Alianzas y elecciones

“Luis Zelaya y su infierno ambulante”

Por: Erick Tejada
La convención del Partido Liberal llevada a cabo el domingo pasado 7 de Mayo, ha traído diversas reacciones entre la opinión pública nacional y la gente en general. Entre los aspectos más comentados ha sido justamente el hecho de que el Presidenciable Liberal haya pedido perdón por la participación de dicho instituto político en el Golpe de Estado de Junio del 2009 perpetrado contra la administración de Manuel Zelaya Rosales.
Lo curioso del caso es que su jefe de campaña, José Alfredo Saavedra, fue pieza clave y uno de los rostros más visibles de la escalada golpista, y, en las planillas del Partido Liberal, figuran aún cómplices convencidos de haber “salvado a la democracia” aquel funesto domingo de Junio. Hay algo que no termina de calzar en el discurso del ex rector y en sus acciones, da la impresión que el impulso que le dio el privilegio de la novedad paulatinamente se va desvaneciendo ante lo que parece una tibia lucha contra los caciques de un instituto político que a todas luces ha hecho cogobierno con el Orlandismo y sus adalides.
¿Qué tanta independencia tiene Luis Zelaya? ¿Es su novel liderazgo capaz de desarticular la estrecha alianza entre un sector de la cúpula liberal, sus diputados en el Congreso Nacional y las aspiraciones reeleccionistas del actual Presidente? Hasta un niño o una niña puede descifrar que ese discurso de “me uno a la alianza sólo si yo la lidero”, es una forma poco elegante de decirle que NO a dicha alianza que vienen articulando  desde hace varios meses el PINU, el PAC y el Partido LIBRE. El único sustento de Don Luis y su camarilla para pretender-falsamente a mi juicio- liderar  la alianza, son sus casi 700 mil votos que según el TSE obtuvo el Partido Liberal en las elecciones primarias de Marzo de este año (El Heraldo, 2017). Dicho dato deja un inmenso halo de incertidumbre debido a las penosas situaciones que han ocurrido típicamente en Honduras en los últimos procesos electorales y que, sinceramente, dejan poco margen a la confianza en dichos resultados emitidos por el ente oficial.
 Algunas de las propuestas que ventiló el ex rector en la convención del domingo, ya fueron planteadas por la alianza opositora, como ser: derogación del impuesto del 1.5%, derogación de la Ley de secretos, reducción del aparato estatal y transparencia en el manejo de los recursos públicos. La pregunta que se desprende, ante supuestamente un Partido político de oposición, que tiene prácticamente el mismo plan de Gobierno que ha consensuado la alianza, es: ¿Por qué Don Luis no depone su extraño empecinamiento en ser el candidato de la alianza (como lo hicieron el resto de los candidatos de la misma) si en teoría hay objetivos comunes muy similares? ¿Es realmente- ante esta perturbadora negativa a integrar la alianza- el Partido Liberal una institución de oposición, o, la llegada de Luis Zelaya a la candidatura en realidad fue una triste y leve ilusión de renovación de una entidad política sumida en una profunda crisis de credibilidad? Yuri Sabas, Christian Santamaría, Marlon Lara, Darío Banegas, Saavedra y otros siniestros personajes que le entregaron desde el Congreso Nacional  las endebles instituciones estatales  a Juan Orlando Hernández y su zalamero grupúsculo, figuran en las planillas del Partido Liberal nuevamente; además, integra dichas planillas, Elvin Santos, cuya constructora, presuntamente se ha beneficiado de jugosos contratos durante la larga noche Orlandista. 
Mi conclusión es que Luis Zelaya y los caudillos que aún mueven los hilos sobre el Partido Liberal jamás buscaron una alianza con la real oposición. La figura del ex rector obedece quizás a una estrategia de mermar el caudal político de la alianza y de revivir el bipartidismo a toda costa (como lo dijo Salvador Nasralla hace poco: “han tratado de instalar en la psique del hondureño, que el Partido Liberal es la segunda fuerza política del país”(Hoy mismo,2017). Cuando salió electo en las primarias (Luis Zelaya), los principales medios de comunicación salieron a cubrir su sede, desfiló por todos los foros de opinión y  la revista “Hablemos Claro” colocó en gigantescas letras como titular: “El bipartidismo está más vivo que nunca”. El sistema y sus sostenedores parecen añorar al voraz fantasma del bipartidismo, necesitan que el esquema político nacional vuelva a ser binario, dicotómico, que vuela a seguir los mismos patrones de sus referentes del Norte. 
Cuando pienso en Luis Zelaya, me acuerdo de Mefistófeles- aquel legendario personaje de la obra literaria de Goethe “Fausto”-. Mefistófeles, en dicha obra, caminaba a su lado, o se movía con una especie de infierno ambulante a su alrededor; en torno a Don Luis, también orbita y palpita una especie de infierno ambulante, cuyas sombras y tinieblas políticas llevan apellidos como Sabas, Banegas, Micheletti, Flores Facusse, Lara y otras implacables denominaciones. Las bases liberales tendrán una dura decisión en Noviembre, sumarse a un genuino proyecto político de oposición, o, arder entre las aciagas llamas del ostracismo político en el seno del temible infierno ambulante y su portador. 
Erick Tejada Carbajal.
Ciudad de México, 9 de Mayo del 2017
  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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Un comentario

  1. Me llega ese articulo, objetivo, mesurado, respetuoso y sobre todo muy realista, allá de aquel que no logre entender esa triste realidad en el partido leberal