“Hay pueblos que saben a desdicha.
Se les conoce con sorber un poco de aire viejo y entumido,
pobre y flaco como todo lo viejo.”
Pedro Páramo.
Por: Pedro Morazán
El pasado 1 de octubre la científica de 61 años Claudia Sheinbaum tomó posesión de la Presidencia de México, después de haber logrado el 60 % de los votos en las elecciones presidenciales que tuvieron lugar en Junio de 2024. Con su triunfo Sheinbaum se convierte en la primera mujer en asumir la presidencia en la historia de México. En su discurso de toma de posesión la nueva presidenta hizo hincapié en que para este gigante latinoamericano “es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres”. El Movimiento Regeneración Nacional (Morena), fundado por Presidente saliente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hace una década, se consolidó con este triunfo, como la fuerza política más importante de México. ¿Cuáles serán los desafíos más importantes de Claudia Sheinbaum en Centroamérica?
La tradición política de Sheinbaum
El proceso iniciado por Morena se conoce como la “Cuarta Transformación” (4T), una autodefinición que no deja de ser ambiciosa. Se parte de que la primera transformación tuvo lugar con la independencia de México en 1821; la segunda, con la Guerra de Reforma durante el siglo XIX; y la tercera, con la Revolución Mexicana, que tuvo lugar entre 1910 y 1920 y que condujo al surgimiento del otrora todopoderoso Partido Revolucionario Institucional en 1928. Tanto López Obrador, fundador de Morena (2014) como Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática, PRD (1989), nacieron políticamente en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sheinbaum, por el contrario, no comparte dicho pasado político. A criterio de muchos observadores, esto puede ser un factor positivo en el estilo de la nueva gobernante.
Con una población de casi 130 millones de habitantes, una rica historia cultural y una geografía favorable, México es una de las economías más prometedoras a nivel mundial. Ha llegado ha posicionarse entre las quince economías más grandes del mundo y es la segunda en América Latina. La nueva presidenta de México hereda una situación económica relativamente estable que podría confrontar, sin embargo, serios desafíos. México cuenta actualmente con mejores condiciones salariales producto de las reformas iniciadas en el sexenio pasado. Por medio de una serie de programas sociales se logró reducir sustancialmente la pobreza multidimensional del 43.9% en 2020 al 36.3% en 2022, según datos del Banco Mundial, sacando a 8.8 millones de personas de la pobreza.
Economía y transformación
Si la comparamos con Argentina, la economía mexicana ha logrado navegar tranquilamente en el contexto mundial de policrisis de los últimos cinco años. A pesar de la estabilidad macroeconómica, no son pocos los expertos que afirman que México no ha sabido aprovechar plenamente sus ventajas comparativas provenientes de su vecindad con los Estados Unidos. Las tasas de crecimiento anual de los últimos 20 años no superan las tasas de crecimiento poblacional. Durante las últimas tres décadas, México ha mostrado un desempeño inferior al esperado en términos de crecimiento, inclusión y reducción de la pobreza en comparación con países similares, afirma el Banco Mundial. Entre 1980 y 2022, la economía creció en promedio un poco más del 2% anual. México no es pues, un “tigre asiático”. Recién en los últimos meses el país ha comenzado a beneficiarse del llamado “nearshoring”, como estrategia de traspasar eslabones de la cadena de valor a empresas ubicadas en destinos cercanos. El «nearshoring» es estimulado por la rivalidad de la economía norteamericana con China. Sin embargo, para aprovechar plenamente su potencial es necesario enfrentar desafíos de larga data, como la baja productividad el narcotráfico y las altas desigualdades.
Como bien se sabe, Claudia Sheinbaum tiene una mayor orientación ecológica que su predecesor, quien se destaco por darle a la empresa estatal petrolera Pemex el subsidio mas grande de la historia por un monto de unos mil millones de dólares. AMLO fue un presidente extractivista y el futuro de Pemex como la empresa petrolera más endeudada del mundo será muy incierto. Al contrario de Argentina o Brasil, la política fiscal mexicana tiene un sólido historial estabilidad y de mantenimiento de una deuda pública baja. El subsidio mencionado le deja muy poco espacio fiscal a Sheinbaum para impulsar las reformas propuestas en la cuarta transformación en áreas que mejoran la productividad, como la educación, la infraestructura, las transiciones digital y ecológica, y la lucha contra la corrupción y el narcotráfico.
Para aprovechar al máximo el nearshoring Sheinbaum tendrá que apostarle a las energías renovables. México cuenta con abundantes recursos de energías renovables que podrían convertirse en ventajas comparativas adicionales en un contexto en el que la actividad manufacturera mundial busca, cada vez más, descarbonizar sus procesos de producción. Tocará superar la incertidumbre regulatoria que existe para la generación privada de energías renovables. El suministro de agua potable para muchas regiones del país, incluyendo la capital federal es un desafío de dimensiones gigantescas. La misma presidenta reconoce que la gobernanza del agua está muy fragmentada, lo que dificulta la coordinación de políticas y la rendición de cuentas.
Política exterior
No sería muy atrevido afirmar que los Estados Unidos son la variable externa determinante en la política exterior mexicana. Con la anexión de enormes territorios en el pasado, para el imaginario mexicano los Estados Unidos son, por lo tanto, oportunidad y amenaza. Para la política exterior mexicana mantener relaciones de amistad con gobiernos vecinos en su frontera sur y en el Caribe es, por ello, de vital importancia. Para solo mencionar dos aspectos relevantes del pasado, recordemos el rechazo de México al embargo económico de Cuba y el impulso del llamado proceso de Contadora que condujo a la superación de los conflictos militares en Centroamérica, en la década de los 80 del siglo pasado. A nivel geográfico, México anhela por ello mantener una relación estable de largo plazo con el Coloso del Norte asegurando la estabilidad en Mesoamérica y el Caribe. Es por ello que la política exterior mexicana se orienta a asumir compromisos económicos y diplomáticos con los Estados Unidos, manteniendo su independencia política.
A pesar de las apariencias, el gobierno de AMLO mantuvo un inédito acercamiento a los Estados Unidos en casi todos los retos importantes de los últimos seis años, que contrastaba fuertemente con su retórica antiimperialista. En el conflicto de los Estados Unidos con China, el gobierno de Morena vio las enormes ventajas que significaría apoyar a los Estados Unidos rechazando los avances del dragón asiático. Las inversiones norteamericanas en México han aumentado enormemente. Por otro lado, México fue de las pocas potencias emergentes que condenó abiertamente la invasión rusa a Ucrania en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En ambas decisiones soberanas se puede identificar la coherencia con los intereses nacionales concretos, por encima de quimeras ideológicas. Estas lecciones no dejan de tener relevancia para muchos gobiernos del continente.
En lo referente al narcotráfico la cooperación entre los dos países parece menos exitosa. Existen pruebas de que el Estado mexicano ha sido infiltrado por los cárteles de la droga desde hace mucho tiempo. Al parecer los carteles están presentes desde los niveles más bajos hasta las altas esferas del gobierno. Sobornan a la policía, manipulan alcaldes, reclutan a altos funcionarios y dominan amplias zonas del país. Un ejemplo de ésto es Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México, quien fuera declarado culpable el año pasado por un caso de corrupción, en el que García Luna había aceptado millones de dólares en sobornos de los violentos cárteles de la droga a los que debía perseguir. El general Salvador Cienfuegos Zepeda, quien fungió de 2012 a 2018 como secretario de la Defensa Nacional de México es otro ejemplo prominente. Como bien se sabe, la estrategia de la DEA, como protagonista de una guerra contra las drogas considerada inútil y sangrienta, no parece haber sido coronada con el éxito en México.
Para los gobiernos centroamericanos será muy importante comprender esta realidad a la hora de definir la cooperación con el gobierno de Claudia Sheinbaum. Las diferencias de enfoque en entre México y los Estados Unidos en torno a ciertos problemas como el mencionado embargo económico a Cuba, se mantendrán muy probablemente. Sin embargo existen desafíos comunes mucho más relevantes para ambos países. En vista de ello es muy probable que se mantenga la exitosa cooperación en problemas tales como la migración, el narcotráfico, la seguridad fronteriza, el cambio climático, entre otros. Parece indudable que los dividendos de la estrecha cooperación con los Estados Unidos, promovida por AMLO, han sido enormes para México.
En este contexto vale la pena mencionar el “Plan de Desarrollo Integral Sur de México-Centroamérica” (PDI) consistente en un conjunto de 30 recomendaciones que tienen como base acelerar el crecimiento económico y mejorar sustancialmente la distribución del ingreso en esos países. El gobierno de AMLO propuso el PDI para evitar el paso de migrantes centroamericanos de México a Estados Unidos. “Entre los objetivos diferenciadores del PDI está el crear un espacio de desarrollo sostenible y una nueva región económica entre El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur-sureste de México que eleve el bienestar de las poblaciones y permita que la migración sea una opción y no una obligación impuesta por las privaciones y las carencias», explicaba en su momento Alicia Bárcena, Secretaria de Relaciones Exteriores del gobierno de AMLO.
La Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), es un instrumento de importante de la política exterior con los países centroamericanos que, muy probablemente, aumentará sus actividades en Centroamérica con el nuevo gobierno. En la Cumbre de Palenque, (“Encuentro por una vecindad fraterna y con bienestar”), de octubre de 2023, estuvieron presentes representantes de una decena de países de la región, incluido Nicolás Maduro presidente de Venezuela, país con el mayor número de migrantes en la región. Más de seis millones de venezolanos huyeron de la dictadura a agosto de 2024. La migración venezolana a México ha aumentado aceleradamente en los últimos tres años llegando a la cifra aproximada de 400 mil en 2024. La pobreza y la represión son las principales causas de expulsión migratoria en Venezuela. Al igual que Brasil, México no reconoce el pretendido triunfo de Nicolás Maduro en las últimas elecciones presidenciales. Sin embargo la postura de México en torno a las causas de la migración en Venezuela es muy ambivalente y, en mi opinión, muy poco congruente con el espíritu del PDI.
La palabra central de la agenda política de la cuarta transformación es “humanismo”. Para los gobiernos centroamericanos existen ventanas de oportunidades que será necesario abordar. La región necesita reactivar la agenda del PDI en iniciativas que van desde la agricultura sostenible hasta la energía renovable, Sheinbaum puede abordar desafíos compartidos inducidos por el clima, como inundaciones, sequías y creciente escasez de agua. A mi parecer, se podría buscar un diálogo con Sheinbaum para acelerar la integración económica regional al promover mecanismos que permitan a los países centroamericanos unirse al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Esta inclusión crearía empleos en toda la región, pero también abordaría las causas fundamentales de la migración, al mejorar las economías locales. Esto permitiría asumir la política exterior con mayor realismo logrando que los beneficios del nearshoring se extiendan a Centroamérica.