Bonilla de 22 años estudiante de arquitectura de una universidad privada, visitó el muro y observo que existieron personas con sus mismos apellidos y “pienso que quizás han sido familia de nuestros antepasados”.
Bonilla contó que “en la universidad (omitió el nombre porque es privada) se dan casos que se suicidan por usar drogas, a los jóvenes los están asesinando, lo de la droga casi no se ve mucho, pero la violencia sí, no como en otros países que se sabe que hay tráfico de drogas, aquí a las quinientas se ve que atrapan a un vendedor”.
Las drogas son malas para la salud, ocasiona la desintegración de la familia, problemas psicológicos, con compañeros hay bastantes problemas, entre sus amigos quizás utilizan drogas pero no se atreven a decirlo, indicó la joven.
Museo de los niños
Mientras que al lado opuesto del monumento de los desaparecidos funciona el “museo de los niños” que contrasta el dolor del registro de sangre del muro con las risas de las y los niños que visitan ese lugar.
Según Marta Aguilón supervisora del personal de técnicas educativas el museo fue creado el 28 octubre de 1999, surge como respuesta al conflicto armado que vivió el país, es un espacio para la niñez salvadoreña donde se aprende jugando, es un lugar de entretenimiento y un espacio familiar.
Hay diferentes áreas como ciencia y tecnología, un planetario, medio ambiente, la salud, la futura y diferentes ámbitos, son 31 exhibiciones lúdicas que pueden aprender a través del juego. El museo se sostiene con donaciones de organizaciones.